Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 9 noviembre, 2014

La frase

Un poeta soñó con una mujer hermosa, vestida de azul como el cielo y yo acabo de verla pasar. ¡Santo Dios! ese poeta sí que es un tremendo soñador. De engaños El Papo Cepeda siempre ha sido uno de mis mejores amigos de toda la vida y paradójicamente esa amistad tan solidaria nació por asuntos […]

Boton Wpp

Un poeta soñó con una mujer hermosa, vestida de azul como el cielo y yo acabo de verla pasar. ¡Santo Dios! ese poeta sí que es un tremendo soñador.

De engaños
El Papo Cepeda siempre ha sido uno de mis mejores amigos de toda la vida y paradójicamente esa amistad tan solidaria nació por asuntos de amores contrarios. De adolescentes teníamos la misma novia pero ambos lo ignorábamos, ella le enseñaba al uno las cosas nuevas que aprendía del otro, así cimentó su sabiduría, cuando ya no tuvo más nada nuevo que aprender la pelirroja, nos dejó a ambos la misma tarde y se fue con nuestros conocimientos a enseñar a otros.
Por ahí andamos los dos con la esperanza de que vuelva para que actualice sus conocimientos. O a lo mejor que venga a actualizar los nuestros porque las noticias que nos llegan desde la frontera es que resultó excelente estudiante la ingrata.

De novela
Mi amigo John Bolívar se ha disfrazado de indio, a una princesa de Chemesquemena le bastó mirarlo para enamorarse perdidamente, él sintió un ramalazo de mayor intensidad pero le ha dicho que espere, sin embargo ella sostiene que por su lenguaje educado y sus modales distinguidos representa lo mejor de los hombres de su cultura milenaria y que ella no tiene nada que temer, no obstante, todos aseguran que ese amor está condenado al tormento.
En efecto, ella ignora que su falso príncipe indio es en realidad un actor de la TV.

Solo un recuerdo
El poeta Alfredo Guillén creyó reconocer en los ojazos claros de una azafata tierna la mujer de su vida, se enamoró perdidamente con una sola mirada y eso le bastó vivir para ella. Esta ilusión repentina lo condenó a padecer el recuerdo permanente de una mujer eterna y ese amor que nunca fue, lo llevó hasta el sufrimiento y el martirio, pero –paradójicamente- fue el mejor que nunca tuvo. Llegó a escribir sus mejores versos inspirado por ese recuerdo inolvidable.
Aunque solo se cruzaron dos o tres palabras durante el viaje, los poemas que escribió bajo este ensueño son los mejores de su carrera y han sido premiados en varios concursos internacionales.
Hoy mientras vuela recibiendo premios y escribiendo versos lejanos en aerolíneas dispersas, sigue buscando en todas las azafatas del mundo los ojazos claros que lo enamoraron hace cinco años durante un viaje rutinario entre Valledupar y Bogotá.
Lo que ignoran los jurados de estos concursos es que la inspiradora – tal como lo describen los versos – fue amada íntegramente por el autor… aunque ella jamás lo supo.

@leonardomayaa

Columnista
9 noviembre, 2014

La frase

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Leonardo Maya Amaya

Un poeta soñó con una mujer hermosa, vestida de azul como el cielo y yo acabo de verla pasar. ¡Santo Dios! ese poeta sí que es un tremendo soñador. De engaños El Papo Cepeda siempre ha sido uno de mis mejores amigos de toda la vida y paradójicamente esa amistad tan solidaria nació por asuntos […]


Un poeta soñó con una mujer hermosa, vestida de azul como el cielo y yo acabo de verla pasar. ¡Santo Dios! ese poeta sí que es un tremendo soñador.

De engaños
El Papo Cepeda siempre ha sido uno de mis mejores amigos de toda la vida y paradójicamente esa amistad tan solidaria nació por asuntos de amores contrarios. De adolescentes teníamos la misma novia pero ambos lo ignorábamos, ella le enseñaba al uno las cosas nuevas que aprendía del otro, así cimentó su sabiduría, cuando ya no tuvo más nada nuevo que aprender la pelirroja, nos dejó a ambos la misma tarde y se fue con nuestros conocimientos a enseñar a otros.
Por ahí andamos los dos con la esperanza de que vuelva para que actualice sus conocimientos. O a lo mejor que venga a actualizar los nuestros porque las noticias que nos llegan desde la frontera es que resultó excelente estudiante la ingrata.

De novela
Mi amigo John Bolívar se ha disfrazado de indio, a una princesa de Chemesquemena le bastó mirarlo para enamorarse perdidamente, él sintió un ramalazo de mayor intensidad pero le ha dicho que espere, sin embargo ella sostiene que por su lenguaje educado y sus modales distinguidos representa lo mejor de los hombres de su cultura milenaria y que ella no tiene nada que temer, no obstante, todos aseguran que ese amor está condenado al tormento.
En efecto, ella ignora que su falso príncipe indio es en realidad un actor de la TV.

Solo un recuerdo
El poeta Alfredo Guillén creyó reconocer en los ojazos claros de una azafata tierna la mujer de su vida, se enamoró perdidamente con una sola mirada y eso le bastó vivir para ella. Esta ilusión repentina lo condenó a padecer el recuerdo permanente de una mujer eterna y ese amor que nunca fue, lo llevó hasta el sufrimiento y el martirio, pero –paradójicamente- fue el mejor que nunca tuvo. Llegó a escribir sus mejores versos inspirado por ese recuerdo inolvidable.
Aunque solo se cruzaron dos o tres palabras durante el viaje, los poemas que escribió bajo este ensueño son los mejores de su carrera y han sido premiados en varios concursos internacionales.
Hoy mientras vuela recibiendo premios y escribiendo versos lejanos en aerolíneas dispersas, sigue buscando en todas las azafatas del mundo los ojazos claros que lo enamoraron hace cinco años durante un viaje rutinario entre Valledupar y Bogotá.
Lo que ignoran los jurados de estos concursos es que la inspiradora – tal como lo describen los versos – fue amada íntegramente por el autor… aunque ella jamás lo supo.

@leonardomayaa