Cuando uno ve y escucha la información que ofrecen los medios audiovisuales, enemigos de que en el país se produzcan cambios, queda convencido de que Petro es un desastre como gobernante. La posverdad es el mayor flagelo que sufre la humanidad; este perverso método de esclavizar a una población está definido como “la distorsión deliberada […]
Cuando uno ve y escucha la información que ofrecen los medios audiovisuales, enemigos de que en el país se produzcan cambios, queda convencido de que Petro es un desastre como gobernante. La posverdad es el mayor flagelo que sufre la humanidad; este perverso método de esclavizar a una población está definido como “la distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.
Incluso, puede incidir en el crimen. Los demagogos son maestros de la posverdad. El oyente común, ese que no dispone de suficiente información, queda convencido de que lo que ve y escucha es la verdad revelada y luego replica toda esa enseñanza. Cuando muchos escuchan lo que describen representantes de los gremios económicos y financieros, algunos congresistas, políticos adversos y periodistas sujetos al bozal de pan, queda convencido; pero, en cambio, para los que disponemos de información emitida por los organismos nacionales e internacionales, que analizamos los fenómenos con pensamiento crítico, no nos pueden meter los dedos en la boca y nos ruborizamos de oír tanta falacia.
Por fortuna, las redes sociales nos brindan información de contraste y creíble; se ha dicho que el mundo es una aldea. Hasta el idioma se está afectando, ya los significados universales de ciertos términos y expresiones están cambiando y un nuevo y oscuro lenguaje se abre camino, la lectura de la realidad es engañosa, la manipulación idiomática es total. Ahora al victimario le llaman víctima, el genocida es un apóstol, al honesto le denominan corrupto, contradecir es odiar. Fingen ignorar que la contradicción es la fuente de la vida. Y así como es más fácil predicar la fe que hacer ciencia, la mentira tiene más audiencia que la verdad. Ya no provoca leer periódicos y revistas, ni escuchar noticias, ni leer a muchos columnistas porque abruman con un falaz información y formación.
Es inexplicable cómo el gobierno no tenga un ente público de contrastación, que haga pedagogía e ilustración sobre lo que realmente ocurre en el país y lo qué está haciendo este gobierno para compararlo con las realizaciones de los anteriores. Muchos dicen que el país está en barrena, que no crece; pero como va a crecer un país cuyas empresas públicas fueron subastadas, las privadas quebraron con los tratados de libre comercio. Alemania y Francia, top tres y siete de la economía mundial, no superan a Colombia en crecimiento. La inversión privada colombiana en el sector rea no existe y si este no existe, no es posible crecer.
No se crece con el sector extractivo, solo la industria, la agroindustria y el turismo ayudan a crecer a Colombia; en el último trimestre la agricultura creció 9.5%, tasa no vista en muchos años; el turismo está creciendo, Colombia es el primer destino turístico para los EE y España; el prestigio internacional crece. Según la mirada de la oposición, lo que está sucediendo en la UNGDR, en las cárceles y en la seguridad general del país, hasta el cambio climático, es culpa de este gobierno; parece como si la república hubiese comenzado ayer. Lo que pasa es que solo ahora se siente la hediondez de todo lo que estaba enterrado y que este gobierno está exhumando.
En la medida en que el presidente ponga en las posiciones claves a su gente de confianza, los muertos seguirán apareciendo. Lo que están revelando los nuevos directores de la UNGDS y del DPS, nos indican que este país no ha tenido dolientes, que lo han venido atracando inmisericordemente, que nuestros llamados dirigentes viven del Estado porque nada saben hacer, no crean empleo, son piratas “de bien”. Estos son los verdaderos vagos, no los pobres de siempre como los llama M.F. Cabal. La Nación toda tiene que acostumbrarse a que vencer la inercia no es fácil, es una virtud y se necesita aplicarle una fuerza para superar el rozamiento, el cambio es vida.
Luis Napoleón de Armas P.
Cuando uno ve y escucha la información que ofrecen los medios audiovisuales, enemigos de que en el país se produzcan cambios, queda convencido de que Petro es un desastre como gobernante. La posverdad es el mayor flagelo que sufre la humanidad; este perverso método de esclavizar a una población está definido como “la distorsión deliberada […]
Cuando uno ve y escucha la información que ofrecen los medios audiovisuales, enemigos de que en el país se produzcan cambios, queda convencido de que Petro es un desastre como gobernante. La posverdad es el mayor flagelo que sufre la humanidad; este perverso método de esclavizar a una población está definido como “la distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.
Incluso, puede incidir en el crimen. Los demagogos son maestros de la posverdad. El oyente común, ese que no dispone de suficiente información, queda convencido de que lo que ve y escucha es la verdad revelada y luego replica toda esa enseñanza. Cuando muchos escuchan lo que describen representantes de los gremios económicos y financieros, algunos congresistas, políticos adversos y periodistas sujetos al bozal de pan, queda convencido; pero, en cambio, para los que disponemos de información emitida por los organismos nacionales e internacionales, que analizamos los fenómenos con pensamiento crítico, no nos pueden meter los dedos en la boca y nos ruborizamos de oír tanta falacia.
Por fortuna, las redes sociales nos brindan información de contraste y creíble; se ha dicho que el mundo es una aldea. Hasta el idioma se está afectando, ya los significados universales de ciertos términos y expresiones están cambiando y un nuevo y oscuro lenguaje se abre camino, la lectura de la realidad es engañosa, la manipulación idiomática es total. Ahora al victimario le llaman víctima, el genocida es un apóstol, al honesto le denominan corrupto, contradecir es odiar. Fingen ignorar que la contradicción es la fuente de la vida. Y así como es más fácil predicar la fe que hacer ciencia, la mentira tiene más audiencia que la verdad. Ya no provoca leer periódicos y revistas, ni escuchar noticias, ni leer a muchos columnistas porque abruman con un falaz información y formación.
Es inexplicable cómo el gobierno no tenga un ente público de contrastación, que haga pedagogía e ilustración sobre lo que realmente ocurre en el país y lo qué está haciendo este gobierno para compararlo con las realizaciones de los anteriores. Muchos dicen que el país está en barrena, que no crece; pero como va a crecer un país cuyas empresas públicas fueron subastadas, las privadas quebraron con los tratados de libre comercio. Alemania y Francia, top tres y siete de la economía mundial, no superan a Colombia en crecimiento. La inversión privada colombiana en el sector rea no existe y si este no existe, no es posible crecer.
No se crece con el sector extractivo, solo la industria, la agroindustria y el turismo ayudan a crecer a Colombia; en el último trimestre la agricultura creció 9.5%, tasa no vista en muchos años; el turismo está creciendo, Colombia es el primer destino turístico para los EE y España; el prestigio internacional crece. Según la mirada de la oposición, lo que está sucediendo en la UNGDR, en las cárceles y en la seguridad general del país, hasta el cambio climático, es culpa de este gobierno; parece como si la república hubiese comenzado ayer. Lo que pasa es que solo ahora se siente la hediondez de todo lo que estaba enterrado y que este gobierno está exhumando.
En la medida en que el presidente ponga en las posiciones claves a su gente de confianza, los muertos seguirán apareciendo. Lo que están revelando los nuevos directores de la UNGDS y del DPS, nos indican que este país no ha tenido dolientes, que lo han venido atracando inmisericordemente, que nuestros llamados dirigentes viven del Estado porque nada saben hacer, no crean empleo, son piratas “de bien”. Estos son los verdaderos vagos, no los pobres de siempre como los llama M.F. Cabal. La Nación toda tiene que acostumbrarse a que vencer la inercia no es fácil, es una virtud y se necesita aplicarle una fuerza para superar el rozamiento, el cambio es vida.
Luis Napoleón de Armas P.