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Columnista - 11 febrero, 2014

La Estrategia del Caracol

Por Antonio María Araujo Utilizando la renovada jerga hípica que el Hipódromo San Francisco de La Paz ha puesto de moda en la región, se puede decir que la sosa campaña política del momento entró en tierra derecha, a menos de un mes para que los cesarenses transformemos la composición de la entidad más desprestigiada […]

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Por Antonio María Araujo

Utilizando la renovada jerga hípica que el Hipódromo San Francisco de La Paz ha puesto de moda en la región, se puede decir que la sosa campaña política del momento entró en tierra derecha, a menos de un mes para que los cesarenses transformemos la composición de la entidad más desprestigiada del Estado colombiano, el Congreso de la República.

Algo que va a ser difícil, sobre todo ahora que algunos incautos deponen sus aspiraciones políticas, sucumbiendo ante el poderío económico de los que no tienen argumento diferente a su dinero para cautivar al desprevenido elector. Qué pesar ver cómo amigos se prestan como sujetos activos de la diabólicamente diseñada ‘Estrategia del Caracol’, en la que el pobre iluso sacrifica su credibilidad y sueños presentes y futuros, por obedecer la mezquina maniobra de intentar ‘ahogar’ la lista de candidatos de su partido político, al no alcanzar el umbral de las curules en disputa y que por sustracción de materia los mecenas que se creen con derecho y poder para comprarlo todo, puedan coronar las ambiciones de quienes solo regresarán dentro cuatro años nuevamente a repartir dinero, a cambio de su escaso talento y de la frustración de una sociedad sedienta de vocería legítima.

Algo parecido hizo el tradicional dirigente de Cambio Radical, ‘Franco’ Ovalle, quien aún insiste en decir que continúa en ese partido a pesar de estar apoyando a candidatos de otras colectividades, aparentemente jugándole al fracaso de sus ‘copartidarios’. Luego el liberal Nerio Alvis, de quien se pensaba iba a ser la alternativa intelectual en este metalizado proceso, donde no se ha planteado nada, ni siquiera una mentira bien dicha como dijera un ex congresista. Mi compadre se dedicó a atacarse con la campaña de Andrés Arturo Fernández y coquetea con un partido político del cual ni me acuerdo el nombre, cuyo líder en el Cesar es Fernando De La Peña; él, muy bueno para disminuir los costos de operación de sus empresas pero nulo para gestionar el desarrollo territorial del departamento. Jamás comprenderé la coincidencia política que los une. Ahora también dicen que igual sucederá en la U, partido de gobierno que ante la preferencia de la administración departamental por ‘Ape’ Cuello y por el mismo De La Peña, amenazan a Cristian José Moreno con no alcanzar los votos suficientes por ausencia de sus coequiperos.

De cristalizarse esta despreciable manguala, repetiremos esta vez a fuerza de dinero la horrible experiencia que sufrimos cuando nos parcelaron con las armas. Pero si particularmente dejamos de certificar a la fortuna como único atributo para hacerse elegir, defendiendo esta tesis como si esa ajena riqueza fuera nuestra o como si ese poderío económico garantizara una mejor gestión, ejemplos sobran, evitaremos que las credenciales sigan siendo el pasaporte al desprestigio, cada vez que convierten las dignidades democráticas en casas de cambios, donde se permutan votos por contratos a espaldas de las necesidades de nuestra gente. Entonces, ¡a votar bien y libremente!

[email protected]

Columnista
11 febrero, 2014

La Estrategia del Caracol

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Por Antonio María Araujo Utilizando la renovada jerga hípica que el Hipódromo San Francisco de La Paz ha puesto de moda en la región, se puede decir que la sosa campaña política del momento entró en tierra derecha, a menos de un mes para que los cesarenses transformemos la composición de la entidad más desprestigiada […]


Por Antonio María Araujo

Utilizando la renovada jerga hípica que el Hipódromo San Francisco de La Paz ha puesto de moda en la región, se puede decir que la sosa campaña política del momento entró en tierra derecha, a menos de un mes para que los cesarenses transformemos la composición de la entidad más desprestigiada del Estado colombiano, el Congreso de la República.

Algo que va a ser difícil, sobre todo ahora que algunos incautos deponen sus aspiraciones políticas, sucumbiendo ante el poderío económico de los que no tienen argumento diferente a su dinero para cautivar al desprevenido elector. Qué pesar ver cómo amigos se prestan como sujetos activos de la diabólicamente diseñada ‘Estrategia del Caracol’, en la que el pobre iluso sacrifica su credibilidad y sueños presentes y futuros, por obedecer la mezquina maniobra de intentar ‘ahogar’ la lista de candidatos de su partido político, al no alcanzar el umbral de las curules en disputa y que por sustracción de materia los mecenas que se creen con derecho y poder para comprarlo todo, puedan coronar las ambiciones de quienes solo regresarán dentro cuatro años nuevamente a repartir dinero, a cambio de su escaso talento y de la frustración de una sociedad sedienta de vocería legítima.

Algo parecido hizo el tradicional dirigente de Cambio Radical, ‘Franco’ Ovalle, quien aún insiste en decir que continúa en ese partido a pesar de estar apoyando a candidatos de otras colectividades, aparentemente jugándole al fracaso de sus ‘copartidarios’. Luego el liberal Nerio Alvis, de quien se pensaba iba a ser la alternativa intelectual en este metalizado proceso, donde no se ha planteado nada, ni siquiera una mentira bien dicha como dijera un ex congresista. Mi compadre se dedicó a atacarse con la campaña de Andrés Arturo Fernández y coquetea con un partido político del cual ni me acuerdo el nombre, cuyo líder en el Cesar es Fernando De La Peña; él, muy bueno para disminuir los costos de operación de sus empresas pero nulo para gestionar el desarrollo territorial del departamento. Jamás comprenderé la coincidencia política que los une. Ahora también dicen que igual sucederá en la U, partido de gobierno que ante la preferencia de la administración departamental por ‘Ape’ Cuello y por el mismo De La Peña, amenazan a Cristian José Moreno con no alcanzar los votos suficientes por ausencia de sus coequiperos.

De cristalizarse esta despreciable manguala, repetiremos esta vez a fuerza de dinero la horrible experiencia que sufrimos cuando nos parcelaron con las armas. Pero si particularmente dejamos de certificar a la fortuna como único atributo para hacerse elegir, defendiendo esta tesis como si esa ajena riqueza fuera nuestra o como si ese poderío económico garantizara una mejor gestión, ejemplos sobran, evitaremos que las credenciales sigan siendo el pasaporte al desprestigio, cada vez que convierten las dignidades democráticas en casas de cambios, donde se permutan votos por contratos a espaldas de las necesidades de nuestra gente. Entonces, ¡a votar bien y libremente!

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