A pesar de la bonanza del carbón que ha tenido esta zona desde hace muchos años, los recursos no han alcanzado para brindar el suficiente acceso a vías terciarias que permitan a los campesinos sacar sus cosechas.
Seguramente cuando salga esta columna estaré desconectado de redes y aislado de la conectividad que se tiene en los centros urbanos, ya que estaré inmerso en la parte alta de la serranía del Perijá, en inmediaciones limítrofes entre los municipios de Becerril y La Jagua de Ibirico, que recientemente se ha venido observando sus bondades como escenario de ecoturismo por la Alcaldía de La Jagua de Ibirico y el diario EL PILÓN.
Quisiera escribir y enviar esta opinión desde la sierra alrededor de los 2.000 msnm, inspirarme en los paisajes y experiencias, pero lamentablemente no hay acceso a internet en la zona, ni siquiera llega internet a la escuela de la vereda, donde los estudiantes vivieron gran parte de la pandemia sin sus docentes y desconectados de la vida académica, mientras nuestros gobernantes aprovecharon esas dificultades comunes en muchas regiones del país para plantear proyectos que supuestamente llevarían conexión a estos centros educativos.
Sin embargo, ya conocemos el desenlace de esa historia, con los contratos de conectividad del Mintic y aquellos actos de corrupción, que aún tienen sin conectividad a gran parte de estas regiones vulnerables del país.
Tampoco es sencillo bajar lo suficiente hasta llegar a donde se perciba alguna muestra de señal débil, ya que el acceso en las vías es escaso, por lo que esos traslados implican largas travesías.
A pesar de la bonanza del carbón que ha tenido esta zona desde hace muchos años, los recursos no han alcanzado para brindar el suficiente acceso a vías terciarias que permitan a los campesinos sacar sus cosechas.
Llevo algo más de tres años visitando estas tierras, alternando mis vacaciones para contemplar la riqueza natural de esta región, que ha sido un paraíso olvidado y descuidado, donde se vivieron las consecuencias de la violencia del conflicto armado del país.
Gracias a los programas de reconciliación se ha brindado esperanza a sus pobladores a través de diversos proyectos productivos y turísticos.
La serranía del Perijá es la última extensión de la cordillera oriental de los Andes en Colombia, cubre los departamentos de Norte de Santander, Cesar y Guajira, que a su vez limita con el estado de zulia en Venezuela. En el Cesar ocupa parte importante de los municipios del departamento con una extensa área de bosque seco tropical.
Recientemente se ha venido descubriendo su potencial como región ecoturística del departamento por su biodiversidad en fauna y flora, con una variedad de especies endémicas y por sus fuentes hídricas, principalmente a través de bellas cascadas, como las hemos apreciado desde las páginas de este diario.
Además, su amplitud en pisos térmicos permite ser la despensa agrícola del departamento de manera sostenible.
Todavía falta mucho por descubrir, valorar y potenciar, por eso es de gran importancia generar alianzas entre los municipios pertenecientes a esta región apoyados por el departamento y la nación, donde sus culturas presentan gran similitud, incluso sus pobladores mantienen constante movimiento en diversos proyectos productivos perteneciente a los diferentes municipios de la zona.
Pero por motivos de esa divergencia territorial y política se pierde la oportunidad de gestionar importantes recursos que favorezcan a toda esta región, al departamento y a sus habitantes.
Por: Jesús Morales
A pesar de la bonanza del carbón que ha tenido esta zona desde hace muchos años, los recursos no han alcanzado para brindar el suficiente acceso a vías terciarias que permitan a los campesinos sacar sus cosechas.
Seguramente cuando salga esta columna estaré desconectado de redes y aislado de la conectividad que se tiene en los centros urbanos, ya que estaré inmerso en la parte alta de la serranía del Perijá, en inmediaciones limítrofes entre los municipios de Becerril y La Jagua de Ibirico, que recientemente se ha venido observando sus bondades como escenario de ecoturismo por la Alcaldía de La Jagua de Ibirico y el diario EL PILÓN.
Quisiera escribir y enviar esta opinión desde la sierra alrededor de los 2.000 msnm, inspirarme en los paisajes y experiencias, pero lamentablemente no hay acceso a internet en la zona, ni siquiera llega internet a la escuela de la vereda, donde los estudiantes vivieron gran parte de la pandemia sin sus docentes y desconectados de la vida académica, mientras nuestros gobernantes aprovecharon esas dificultades comunes en muchas regiones del país para plantear proyectos que supuestamente llevarían conexión a estos centros educativos.
Sin embargo, ya conocemos el desenlace de esa historia, con los contratos de conectividad del Mintic y aquellos actos de corrupción, que aún tienen sin conectividad a gran parte de estas regiones vulnerables del país.
Tampoco es sencillo bajar lo suficiente hasta llegar a donde se perciba alguna muestra de señal débil, ya que el acceso en las vías es escaso, por lo que esos traslados implican largas travesías.
A pesar de la bonanza del carbón que ha tenido esta zona desde hace muchos años, los recursos no han alcanzado para brindar el suficiente acceso a vías terciarias que permitan a los campesinos sacar sus cosechas.
Llevo algo más de tres años visitando estas tierras, alternando mis vacaciones para contemplar la riqueza natural de esta región, que ha sido un paraíso olvidado y descuidado, donde se vivieron las consecuencias de la violencia del conflicto armado del país.
Gracias a los programas de reconciliación se ha brindado esperanza a sus pobladores a través de diversos proyectos productivos y turísticos.
La serranía del Perijá es la última extensión de la cordillera oriental de los Andes en Colombia, cubre los departamentos de Norte de Santander, Cesar y Guajira, que a su vez limita con el estado de zulia en Venezuela. En el Cesar ocupa parte importante de los municipios del departamento con una extensa área de bosque seco tropical.
Recientemente se ha venido descubriendo su potencial como región ecoturística del departamento por su biodiversidad en fauna y flora, con una variedad de especies endémicas y por sus fuentes hídricas, principalmente a través de bellas cascadas, como las hemos apreciado desde las páginas de este diario.
Además, su amplitud en pisos térmicos permite ser la despensa agrícola del departamento de manera sostenible.
Todavía falta mucho por descubrir, valorar y potenciar, por eso es de gran importancia generar alianzas entre los municipios pertenecientes a esta región apoyados por el departamento y la nación, donde sus culturas presentan gran similitud, incluso sus pobladores mantienen constante movimiento en diversos proyectos productivos perteneciente a los diferentes municipios de la zona.
Pero por motivos de esa divergencia territorial y política se pierde la oportunidad de gestionar importantes recursos que favorezcan a toda esta región, al departamento y a sus habitantes.
Por: Jesús Morales