“Lo que está por narrarse, fue lo le pasó a la novia de ‘El Hombre Caimán’. Ella se llamaba Helena, nacida en Plato, Magdalena”
Ampliamente se ha contado la leyenda de ‘El Hombre Caimán’. Tal vez es de las historias más conocidas en el Caribe colombiano.
Jose María Peñaranda, un músico barranquillero, compuso la canción al conocer la historia y la tituló: “Se va el Caimán” en 1950.
De igual forma escritores, artistas, y una serie de personalidades que resaltan la cultura han puesto de presente a la humanidad lo que en realidad sucedió; que un hombre se volvió Caimán en la población de Plato, Magdalena.
BREVE RECUENTO
Para los que no recuerdan la historia permítanme resumirla de la siguiente forma: Un hombre se volvió caimán ayudado con una pócima traída de La Guajira. Lo hacía con el fin de ver desnudas a las mujeres en el río Magdalena. Luego no pudo volver a ser hombre ya que sus amigos de andanzas que cargaban la pócima para volverlo humano nuevamente, se asustaron al verlo hecho un caimán, y de esa forma se les cayó al piso el líquido que lo regresaría a su estado natural.
Quedó hecho un caimán con alguna forma de humano para siempre.
LA FAMILIA CAIMÁN
Hasta aquí todo está contado. Lo que está por narrarse, fue lo le pasó a la novia de ‘El Hombre Caimán’. Ella se llamaba Helena, nacida en Plato e hija de un hacendado samario.
Cuando efectivamente sucedió la mutación ella alcanzó a visitarlo varias veces. Helena sufrió una profunda tristeza. Con el tiempo regresó a Santa Marta ya embarazada, y soñaba que ese caimán la visitara en el mar.
Helena decidió no casarse y guardó luto como si su prometido hubiese fallecido. Sin embargo, en varios de esos encuentros en el Río Magdalena, lograron tener un hijo. Nunca se supo si nació caimán o humano, porque Helena escondió a su primogénito.
Para esa época Helena aprendía el piano de la mano de un francés que había venido a enseñarle música. Fue ella posteriormente la encargada de llevar la música de piano no solo en Santa Marta, sino que se encargó de enseñar francés y piano en Plato Magdalena. Sus clases las dictaba gratuitamente y varias niñas de ese municipio tuvieron la oportunidad de aprender ese idioma y la música en piano.
Helena era una mujer encantadora, y lo que no se imaginaban, era que su excusa para visitar a Plato no era solamente para enseñar piano y francés, sino que en los ratos libres se iba al río a visitar a su novio, ‘El Hombre Caimán’.
Se dice que Helena fue la primera que tocó una cumbia en un piano. Sus padres la regañaron ya que consideraban que el piano no estaba hecho para ese ritmo musical. Afortunadamente no se dejó persuadir por complejos de las élites y compuso una cumbia llamada “¿Nació Caimán o Nació Humano?”
Hace poco escuché la canción que había escrito Helena, la novia de ‘El Hombre Caimán’. Admiré no solo la música sino la letra que se conjuga con la mística de la historia. Una canción que nos transporta desde Plato, pasa por Barranquilla, y deja su amor en Santa Marta. La canción es río y mar; la esencia de la cumbia.
Y si acaso me encuentro a ‘El hombre Caimán’ le pediré que salga del río y regrese a Santa Marta, seguramente Helena lo podrá perdonar, y por qué no, veremos a un caimán tocar un piano junto a su hijo, y cantar la canción que le compusieron.
Lo que muchos se preguntan, es si el hijo nació caimán o humano. Esperemos a ver qué dice su mujer en la canción que compuso.
POR JOSÉ EDUARDO BARRENECHE ÁVILA/ ESPECIAL PARA EL PILÓN
“Lo que está por narrarse, fue lo le pasó a la novia de ‘El Hombre Caimán’. Ella se llamaba Helena, nacida en Plato, Magdalena”
Ampliamente se ha contado la leyenda de ‘El Hombre Caimán’. Tal vez es de las historias más conocidas en el Caribe colombiano.
Jose María Peñaranda, un músico barranquillero, compuso la canción al conocer la historia y la tituló: “Se va el Caimán” en 1950.
De igual forma escritores, artistas, y una serie de personalidades que resaltan la cultura han puesto de presente a la humanidad lo que en realidad sucedió; que un hombre se volvió Caimán en la población de Plato, Magdalena.
BREVE RECUENTO
Para los que no recuerdan la historia permítanme resumirla de la siguiente forma: Un hombre se volvió caimán ayudado con una pócima traída de La Guajira. Lo hacía con el fin de ver desnudas a las mujeres en el río Magdalena. Luego no pudo volver a ser hombre ya que sus amigos de andanzas que cargaban la pócima para volverlo humano nuevamente, se asustaron al verlo hecho un caimán, y de esa forma se les cayó al piso el líquido que lo regresaría a su estado natural.
Quedó hecho un caimán con alguna forma de humano para siempre.
LA FAMILIA CAIMÁN
Hasta aquí todo está contado. Lo que está por narrarse, fue lo le pasó a la novia de ‘El Hombre Caimán’. Ella se llamaba Helena, nacida en Plato e hija de un hacendado samario.
Cuando efectivamente sucedió la mutación ella alcanzó a visitarlo varias veces. Helena sufrió una profunda tristeza. Con el tiempo regresó a Santa Marta ya embarazada, y soñaba que ese caimán la visitara en el mar.
Helena decidió no casarse y guardó luto como si su prometido hubiese fallecido. Sin embargo, en varios de esos encuentros en el Río Magdalena, lograron tener un hijo. Nunca se supo si nació caimán o humano, porque Helena escondió a su primogénito.
Para esa época Helena aprendía el piano de la mano de un francés que había venido a enseñarle música. Fue ella posteriormente la encargada de llevar la música de piano no solo en Santa Marta, sino que se encargó de enseñar francés y piano en Plato Magdalena. Sus clases las dictaba gratuitamente y varias niñas de ese municipio tuvieron la oportunidad de aprender ese idioma y la música en piano.
Helena era una mujer encantadora, y lo que no se imaginaban, era que su excusa para visitar a Plato no era solamente para enseñar piano y francés, sino que en los ratos libres se iba al río a visitar a su novio, ‘El Hombre Caimán’.
Se dice que Helena fue la primera que tocó una cumbia en un piano. Sus padres la regañaron ya que consideraban que el piano no estaba hecho para ese ritmo musical. Afortunadamente no se dejó persuadir por complejos de las élites y compuso una cumbia llamada “¿Nació Caimán o Nació Humano?”
Hace poco escuché la canción que había escrito Helena, la novia de ‘El Hombre Caimán’. Admiré no solo la música sino la letra que se conjuga con la mística de la historia. Una canción que nos transporta desde Plato, pasa por Barranquilla, y deja su amor en Santa Marta. La canción es río y mar; la esencia de la cumbia.
Y si acaso me encuentro a ‘El hombre Caimán’ le pediré que salga del río y regrese a Santa Marta, seguramente Helena lo podrá perdonar, y por qué no, veremos a un caimán tocar un piano junto a su hijo, y cantar la canción que le compusieron.
Lo que muchos se preguntan, es si el hijo nació caimán o humano. Esperemos a ver qué dice su mujer en la canción que compuso.
POR JOSÉ EDUARDO BARRENECHE ÁVILA/ ESPECIAL PARA EL PILÓN