En cada campaña electoral los candidatos toman el tema de la educación como un caballito de batalla, se ven letreros o discursos ofreciendo “más educación”, una “Valledupar educada”, “la educación es la solución”, pero todos son anuncios y discursos en abstracto que realmente no proponen nada en concreto y repiten lo mismo como una muletilla […]
En cada campaña electoral los candidatos toman el tema de la educación como un caballito de batalla, se ven letreros o discursos ofreciendo “más educación”, una “Valledupar educada”, “la educación es la solución”, pero todos son anuncios y discursos en abstracto que realmente no proponen nada en concreto y repiten lo mismo como una muletilla que les sirva para tener algo que decir en cuanto foro ó debate se organiza.
La política educativa exige de un gran ingenio y un tremendo liderazgo capaz de convencer a estudiantes y docentes que esta es la única herramienta que nos permitirá construir una mejor ciudad y a cada persona la convertirá en un mejor ser humano. Se debe establecer un modelo educativo en escuelas públicas revolucionario en el mejor sentido de la palabra, para que esos jóvenes no tengan como futuro obligado desempeñarse como empleadas domesticas, vigilantes, patrulleros u otros empleos que restringen la posibilidad de unas mejores condiciones de vida y aplastan la creatividad, el talento y el potencial que seguramente tienen.
No basta con ofrecimientos la mayoría superficiales, el gobernante debe convertirse en motor de una gran reforma en la educación de los jóvenes vallenatos, para ello deben organizar un gran y especializado equipo encabezado por un Secretario de Educación que conozca el sistema educativo al detalle. Me permito en este caso tomar el ejemplo del reconocido docente Gonzalo Quiroz, rector del colegio nacional Loperena, quien no solo conoce la situación de la educación; sino que se preocupa por hacerle seguimiento a los métodos utilizados para enseñar y corregir los defectos que presenta dicho sistema.
Un equipo fuerte, audaz y sobretodo que pueda ser comprendido por la comunidad estudiantil y docente es indispensable para abandonar los penosos niveles que está registrando Valledupar y el Cesar en cuanto a educación se refiere. No basta con ocuparse por asuntos como la alimentación escolar, esta no es la estrategia por excelencia para impedir la deserción escolar, esta solo es una ayuda para que el estudiante y padres de familia tengan una preocupación menos, el verdadero incentivo para mantener al estudiante en el aula es el proceso de formación, es la educación misma, mostrársela como el gran tesoro que es, el gran medio que les permite viajar a otros mundos, conocer otras culturas, conocer y entender el mundo en el que viven.
Hace unos días mi hija veía una historia en la que aparecía el misterioso personaje ruso Rasputín cercano a la familia Romanov, dos semanas después viendo algún otro programa ella escuchó nuevamente el nombre de esa oscura figura e inmediatamente lo recordó y me dijo ¡mira papi Rasputín el de la película!, eso me llamo la atención y le propuse darle un libro para que conociera la vida de Rasputín; pero mi intención era aprovechar su asombro para motivarla a leer sobre el Zar de Rusia, la dinastía de los Romanov y tuviera una idea sobre esa interesante historia que antecedió la revolución rusa, claro que me estrellé con una mirada en señal de censura por parte de mi esposa a quien le faltó señalarme de hereje o blasfemo.
Pero si el propósito de un gobernante es impulsar una educación con calidad, debe proponerse liderarla sin rodeos, sin politiquería; convirtiéndose en una verdadera inspiración para que entendamos que aquella persona que exige y promueve una educación con calidad, se esforzó por formarse primero; más aún en esta contienda que tenemos candidatos a la alcaldía con más futuro que trayectoria, dejando la sensación que necesitan un poco más de formación y lectura.
En cada campaña electoral los candidatos toman el tema de la educación como un caballito de batalla, se ven letreros o discursos ofreciendo “más educación”, una “Valledupar educada”, “la educación es la solución”, pero todos son anuncios y discursos en abstracto que realmente no proponen nada en concreto y repiten lo mismo como una muletilla […]
En cada campaña electoral los candidatos toman el tema de la educación como un caballito de batalla, se ven letreros o discursos ofreciendo “más educación”, una “Valledupar educada”, “la educación es la solución”, pero todos son anuncios y discursos en abstracto que realmente no proponen nada en concreto y repiten lo mismo como una muletilla que les sirva para tener algo que decir en cuanto foro ó debate se organiza.
La política educativa exige de un gran ingenio y un tremendo liderazgo capaz de convencer a estudiantes y docentes que esta es la única herramienta que nos permitirá construir una mejor ciudad y a cada persona la convertirá en un mejor ser humano. Se debe establecer un modelo educativo en escuelas públicas revolucionario en el mejor sentido de la palabra, para que esos jóvenes no tengan como futuro obligado desempeñarse como empleadas domesticas, vigilantes, patrulleros u otros empleos que restringen la posibilidad de unas mejores condiciones de vida y aplastan la creatividad, el talento y el potencial que seguramente tienen.
No basta con ofrecimientos la mayoría superficiales, el gobernante debe convertirse en motor de una gran reforma en la educación de los jóvenes vallenatos, para ello deben organizar un gran y especializado equipo encabezado por un Secretario de Educación que conozca el sistema educativo al detalle. Me permito en este caso tomar el ejemplo del reconocido docente Gonzalo Quiroz, rector del colegio nacional Loperena, quien no solo conoce la situación de la educación; sino que se preocupa por hacerle seguimiento a los métodos utilizados para enseñar y corregir los defectos que presenta dicho sistema.
Un equipo fuerte, audaz y sobretodo que pueda ser comprendido por la comunidad estudiantil y docente es indispensable para abandonar los penosos niveles que está registrando Valledupar y el Cesar en cuanto a educación se refiere. No basta con ocuparse por asuntos como la alimentación escolar, esta no es la estrategia por excelencia para impedir la deserción escolar, esta solo es una ayuda para que el estudiante y padres de familia tengan una preocupación menos, el verdadero incentivo para mantener al estudiante en el aula es el proceso de formación, es la educación misma, mostrársela como el gran tesoro que es, el gran medio que les permite viajar a otros mundos, conocer otras culturas, conocer y entender el mundo en el que viven.
Hace unos días mi hija veía una historia en la que aparecía el misterioso personaje ruso Rasputín cercano a la familia Romanov, dos semanas después viendo algún otro programa ella escuchó nuevamente el nombre de esa oscura figura e inmediatamente lo recordó y me dijo ¡mira papi Rasputín el de la película!, eso me llamo la atención y le propuse darle un libro para que conociera la vida de Rasputín; pero mi intención era aprovechar su asombro para motivarla a leer sobre el Zar de Rusia, la dinastía de los Romanov y tuviera una idea sobre esa interesante historia que antecedió la revolución rusa, claro que me estrellé con una mirada en señal de censura por parte de mi esposa a quien le faltó señalarme de hereje o blasfemo.
Pero si el propósito de un gobernante es impulsar una educación con calidad, debe proponerse liderarla sin rodeos, sin politiquería; convirtiéndose en una verdadera inspiración para que entendamos que aquella persona que exige y promueve una educación con calidad, se esforzó por formarse primero; más aún en esta contienda que tenemos candidatos a la alcaldía con más futuro que trayectoria, dejando la sensación que necesitan un poco más de formación y lectura.