Con solo 20 días de la puesta en servicio de la vía La Paz- Valledupar, una obra esperada por vallenatos y pacíficos durante más de cuatro décadas, se vienen presentando quejas ciudadanas por el mal uso que algunos le están dando a este tramo vial.

Las autoridades deben tomar medidas que corten de raíz los malos comportamientos observados en esa nueva vía que fue pensada, diseñada y ejecutada para traer bienestar y progreso a la región. Construcción y operación que ha contado con una eficaz y activa veeduría ciudadana.

Las acciones o medidas a tomar, por parte de las autoridades, son pertinentes y oportunas en estos momentos, si se tiene en cuenta que todavía se está a tiempo de frenar cualquier mal hábito que se esté comenzando a generar tanto en la calzada como en los entornos de esta vía que para muchos es una novedad, pero tal parece que no le dan el verdadero valor que se merece.

Son muchas las quejas ciudadanas sobre las irregularidades que se evidencian en esa nueva carretera: inseguridad, (ya hubo atracos) escenas de jóvenes haciendo el amor, exceso de velocidad, vehículos en contravía, irrespeto a las señales de tránsito, arrojo de basuras, tráfico de camiones o vehículos pesados no permitidos y aglomeración de taxis y mototaxis en zonas prohibidas (un nuevo terminalito?) , entre otras.

Esa situación amerita controles efectivos tanto viales como de orden público, como hacer la conexión vial a la sede de la Policía Meteopolitana, además de campañas que estimulen la implementación de valores cívicos.

EL PILÓN hizo un trabajo de campo que pudo evidenciar que algunas autoridades de tránsito han impuesto sanciones a infractores, pero no son suficientes, porque una vez que los agentes se retiran, generalmente en la noche, las situaciones anómalas se repiten ante la mirada de impotencia de la gente.

También se pudo corroborar que el número de agentes de tránsito y de policías que tratan de controlar la situación necesita de refuerzo y herramientas; son de las alcaldías de La Paz y Valledupar pero no vemos a la Policía de Carreteras, de orden nacional, haciendo lo que debe hacer . Los avisos de prohibición de vehículos pesados, en la glorieta de La Paz, deben ser grandes e iluminados.

Los más inquietos son los habitantes del barrio San Fernando, suroriente de la capital del Cesar, con los que hay compromisos del paso unidireccional y liviano desde La Paz y la construcción de otra calzada de ida, que el Ministro de Transporte Guillermo Reyes prometió adjudicar este mes de febrero.

Por lo pronto todo el peso de la autoridad debe sentirse y enviar así un mensaje contundente a todos los que de manera irresponsable abusan de la vía. Hay una experiencia laudable, la del Centro Histórico, que poco a poco va logrando hábitos de abstinencia en la circulación por parte de los conductores en las calles peatonales.

En el caso de la nueva carretera, como decían nuestros abuelos, más vale una advertencia a tiempo y no llorar después.