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Columnista - 10 diciembre, 2023

La cátedra Gustavo Gutiérrez

El maestro Gustavo Gutiérrez es precursor de la lírica romántica de la canción vallenata. Desde joven, comprendió que lo suyo era la música; se dejó llevar por las musas y entendió que la poesía es el viaje por las estaciones sonoras de los sueños...

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En la semana anterior, la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, sede Valledupar, en el marco del IV Festival Universitario de Música Vallenata fue homenajeado el maestro Gustavo Gutiérrez. Hubo un conversatorio sobre su ‘Vida y obra musical’, y participaron: la decana la facultad de Artes y Humanidades, Viviana Vargas; Tomás Darío Gutiérrez, Rosendo Romero, Efraín Quintero, Agustín Nieves, Estela Durán, Martha Guerra y quien esto escribe.

El maestro Gustavo Gutiérrez es precursor de la lírica romántica de la canción vallenata. Desde joven, comprendió que lo suyo era la música; se dejó llevar por las musas y entendió que la poesía es el viaje por las estaciones sonoras de los sueños, por los amores que cambian el tamaño de las horas y vencen las distancias, por los saltos del niño que ya no juega en el patio, por los pájaros que huyen del relámpago y buscan las brisas del río, por los soles de la tarde que se esconden cuando la nubes besan las montañas, por las espinas que hieren los pasos del camino y por los cerros que otean la visita de los ángeles para alejar la violencia.

Las primeras andanzas de Gustavo por el cancionero vallenato fueron en 1963; en una inolvidable noche, acompañado con las guitarras de Hugues Martínez y Carlos Espeleta, estrena sus composiciones: La espina, Confidencia y Suspiro de alma. Un nuevo estilo, porque su inclinación por la música ya estaba marcada por los genes de los abuelos y de su padre, que tocaban en el piano valses, boleros y algunos ritmos europeos. Además, alimenta su talento musical con la temprana afición por la poesía: ante sus ojos, y para deleite del espíritu, pasaron páginas inolvidables de grandes poetas, entre ellos: Porfirio Barba Jacob, Julio Flores, Jorge Robledo Ortiz, Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado y Federico García Lorca. Recuerda que en el Colegio Antonio Nariño de Valledupar, con el profesor Ricardo González, comenzó a conocer los secretos de la métrica, los acentos y las rimas.

Los nuevos compositores podrían mejoran su calidad poética y musical aprendiendo de los maestros, leyendo poesía y escuchando buena música. Al maestro Gustavo Gutiérrez solo le falta montar una academia y develar algunas claves, para que los que se sientan con talento en la composición vallenata lo desarrollen. Nada mejor que los buenos compositores para ser profesores en la poética del canto vallenato; pero no para tratar de sacar clones de Escalona o Leandro Díaz, sino para ayudar a que cada joven talentoso pueda madurar su estilo personal. El maestro Gustavo Gutiérrez, en varias ocasiones ha expresado: “El folclor que no evoluciona tiende a desaparecer”.

Al final del conversatorio, hice la siguiente propuesta a la rectora de la UNAD – región Caribe, Mardelia Padilla, y al vicerrector nacional, Edgar Rodríguez: que la UNAD creara la cátedra Gustavo Gutiérrez, en el programa de Licenciatura en música. Ambos directivos se mostraron receptivos de esa idea. Ojalá se haga realidad.

Por José Atuesta Mindiola.

Columnista
10 diciembre, 2023

La cátedra Gustavo Gutiérrez

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

El maestro Gustavo Gutiérrez es precursor de la lírica romántica de la canción vallenata. Desde joven, comprendió que lo suyo era la música; se dejó llevar por las musas y entendió que la poesía es el viaje por las estaciones sonoras de los sueños...


En la semana anterior, la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, sede Valledupar, en el marco del IV Festival Universitario de Música Vallenata fue homenajeado el maestro Gustavo Gutiérrez. Hubo un conversatorio sobre su ‘Vida y obra musical’, y participaron: la decana la facultad de Artes y Humanidades, Viviana Vargas; Tomás Darío Gutiérrez, Rosendo Romero, Efraín Quintero, Agustín Nieves, Estela Durán, Martha Guerra y quien esto escribe.

El maestro Gustavo Gutiérrez es precursor de la lírica romántica de la canción vallenata. Desde joven, comprendió que lo suyo era la música; se dejó llevar por las musas y entendió que la poesía es el viaje por las estaciones sonoras de los sueños, por los amores que cambian el tamaño de las horas y vencen las distancias, por los saltos del niño que ya no juega en el patio, por los pájaros que huyen del relámpago y buscan las brisas del río, por los soles de la tarde que se esconden cuando la nubes besan las montañas, por las espinas que hieren los pasos del camino y por los cerros que otean la visita de los ángeles para alejar la violencia.

Las primeras andanzas de Gustavo por el cancionero vallenato fueron en 1963; en una inolvidable noche, acompañado con las guitarras de Hugues Martínez y Carlos Espeleta, estrena sus composiciones: La espina, Confidencia y Suspiro de alma. Un nuevo estilo, porque su inclinación por la música ya estaba marcada por los genes de los abuelos y de su padre, que tocaban en el piano valses, boleros y algunos ritmos europeos. Además, alimenta su talento musical con la temprana afición por la poesía: ante sus ojos, y para deleite del espíritu, pasaron páginas inolvidables de grandes poetas, entre ellos: Porfirio Barba Jacob, Julio Flores, Jorge Robledo Ortiz, Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado y Federico García Lorca. Recuerda que en el Colegio Antonio Nariño de Valledupar, con el profesor Ricardo González, comenzó a conocer los secretos de la métrica, los acentos y las rimas.

Los nuevos compositores podrían mejoran su calidad poética y musical aprendiendo de los maestros, leyendo poesía y escuchando buena música. Al maestro Gustavo Gutiérrez solo le falta montar una academia y develar algunas claves, para que los que se sientan con talento en la composición vallenata lo desarrollen. Nada mejor que los buenos compositores para ser profesores en la poética del canto vallenato; pero no para tratar de sacar clones de Escalona o Leandro Díaz, sino para ayudar a que cada joven talentoso pueda madurar su estilo personal. El maestro Gustavo Gutiérrez, en varias ocasiones ha expresado: “El folclor que no evoluciona tiende a desaparecer”.

Al final del conversatorio, hice la siguiente propuesta a la rectora de la UNAD – región Caribe, Mardelia Padilla, y al vicerrector nacional, Edgar Rodríguez: que la UNAD creara la cátedra Gustavo Gutiérrez, en el programa de Licenciatura en música. Ambos directivos se mostraron receptivos de esa idea. Ojalá se haga realidad.

Por José Atuesta Mindiola.