El proyecto agrícola inició en agosto del 2020 bajo la financiación del gobierno de Corea del Sur, con el propósito de sembrar una variedad de frijoles que sean resistentes a las sequías y con mejor tolerancia al cambio de clima.
Alrededor de 45 genotipos de frijoles modificados se sembrarán en los municipios que hacen parte de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, para dinamizar la economía de las veredas y corregimientos que fueron víctimas del conflicto armado. Los pequeños productores tendrán la posibilidad de cultivar dicha semilla por debajo de los 400 metros sobre el nivel del mar, y obtener un grano de calidad.
De acuerdo con Adriana Tofiño, investigadora del Centro de Investigación Motilonia, ubicado en el municipio de Agustín Codazzi, los 45 genotipos hacen parte de 87 variedades que fueron investigadas y puestas a prueba bajo las condiciones climáticas del Caribe en el año 2020. Este proyecto hace parte del Programa de Mejoramiento Genético de Fríjol del CIAT, que fue implementando para generar una variedad de este grano que pueda competir con el frijol rosado de zaragosa.
“El frijol rosado de zaragosa solamente se produce a partir de los 700 metros sobre el nivel del mar. En cambio, el que nosotros estamos produciendo se cultivó en el Centro de Investigación Motilonia, que está a 10 metros sobre el nivel del mar. Obtuvimos un rendimiento de entre 1.300 y 2.400 kilos de cosecha”, manifestó la experta.
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Explicó que a la altura en la que fueron sembrados los 45 genotipos, las variedades locales de frijol no producen granos, únicamente producen brotes, es decir, hojas. Por ello “se está retando la variabilidad genética de la especie phaseolus vulgaris (frijol)” debido a que se está cosechando en zonas planas.
En ese sentido, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia, realizó una serie de talleres de actualización de manera presencial y virtual con productores agrícolas para que conocieran los genotipos y el desarrollo de estos.
Así mismo, las condiciones del cultivo porque los frijoles que se siembran en altitudes bajas producen semillas arrugadas, desproporcionadas y de colores desteñidos. Según Adriana Tofiño, investigadora del Centro de Investigación Motilonia, también se realizaron días de campo con hasta 180 productores vinculados al programa para que aprendieran sobre la composición de los genotipos.
Actualmente los 45 genotipos están cargados y los investigadores están a la espera de que las vainas sequen para cosechar los frijoles, y tomar evidencia del tamaño, color y la forma de estos. Una vez sean tomadas las muestras harán unas consultas participativas a los productores para verificar que el grano producido es aceptado por los agricultores e indagar sobre cuál prefieren.
Dichas consultas también se extenderán al sector comercial para identificar qué genotipos tienen mayor aceptación. Una vez sean definidos se determinará el área donde se recomendaría sembrarlos, según Adriana Tofiño.
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“En el 2022 haremos siembras múltiples en diferentes ambientes para saber cuál sería el de dominio. Se cultivarían en los departamentos del Magdalena, Córdoba, Cesar y La Guajira. En el Cesar tenemos priorizados los municipios PDET para el cultivo de la nueva variedad de frijoles”, comentó Tofiño.
Argumentó que los territorios PDET del Cesar son los que más requieren de procesos de innovación para generar mayor dinámica económica. Por ello sembrarían en las zonas planas de esos municipios, específicamente por debajo de los 400 metros sobre el nivel del mar. Precisó que esos terrenos son catalogados como áreas marginales para la siembra del frijol, pero con los genotipos los productores tendrán nueva alternativa de agronegocio de cultivos transitorios.
Señaló que hasta la fecha los territorios PDET vinculados son: la vereda Cuba Putumayo, jurisdicción de Valledupar; el corregimiento de Guacochito; la vereda La Frontera de Agustín Codazzi y el municipio de Manaure.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN
El proyecto agrícola inició en agosto del 2020 bajo la financiación del gobierno de Corea del Sur, con el propósito de sembrar una variedad de frijoles que sean resistentes a las sequías y con mejor tolerancia al cambio de clima.
Alrededor de 45 genotipos de frijoles modificados se sembrarán en los municipios que hacen parte de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, para dinamizar la economía de las veredas y corregimientos que fueron víctimas del conflicto armado. Los pequeños productores tendrán la posibilidad de cultivar dicha semilla por debajo de los 400 metros sobre el nivel del mar, y obtener un grano de calidad.
De acuerdo con Adriana Tofiño, investigadora del Centro de Investigación Motilonia, ubicado en el municipio de Agustín Codazzi, los 45 genotipos hacen parte de 87 variedades que fueron investigadas y puestas a prueba bajo las condiciones climáticas del Caribe en el año 2020. Este proyecto hace parte del Programa de Mejoramiento Genético de Fríjol del CIAT, que fue implementando para generar una variedad de este grano que pueda competir con el frijol rosado de zaragosa.
“El frijol rosado de zaragosa solamente se produce a partir de los 700 metros sobre el nivel del mar. En cambio, el que nosotros estamos produciendo se cultivó en el Centro de Investigación Motilonia, que está a 10 metros sobre el nivel del mar. Obtuvimos un rendimiento de entre 1.300 y 2.400 kilos de cosecha”, manifestó la experta.
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Explicó que a la altura en la que fueron sembrados los 45 genotipos, las variedades locales de frijol no producen granos, únicamente producen brotes, es decir, hojas. Por ello “se está retando la variabilidad genética de la especie phaseolus vulgaris (frijol)” debido a que se está cosechando en zonas planas.
En ese sentido, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia, realizó una serie de talleres de actualización de manera presencial y virtual con productores agrícolas para que conocieran los genotipos y el desarrollo de estos.
Así mismo, las condiciones del cultivo porque los frijoles que se siembran en altitudes bajas producen semillas arrugadas, desproporcionadas y de colores desteñidos. Según Adriana Tofiño, investigadora del Centro de Investigación Motilonia, también se realizaron días de campo con hasta 180 productores vinculados al programa para que aprendieran sobre la composición de los genotipos.
Actualmente los 45 genotipos están cargados y los investigadores están a la espera de que las vainas sequen para cosechar los frijoles, y tomar evidencia del tamaño, color y la forma de estos. Una vez sean tomadas las muestras harán unas consultas participativas a los productores para verificar que el grano producido es aceptado por los agricultores e indagar sobre cuál prefieren.
Dichas consultas también se extenderán al sector comercial para identificar qué genotipos tienen mayor aceptación. Una vez sean definidos se determinará el área donde se recomendaría sembrarlos, según Adriana Tofiño.
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“En el 2022 haremos siembras múltiples en diferentes ambientes para saber cuál sería el de dominio. Se cultivarían en los departamentos del Magdalena, Córdoba, Cesar y La Guajira. En el Cesar tenemos priorizados los municipios PDET para el cultivo de la nueva variedad de frijoles”, comentó Tofiño.
Argumentó que los territorios PDET del Cesar son los que más requieren de procesos de innovación para generar mayor dinámica económica. Por ello sembrarían en las zonas planas de esos municipios, específicamente por debajo de los 400 metros sobre el nivel del mar. Precisó que esos terrenos son catalogados como áreas marginales para la siembra del frijol, pero con los genotipos los productores tendrán nueva alternativa de agronegocio de cultivos transitorios.
Señaló que hasta la fecha los territorios PDET vinculados son: la vereda Cuba Putumayo, jurisdicción de Valledupar; el corregimiento de Guacochito; la vereda La Frontera de Agustín Codazzi y el municipio de Manaure.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN