Imitando frases o gestos de Diomedes Díaz y en algunos casos de Silvestre Dangond, el párroco del corregimiento de Media Luna, Cesar, ofrece las eucaristías con un toque de humor sin desligarse de los lineamientos básicos de la iglesia católica.
No es un irrespeto a los protocolos católicos, tampoco una burla grotesca a los principios fervientes de la iglesia; es la misa jocosa del padre Juan Carlos Mendoza Vásquez, quien con su nota de humor enseña la palabra de Dios en medio de una eucaristía bastante particular y relativamente llena de jocosidad.
Los feligreses de la parroquia Nuestra Señora del Carmen en el corregimiento de Media Luna, municipio de San Diego, se acostumbraron en medio de la liturgia a sus peculiares expresiones dicharacheras llenas de folclor, como queriendo imitar a un afamado artista vallenato que partió hacia la eternidad y ese es Diomedes Díaz.
En un video que se volvió viral en las redes sociales, el sacerdote, oriundo del corregimiento de Badillo, norte de Valledupar, evidencia la manera folclórica en que termina la eucaristía: “bueno, por ahora como diría ‘El Cacique de La Junta’, se las dejo ahí, ahí, ahí”.
Pregona su estilo, nunca falta una expresión alegórica arraigada a un dicho popular, para fortalecer el mensaje en medio de la celebración litúrgica. “Es tan fuerte la dosis de humor que tienen las personas que están cerca de Dios, que pueden vivir en esa espontaneidad sin caer en el irrespeto. El humor es cuestión de seriedad, dentro de la eucaristía es un medio para llegar al fin, cuando el mensaje es enviado de una manera amena es más fácil de entenderlo. Yo realizo una misa normal con todos los ritos que exige la iglesia, sino que el modo es diferente, sobre todo en la homilía en donde pongo un toque de relativo humor para que el mensaje llegue de la mejor manera, si lo que hago estuviera mal hecho ya me hubieran jalado la orejas. Ya muchos me conocen y les causa jocosidad”, reconoció el sacerdote de 30 años.
Su buen sentido del humor no da tregua. Sus palabras no contrastan con su personalidad moderna en una profesión de la que asegura que “la raíz de la perfecta alegría está en sentirse amado por Dios. En la vida debemos ser originales, no imitar, porque no hay uno como yo y nunca Dios creará otro como yo. Tengo genes folclóricos y virtudes para la poesía: eso me facilita ser como soy, el cura que en Cristo ríe, sufre, goza, canta y baila, soy genio y figura hasta la sepultura. En medio de la celebración, Dios me da un momento de jocosidad o de chiste, pero detrás hay un mensaje, siempre he dicho que entre chanza y broma la verdad se asoma, obviamente también hay un rato de silencio, llanto o regocijo, lo importante es que soy un sacerdote porque Dios me eligió”.
El padre Juan Carlos Mendoza es sinónimo de devoción entre los feligreses del corregimiento de Media Luna, el mismo lugar en donde sus palabras llenas de humor popular cautivaron la fe católica de sus habitantes, la mayoría de ellos humildes campesinos que creen en el poder de la palabra de Dios, no importa la forma singular como la reciban.
“Algunos dicen que estoy loco, lo mismo decían de Jesucristo por decir que era el salvador del universo, pero quiero repetir unos versos muy populares en el canto de Silvestre Dangond: Ay dicen que yo estoy loco, que vivo desvirolao, que a mí me patina el coco por andar de enamorao”.
En tono explicativo, su voz elocuente no para a la hora de referenciar la naturaleza de una labor, en la que de un momento a otro, te conviertes en referente único de la fe católica. “Usted con dinero compra una fiesta pero jamás una sonrisa, tu puedes ir a bailar y a brincar a una discoteca, pero si Dios no está en tu corazón, siempre tendrás un vacío”, profesó.
Sus inicios
Aquel vendedor de empanadas y aguacates por las polvorientas calles del corregimiento de Badillo descubrió el destino que le esperaba: servirle a Dios. Se dio cuenta de su vocación cuando tenía 14 años y cursaba octavo grado de bachillerato. “Unos seminaristas fueron a invitarnos a una convivencia vocacional, acepté porque el fútbol y las clases podrían esperar, desde ahí supe que podía ser sacerdote”, recordó.
El padre Juan Carlos Mendoza Vásquez dice que jamás cambiará su manera inédita de ofrecer una misa. Mientras su capacidad moral y espontánea esté viva, sus palabras siempre llevarán un contenido jovial para quienes escuchan sus oraciones; para aquellos que se convirtieron en sus ‘siervos’ y escuchan plegarias envueltas en humor y parodias que trata de predicar el joven sacerdote.
El 4 de noviembre de 2012, cuando fue ordenado como sacerdote en el seminario Juan Pablo II, la zona de Media Luna adoptó al párroco que se convirtió en símbolo de fe para sus feligreses, pero también en aquel que, por medio de sus palabras, cultivó un acercamiento para encarnar las bondades de una oratoria que al principio o al final tiene el ingrediente humor, el mismo que seguramente arranca miles de carcajadas en medio de un ritual.
Sin embargo, aprovechó para acudir al clamor de los católicos cesarenses para ayudar a construir una parroquia digna en Media Luna. “En dos años hemos levantado las columnas y los muros de la iglesia, pero falta mucho más, tenemos dos cuentas de ahorro para quienes quieran hacer sus aportes: una en Caja Social con el número de cuenta 24042275657 y otra en Bancolombia con el número 524306259-18, a nombre de Juan Carlos Mendoza, próximamente estaremos realizando el Banquete del Millón, precisamente para recolectar fondos para construir la iglesia Nuestra Señora del Carmen”, concluyó.
En un video que se volvió viral en las redes sociales, el párroco del corregimiento de Media Luna, en el municipio de San Diego, muestra su manera particular de ofrecer las eucaristías.
Por Nibaldo Bustamante
Imitando frases o gestos de Diomedes Díaz y en algunos casos de Silvestre Dangond, el párroco del corregimiento de Media Luna, Cesar, ofrece las eucaristías con un toque de humor sin desligarse de los lineamientos básicos de la iglesia católica.
No es un irrespeto a los protocolos católicos, tampoco una burla grotesca a los principios fervientes de la iglesia; es la misa jocosa del padre Juan Carlos Mendoza Vásquez, quien con su nota de humor enseña la palabra de Dios en medio de una eucaristía bastante particular y relativamente llena de jocosidad.
Los feligreses de la parroquia Nuestra Señora del Carmen en el corregimiento de Media Luna, municipio de San Diego, se acostumbraron en medio de la liturgia a sus peculiares expresiones dicharacheras llenas de folclor, como queriendo imitar a un afamado artista vallenato que partió hacia la eternidad y ese es Diomedes Díaz.
En un video que se volvió viral en las redes sociales, el sacerdote, oriundo del corregimiento de Badillo, norte de Valledupar, evidencia la manera folclórica en que termina la eucaristía: “bueno, por ahora como diría ‘El Cacique de La Junta’, se las dejo ahí, ahí, ahí”.
Pregona su estilo, nunca falta una expresión alegórica arraigada a un dicho popular, para fortalecer el mensaje en medio de la celebración litúrgica. “Es tan fuerte la dosis de humor que tienen las personas que están cerca de Dios, que pueden vivir en esa espontaneidad sin caer en el irrespeto. El humor es cuestión de seriedad, dentro de la eucaristía es un medio para llegar al fin, cuando el mensaje es enviado de una manera amena es más fácil de entenderlo. Yo realizo una misa normal con todos los ritos que exige la iglesia, sino que el modo es diferente, sobre todo en la homilía en donde pongo un toque de relativo humor para que el mensaje llegue de la mejor manera, si lo que hago estuviera mal hecho ya me hubieran jalado la orejas. Ya muchos me conocen y les causa jocosidad”, reconoció el sacerdote de 30 años.
Su buen sentido del humor no da tregua. Sus palabras no contrastan con su personalidad moderna en una profesión de la que asegura que “la raíz de la perfecta alegría está en sentirse amado por Dios. En la vida debemos ser originales, no imitar, porque no hay uno como yo y nunca Dios creará otro como yo. Tengo genes folclóricos y virtudes para la poesía: eso me facilita ser como soy, el cura que en Cristo ríe, sufre, goza, canta y baila, soy genio y figura hasta la sepultura. En medio de la celebración, Dios me da un momento de jocosidad o de chiste, pero detrás hay un mensaje, siempre he dicho que entre chanza y broma la verdad se asoma, obviamente también hay un rato de silencio, llanto o regocijo, lo importante es que soy un sacerdote porque Dios me eligió”.
El padre Juan Carlos Mendoza es sinónimo de devoción entre los feligreses del corregimiento de Media Luna, el mismo lugar en donde sus palabras llenas de humor popular cautivaron la fe católica de sus habitantes, la mayoría de ellos humildes campesinos que creen en el poder de la palabra de Dios, no importa la forma singular como la reciban.
“Algunos dicen que estoy loco, lo mismo decían de Jesucristo por decir que era el salvador del universo, pero quiero repetir unos versos muy populares en el canto de Silvestre Dangond: Ay dicen que yo estoy loco, que vivo desvirolao, que a mí me patina el coco por andar de enamorao”.
En tono explicativo, su voz elocuente no para a la hora de referenciar la naturaleza de una labor, en la que de un momento a otro, te conviertes en referente único de la fe católica. “Usted con dinero compra una fiesta pero jamás una sonrisa, tu puedes ir a bailar y a brincar a una discoteca, pero si Dios no está en tu corazón, siempre tendrás un vacío”, profesó.
Sus inicios
Aquel vendedor de empanadas y aguacates por las polvorientas calles del corregimiento de Badillo descubrió el destino que le esperaba: servirle a Dios. Se dio cuenta de su vocación cuando tenía 14 años y cursaba octavo grado de bachillerato. “Unos seminaristas fueron a invitarnos a una convivencia vocacional, acepté porque el fútbol y las clases podrían esperar, desde ahí supe que podía ser sacerdote”, recordó.
El padre Juan Carlos Mendoza Vásquez dice que jamás cambiará su manera inédita de ofrecer una misa. Mientras su capacidad moral y espontánea esté viva, sus palabras siempre llevarán un contenido jovial para quienes escuchan sus oraciones; para aquellos que se convirtieron en sus ‘siervos’ y escuchan plegarias envueltas en humor y parodias que trata de predicar el joven sacerdote.
El 4 de noviembre de 2012, cuando fue ordenado como sacerdote en el seminario Juan Pablo II, la zona de Media Luna adoptó al párroco que se convirtió en símbolo de fe para sus feligreses, pero también en aquel que, por medio de sus palabras, cultivó un acercamiento para encarnar las bondades de una oratoria que al principio o al final tiene el ingrediente humor, el mismo que seguramente arranca miles de carcajadas en medio de un ritual.
Sin embargo, aprovechó para acudir al clamor de los católicos cesarenses para ayudar a construir una parroquia digna en Media Luna. “En dos años hemos levantado las columnas y los muros de la iglesia, pero falta mucho más, tenemos dos cuentas de ahorro para quienes quieran hacer sus aportes: una en Caja Social con el número de cuenta 24042275657 y otra en Bancolombia con el número 524306259-18, a nombre de Juan Carlos Mendoza, próximamente estaremos realizando el Banquete del Millón, precisamente para recolectar fondos para construir la iglesia Nuestra Señora del Carmen”, concluyó.
En un video que se volvió viral en las redes sociales, el párroco del corregimiento de Media Luna, en el municipio de San Diego, muestra su manera particular de ofrecer las eucaristías.
Por Nibaldo Bustamante