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Crónica - 15 mayo, 2020

La mujer que reza a diario por los enfermos y muertos ajenos

En una libreta nunca se había escrito el más alto número de muertos cuyos nombres no se registran, sino que pasan a mejor vida como desconocidos. Ahora las oraciones no cesan porque el peligro está latente y se hace necesario cuidarse de la mejor manera.

Norela Ferrer Martínez y sus hijos Juan Guillermo y Juan Miguel
Rincón, son los protagonistas de una interesante historia cotidiana.

FOTO/CORTESÍA.
Norela Ferrer Martínez y sus hijos Juan Guillermo y Juan Miguel Rincón, son los protagonistas de una interesante historia cotidiana. FOTO/CORTESÍA.

Ella, contrariando a la escritora Mary Daza Orozco en su libro ‘Los muertos no se cuentan así’, lo hace a su manera: se arrodilla, le añade una oración por su eterno descanso, así no sepa el nombre, le basta conocer solamente la edad y el lugar donde murió.

Lee también: Confirman 680 nuevos casos de covid-19; Colombia llega a 13.610 contagiados

La contadora se llama Norela Ferrer Martínez. Todo eso lo hace desde su casa del barrio Primero de Mayo en Valledupar, en estas horas aciagas del mundo, producto de un virus que avanza sin pedir permiso con sus tentáculos de muerte.

Cada vez que el Ministerio de Salud da a conocer las cifras en esa tarjeta de fondo azul, ella toma su libreta y apunta todo lo relacionado a este tema que es noticia diaria.

A los positivos, le añade la frase: “Dios Santo cuídanos de todo mal”. Sobre los recuperados pone su mano en el corazón y le da infinitas gracias a Dios. Enseguida llama a sus hijos y los pone al tanto para que se cuiden y no traspasen la reja de la calle. También para que le digan a sus amistades lo necesario que es quedarse en casa.

De manera minuciosa lleva las cifras exactas de Colombia y el mundo y solamente se le escucha decir: “Dios Santo, hasta dónde llegará esta epidemia del coronavirus. Dios Santo mete tu mano porque la suma de infectados aumenta de una manera que asusta”.

Te puede interesar: Video | Con maicena y licor entierran a un hombre en Distracción, La Guajira

De repente le llegan nuevas estadísticas al celular y recalca los casos confirmados, los recuperados y las muertes en Colombia y el mundo. De igual manera la cantidad de pruebas que se han hecho en Colombia para detectar la covid-19.

Se enoja porque algunos creen que esto es un juego. “Imagínese, el día de las madres parecía una parranda colectiva. Las calles llenas y la gente sin ninguna protección. Eso no es querer la vida”, musitó la contadora.

Norela es una ama de casa que le ha ido quitando tiempo a sus quehaceres diarios para asistir virtualmente a todas las misas que se le atreviesen en la televisión y en internet, principalmente las del papa Francisco, en las que además, están presente sus hijos.

Nunca antes una misa del papa Francisco, se había visto más que un partido de fútbol. El papa Francisco con sus palabras llama a seguir los pasos de Jesucristo porque estamos viviendo una verdadera tormenta”, reflexiona con un tono de voz aguda que saca del corazón.

No dejes de leer: OMS advierte que tal vez el coronavirus nunca desaparezca

Las notas de Juangui

Norela tiene en casa a dos de sus hijos, quienes atienden diferentes frentes para estar ocupados en algo. Juan Guillermo Rincón Ferrer (Juangui), se la pasa escribiendo para seguir los pasos de su papá. Mientras tanto Juan Miguel, el hijo menor, es el rey del amor porque tiene una serie de novias en el WhatsApp.

Entre las notas que escribe el hijo mayor se encuentra una donde aparece escondido en el amplio espacio amoroso que le ha traído algunos desengaños.

Desde las ventanas de mis ojos te vi distante, tan distante que era en vano gritar para parar la embestida que en ese momento le dabas al aire fuerte que merodeaba esa noche fría… Hoy que te veo aquí, y se vuelve a encender en mí un sendero de luz que por poco casi se desvanece. Sí, soy sincero, las esperanzas de que volvieras estaban agotadas, tan agotadas que le pedí a la vida como último destello de amor, que si habías decidido cambiar de rumbo, estuvieras feliz, aunque fuera en las caricias de otra alma”, inicia.

Ya que estás aquí gracias por hacerme sentir esta ambivalencia culpable de mi ahogo sentimental… Pero es más fuerte el amor, tan fuerte que los momentos de sufrimientos los considero indignos de permanecer en mis reminiscencias”, concluye.

Atención a victimas del coronavirus, es la noticia diaria en el mundo. FOTO/REFERENCIA.

LÁGRIMAS REGADAS

El tiempo pasa y por estos días se tiene la mayor cantidad de lágrimas regadas por el mundo. El luto reina, no hay despedidas multitudinarias, las oraciones no terminan y Norela no deja de contar muertos, oficio que tomó con toda la carga de tristeza junta.

Lee también: Gobierno ordena cierre total del Amazonas por coronavirus

A veces reserva un espacio de tiempo, especialmente en las mañanas, dedicándose a escuchar en su celular esos cantos vallenatos que la cautivan. Entre esos prefiere a ‘Dos rosas’ que interpretó Jorge Oñate con los hermanos López, de la autoría del compositor Fredy Molina. Esa canción en tres minutos y 50 segundos le recuerda ese amor perdurable con su compañero.

Existen dos corazones que son dos rosas
de fragancia y de pureza natural,
el amor tiene un sentido a toda hora
y el sentimiento nace espiritual.
Canto sobre la verdad
hablo de dos corazones
que se aman en realidad
y gozan de sus amores.
Amor del alma perdurable
Ahí, de una infancia inolvidable.
Se consagrará el amor
en futuro no lejano
y al compás de un acordeón
será tierno su encanto.

Esta historia la he vivido día a día en mí hogar donde nació una crónica que antes se enfocaba hacía el exterior. En ese reducido espacio aparece el encuentro con meditaciones, oraciones, palabras de aliento, poemas de amor, cantos vallenatos y gran unión familiar que al fin y al cabo es la mayor fortaleza de la vida.

Al final, se le hizo la petición a Norela para que no siga contando muertos que ella lo hace para vivir enterada y no que le cuenten a medias. Se le recalca para que hable del amor de Dios, a su familia y al prójimo. También de las bendiciones recibidas en esta cuarentena. En ese sentido, solamente se le prohibió hablar de la cuenta que se debe en la tienda y de los servicios públicos.

Ella sonrió y aceptó, pero de rodillas le pidió a Dios parar esa enorme cifra de personas que no merecen morir víctimas de un enemigo invisible. Amén.

Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv

Crónica
15 mayo, 2020

La mujer que reza a diario por los enfermos y muertos ajenos

En una libreta nunca se había escrito el más alto número de muertos cuyos nombres no se registran, sino que pasan a mejor vida como desconocidos. Ahora las oraciones no cesan porque el peligro está latente y se hace necesario cuidarse de la mejor manera.


Norela Ferrer Martínez y sus hijos Juan Guillermo y Juan Miguel
Rincón, son los protagonistas de una interesante historia cotidiana.

FOTO/CORTESÍA.
Norela Ferrer Martínez y sus hijos Juan Guillermo y Juan Miguel Rincón, son los protagonistas de una interesante historia cotidiana. FOTO/CORTESÍA.

Ella, contrariando a la escritora Mary Daza Orozco en su libro ‘Los muertos no se cuentan así’, lo hace a su manera: se arrodilla, le añade una oración por su eterno descanso, así no sepa el nombre, le basta conocer solamente la edad y el lugar donde murió.

Lee también: Confirman 680 nuevos casos de covid-19; Colombia llega a 13.610 contagiados

La contadora se llama Norela Ferrer Martínez. Todo eso lo hace desde su casa del barrio Primero de Mayo en Valledupar, en estas horas aciagas del mundo, producto de un virus que avanza sin pedir permiso con sus tentáculos de muerte.

Cada vez que el Ministerio de Salud da a conocer las cifras en esa tarjeta de fondo azul, ella toma su libreta y apunta todo lo relacionado a este tema que es noticia diaria.

A los positivos, le añade la frase: “Dios Santo cuídanos de todo mal”. Sobre los recuperados pone su mano en el corazón y le da infinitas gracias a Dios. Enseguida llama a sus hijos y los pone al tanto para que se cuiden y no traspasen la reja de la calle. También para que le digan a sus amistades lo necesario que es quedarse en casa.

De manera minuciosa lleva las cifras exactas de Colombia y el mundo y solamente se le escucha decir: “Dios Santo, hasta dónde llegará esta epidemia del coronavirus. Dios Santo mete tu mano porque la suma de infectados aumenta de una manera que asusta”.

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De repente le llegan nuevas estadísticas al celular y recalca los casos confirmados, los recuperados y las muertes en Colombia y el mundo. De igual manera la cantidad de pruebas que se han hecho en Colombia para detectar la covid-19.

Se enoja porque algunos creen que esto es un juego. “Imagínese, el día de las madres parecía una parranda colectiva. Las calles llenas y la gente sin ninguna protección. Eso no es querer la vida”, musitó la contadora.

Norela es una ama de casa que le ha ido quitando tiempo a sus quehaceres diarios para asistir virtualmente a todas las misas que se le atreviesen en la televisión y en internet, principalmente las del papa Francisco, en las que además, están presente sus hijos.

Nunca antes una misa del papa Francisco, se había visto más que un partido de fútbol. El papa Francisco con sus palabras llama a seguir los pasos de Jesucristo porque estamos viviendo una verdadera tormenta”, reflexiona con un tono de voz aguda que saca del corazón.

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Las notas de Juangui

Norela tiene en casa a dos de sus hijos, quienes atienden diferentes frentes para estar ocupados en algo. Juan Guillermo Rincón Ferrer (Juangui), se la pasa escribiendo para seguir los pasos de su papá. Mientras tanto Juan Miguel, el hijo menor, es el rey del amor porque tiene una serie de novias en el WhatsApp.

Entre las notas que escribe el hijo mayor se encuentra una donde aparece escondido en el amplio espacio amoroso que le ha traído algunos desengaños.

Desde las ventanas de mis ojos te vi distante, tan distante que era en vano gritar para parar la embestida que en ese momento le dabas al aire fuerte que merodeaba esa noche fría… Hoy que te veo aquí, y se vuelve a encender en mí un sendero de luz que por poco casi se desvanece. Sí, soy sincero, las esperanzas de que volvieras estaban agotadas, tan agotadas que le pedí a la vida como último destello de amor, que si habías decidido cambiar de rumbo, estuvieras feliz, aunque fuera en las caricias de otra alma”, inicia.

Ya que estás aquí gracias por hacerme sentir esta ambivalencia culpable de mi ahogo sentimental… Pero es más fuerte el amor, tan fuerte que los momentos de sufrimientos los considero indignos de permanecer en mis reminiscencias”, concluye.

Atención a victimas del coronavirus, es la noticia diaria en el mundo. FOTO/REFERENCIA.

LÁGRIMAS REGADAS

El tiempo pasa y por estos días se tiene la mayor cantidad de lágrimas regadas por el mundo. El luto reina, no hay despedidas multitudinarias, las oraciones no terminan y Norela no deja de contar muertos, oficio que tomó con toda la carga de tristeza junta.

Lee también: Gobierno ordena cierre total del Amazonas por coronavirus

A veces reserva un espacio de tiempo, especialmente en las mañanas, dedicándose a escuchar en su celular esos cantos vallenatos que la cautivan. Entre esos prefiere a ‘Dos rosas’ que interpretó Jorge Oñate con los hermanos López, de la autoría del compositor Fredy Molina. Esa canción en tres minutos y 50 segundos le recuerda ese amor perdurable con su compañero.

Existen dos corazones que son dos rosas
de fragancia y de pureza natural,
el amor tiene un sentido a toda hora
y el sentimiento nace espiritual.
Canto sobre la verdad
hablo de dos corazones
que se aman en realidad
y gozan de sus amores.
Amor del alma perdurable
Ahí, de una infancia inolvidable.
Se consagrará el amor
en futuro no lejano
y al compás de un acordeón
será tierno su encanto.

Esta historia la he vivido día a día en mí hogar donde nació una crónica que antes se enfocaba hacía el exterior. En ese reducido espacio aparece el encuentro con meditaciones, oraciones, palabras de aliento, poemas de amor, cantos vallenatos y gran unión familiar que al fin y al cabo es la mayor fortaleza de la vida.

Al final, se le hizo la petición a Norela para que no siga contando muertos que ella lo hace para vivir enterada y no que le cuenten a medias. Se le recalca para que hable del amor de Dios, a su familia y al prójimo. También de las bendiciones recibidas en esta cuarentena. En ese sentido, solamente se le prohibió hablar de la cuenta que se debe en la tienda y de los servicios públicos.

Ella sonrió y aceptó, pero de rodillas le pidió a Dios parar esa enorme cifra de personas que no merecen morir víctimas de un enemigo invisible. Amén.

Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv