1. El lado Maduro es casi siempre beligerante. Pero no por eso menos poderoso. Por ejemplo, puede mencionar la multiplicación de un órgano sensible, cosa que incluso en plena Cuaresma puede resultar popularmente más atractivo por original como milagro una sobrepoblación de ese tipo que una de peces, pero ni eso puede hacer que cesen las motivaciones de la oposición, que se multiplican como las caricias en un acto de amor para tumbar a un fruto tan maduro que está que cae por su propio peso.
2. El lado opositor es de un tono verde biche, nada que ver con el verde oliva del socialismo antillano pero si con las guarimbas sucesivas en donde incluso algunos de los antes simpatizantes del régimen se encuentran para serenatear las ventanas de Miraflores con consignas ahogadas entre gases lacrimógenos, chorros de agua y balas de caucho y de plomo; motivados por las incomodidades producidas por una corrupción burocrática que, a diferencias de la corrupción derechista que maquilla, camufla y remienda, se limita a devorar como perro en matadero clandestino.
3. Desde El Palacio de Miraflores el oficialismo está resistiendo mientras sus nuevos pretendientes se cansan de librar la batalla diaria contra el poder y el desabastecimiento de productos de primera necesidad y algunos alimentos básicos de la dieta venezolana hasta antes de las incursiones idealistas incluso en los menús de los ciudadanos que deben vivir la cotidianidad del mercado negro como opción a las conocidas colas del socialismo tropical.
4. El lado Maduro entra en acción. Son las nueve treinta de la noche. Las tanquetas empiezan a prepararse para diluir manifestaciones y evitar que terminen por completo tomándose un país en donde un conductor de bus puede amanecer siendo jefe de un Estado en donde poco o nada sirven las manifestaciones diplomáticas. Los opositores al régimen quieren otra vez poder beber leche y comprar todo el papel toilet que se les antoje, sin necesidad de esperas interminables y negativas rotundas de las cajeras dispuestas en los mercados para fiscalizar pero sobre todo entrenadas en la palabra “no” y algunas articulaciones con otras palabras para armar frases tipo: no se puede o no hay.
5. El lado opositor empieza a recibir señales de apoyo internacional de países a los que su nación les vende petróleo y con los que no ha roto relaciones por física dependencia económica, a pesar de los agravios. Finalmente, reinician las protestas. En este momento se desata algo cercano a una guerra civil por la polarización de oficialistas y opositores. Las fuerzas en confrontación reinician una guerra sin precedentes en el país: gritos, groserías, detonaciones. Una vez más se inicia la guarimba, la historia de todos los dias: revolucionarios contra revolucionarios.











