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Columnista - 8 agosto, 2020

La obra civil del Parque de la Leyenda Vallenata

Que en el contexto de la ingeniería, se le llame obra civil a toda infraestructura destinada al uso colectivo o público, corresponde a un concepto conocido. Que en la realidad del país muchas obras civiles financiadas con recursos públicos queden inconclusas, es un asunto que aunque lamentable ha terminado siendo cotidiano; incluso, muchas de las […]

Que en el contexto de la ingeniería, se le llame obra civil a toda infraestructura destinada al uso colectivo o público, corresponde a un concepto conocido. Que en la realidad del país muchas obras civiles financiadas con recursos públicos queden inconclusas, es un asunto que aunque lamentable ha terminado siendo cotidiano; incluso, muchas de las obras civiles que se concluyen, terminan prestando poca o ninguna utilidad pública, algunas otras han sido objeto de innumerables adiciones en valor y prórrogas en tiempo y, muchas más además de estar precedidas de una ausencia total o parcial de planeación, evidencian mala calidad de la obra y sobrecostos.    

En días pasadosse cumplían 80 años del nacimiento de Consuelo Araújo Noguera, y a propósito de obras civiles y de recursos de la Nación asignados para la ejecución de las mismas en Valledupar, el ‘Parque de la Leyenda Vallenata’ concebido como concepto y obra por ella, debe ser entendido como una obra civil sobre la cual la alcaldía de Valledupar debe prestar atención en cuanto a su protección, conservación y mantenimiento. ¿Cuántas obras civiles iguales o parecidas se encuentran en otras ciudades del país?

No pretendo entrar en detalles sobre la transferencia del inmueble como “aporte” que hizo el Municipio de Valledupar, donde hoy está construida la obra civil; me refiero es a la construcción del Parque de la Leyenda Vallenata, es decir la obligación de construcción del parque en el referido lote.  Cabe resaltar que nunca hubo desistimiento del interés de desarrollar la obra enunciada, sino todo lo contrario, se desarrolló con diligencia y sin sobrecostos.  Tampoco estoy haciendo referencia a la devolución del inmueble al Municipio de Valledupar.

Hago referencia a los recursos públicos aportados para la correcta ejecución de la obra en suma total de $6.673.646.850 (provenientes de un Contrato de aporte de 2001, por $4.411.613.250; y de un Contrato de aporte de 2002, por $2.262.033.600), producto de los recursos suministrados por la Comisión Nacional de Regalías mediante Convenios Interadministrativos suscritos con el Municipio de Valledupar en el año 2001.  Contratos que no tienen relación directa y única con la transferencia del lote de terreno; contratos para la eficiente construcción del parque. Además, a los $1.964.518.808 recursos invertidos de manera directa por el Ministerio de Cultura y/o FONADE (2004).

La trazabilidad de los documentos indica que Consuelo Araújo Noguera desde noviembre de 1998 empezó a ver como una realidad esta obra civil; en años posteriores se dieron las contrataciones para la construcción del Parque de la Leyenda Vallenata, o para mejorarlo y adecuarlo.

Al margen de las complejidades en torno al lote sobre el cual se hizo la obra civil, la obra en sí misma en términos de ejecución, supervisión, interventoría y calidad amerita su relevancia.  En su editorial del 7 de agosto El Pilón, señala que: “En los trabajos del escenario musical la Cacica actuaba como una real interventora con el fin de que la plata rindiera al máximo”.

Los inmuebles propiedad de cualquier municipio ameritan inversiones, más allá de su protección, conservación y mantenimiento, Valledupar y el Cesar tienen en el Parque de la Leyenda Vallenata una obra civil relevante.  Seguramente este no es el momento de pensar en esos temas, pero tampoco de descuidarla.  En el natalicio de Consuelo, se destaca lo inmaterial, pero no dejemos de pensar en la importancia de lo que concibió y es palpable.

Columnista
8 agosto, 2020

La obra civil del Parque de la Leyenda Vallenata

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Antonio Soto Murgas

Que en el contexto de la ingeniería, se le llame obra civil a toda infraestructura destinada al uso colectivo o público, corresponde a un concepto conocido. Que en la realidad del país muchas obras civiles financiadas con recursos públicos queden inconclusas, es un asunto que aunque lamentable ha terminado siendo cotidiano; incluso, muchas de las […]


Que en el contexto de la ingeniería, se le llame obra civil a toda infraestructura destinada al uso colectivo o público, corresponde a un concepto conocido. Que en la realidad del país muchas obras civiles financiadas con recursos públicos queden inconclusas, es un asunto que aunque lamentable ha terminado siendo cotidiano; incluso, muchas de las obras civiles que se concluyen, terminan prestando poca o ninguna utilidad pública, algunas otras han sido objeto de innumerables adiciones en valor y prórrogas en tiempo y, muchas más además de estar precedidas de una ausencia total o parcial de planeación, evidencian mala calidad de la obra y sobrecostos.    

En días pasadosse cumplían 80 años del nacimiento de Consuelo Araújo Noguera, y a propósito de obras civiles y de recursos de la Nación asignados para la ejecución de las mismas en Valledupar, el ‘Parque de la Leyenda Vallenata’ concebido como concepto y obra por ella, debe ser entendido como una obra civil sobre la cual la alcaldía de Valledupar debe prestar atención en cuanto a su protección, conservación y mantenimiento. ¿Cuántas obras civiles iguales o parecidas se encuentran en otras ciudades del país?

No pretendo entrar en detalles sobre la transferencia del inmueble como “aporte” que hizo el Municipio de Valledupar, donde hoy está construida la obra civil; me refiero es a la construcción del Parque de la Leyenda Vallenata, es decir la obligación de construcción del parque en el referido lote.  Cabe resaltar que nunca hubo desistimiento del interés de desarrollar la obra enunciada, sino todo lo contrario, se desarrolló con diligencia y sin sobrecostos.  Tampoco estoy haciendo referencia a la devolución del inmueble al Municipio de Valledupar.

Hago referencia a los recursos públicos aportados para la correcta ejecución de la obra en suma total de $6.673.646.850 (provenientes de un Contrato de aporte de 2001, por $4.411.613.250; y de un Contrato de aporte de 2002, por $2.262.033.600), producto de los recursos suministrados por la Comisión Nacional de Regalías mediante Convenios Interadministrativos suscritos con el Municipio de Valledupar en el año 2001.  Contratos que no tienen relación directa y única con la transferencia del lote de terreno; contratos para la eficiente construcción del parque. Además, a los $1.964.518.808 recursos invertidos de manera directa por el Ministerio de Cultura y/o FONADE (2004).

La trazabilidad de los documentos indica que Consuelo Araújo Noguera desde noviembre de 1998 empezó a ver como una realidad esta obra civil; en años posteriores se dieron las contrataciones para la construcción del Parque de la Leyenda Vallenata, o para mejorarlo y adecuarlo.

Al margen de las complejidades en torno al lote sobre el cual se hizo la obra civil, la obra en sí misma en términos de ejecución, supervisión, interventoría y calidad amerita su relevancia.  En su editorial del 7 de agosto El Pilón, señala que: “En los trabajos del escenario musical la Cacica actuaba como una real interventora con el fin de que la plata rindiera al máximo”.

Los inmuebles propiedad de cualquier municipio ameritan inversiones, más allá de su protección, conservación y mantenimiento, Valledupar y el Cesar tienen en el Parque de la Leyenda Vallenata una obra civil relevante.  Seguramente este no es el momento de pensar en esos temas, pero tampoco de descuidarla.  En el natalicio de Consuelo, se destaca lo inmaterial, pero no dejemos de pensar en la importancia de lo que concibió y es palpable.