El pasado día primero, familiares y amigos, celebramos su feliz nacimiento, hace 86 años, en la población de San Diego. He aquí algunos párrafos de las palabras que pronuncié: Creció retozando con sus amiguitos, quienes entraban y salían de las casas solariegas de vecinos y compadres, y uno de ellos, él, ya era tenido como […]
El pasado día primero, familiares y amigos, celebramos su feliz nacimiento, hace 86 años, en la población de San Diego. He aquí algunos párrafos de las palabras que pronuncié:
Creció retozando con sus amiguitos, quienes entraban y salían de las casas solariegas de vecinos y compadres, y uno de ellos, él, ya era tenido como un niño que por su inteligencia inquieta y juicioso comportamiento prometía ser el consagrado bachiller y luego el destacado estudiante de derecho, primero en la Universidad Nacional y después, graduado en la Externado de Colombia, porque había sido expulsado de aquella, por su amor a la libertad.
Con Crispín y con un puñado de compañeros, igualmente dispuestos al sacrificio personal con tal de ganar para la república el valor de la libertad, oprimida por la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla, fundaron la Federación Nacional de Estudiantes, y desplegaron el Movimiento Nacional que finalmente dio al traste con aquel gobierno y permitió el restablecimiento de los derechos políticos de los ciudadanos, que transitoriamente habían estado agobiados por él. Luego tuvo ocasión el plebiscito de 1957 y el recobro de la paz política mediante el establecimiento del llamado Frente Nacional.
Durante su vigencia y en el gobierno del conservador Misael Pastrana Borrero, éste designó Ministro de Trabajo a Crispín Villazón de Armas, sucedido por el nombramiento de José Antonio Murgas. Ambos, para orgullo familiar, de sus amigos, de la Costa Atlántica y Nación toda, desempeñaron el encargo no solamente con brillante inteligencia y resultados notables en la cartera laboral, sino con tal pulcritud personal y familiar que la crítica nacional los pondera como acrisolados y castos gobernantes en el manejo del erario público.
Murgas, conservando el mismo comportamiento personal y familiar limpio, fue Representante a la Cámara por el Partido Liberal y allí se convirtió en el padre genuino de la creación del Departamento del Cesar, histórica tarea en la que lo acompañaron meritorios dirigentes políticos regionales y nacionales de ambos partidos, empresarios y en general comprometidos luchadores de la justa causa por la independencia del Departamento del Magdalena.
No obstante las exitosas gestiones públicas precedentes, anotadas a grandes rasgos, ahora quiero referirme, ¡y con qué encomio!, a la ejemplarizante personalidad humana de mi compadre Murgas, que es lo más valioso de todos sus actos y hechos vitales.
Su reconocida inteligencia y más grande benevolencia, es lo que lo distingue singularmente, y más esta última virtud que la primera facultad. Ha vivido antes que para sí, entregado a los demás, familiares, amigos y desconocidos, a la suerte de su región y del País, y ello con digna pobreza material pero con sobre abundante riqueza espiritual.
Arar así como él ha arado por los campos de la vida no siempre es fácil y difícil encontrarle parangones. Esas virtudes suyas han estado a la vista de todo mundo de tal manera que no requieren pruebas específicas.
Sin embargo, la primera virtud que he debido señalar para caracterizarlo de cuerpo y alma enteros es la de la humildad. Suficiente es decir, que con obstinación, siempre ha rechazado la tentación, ofrecida varias veces, de recibir un homenaje público de sus conciudadanos, y estoy seguro que no le ha sido fácil aceptar la celebración con banquete de este cumpleaños.
El pasado día primero, familiares y amigos, celebramos su feliz nacimiento, hace 86 años, en la población de San Diego. He aquí algunos párrafos de las palabras que pronuncié: Creció retozando con sus amiguitos, quienes entraban y salían de las casas solariegas de vecinos y compadres, y uno de ellos, él, ya era tenido como […]
El pasado día primero, familiares y amigos, celebramos su feliz nacimiento, hace 86 años, en la población de San Diego. He aquí algunos párrafos de las palabras que pronuncié:
Creció retozando con sus amiguitos, quienes entraban y salían de las casas solariegas de vecinos y compadres, y uno de ellos, él, ya era tenido como un niño que por su inteligencia inquieta y juicioso comportamiento prometía ser el consagrado bachiller y luego el destacado estudiante de derecho, primero en la Universidad Nacional y después, graduado en la Externado de Colombia, porque había sido expulsado de aquella, por su amor a la libertad.
Con Crispín y con un puñado de compañeros, igualmente dispuestos al sacrificio personal con tal de ganar para la república el valor de la libertad, oprimida por la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla, fundaron la Federación Nacional de Estudiantes, y desplegaron el Movimiento Nacional que finalmente dio al traste con aquel gobierno y permitió el restablecimiento de los derechos políticos de los ciudadanos, que transitoriamente habían estado agobiados por él. Luego tuvo ocasión el plebiscito de 1957 y el recobro de la paz política mediante el establecimiento del llamado Frente Nacional.
Durante su vigencia y en el gobierno del conservador Misael Pastrana Borrero, éste designó Ministro de Trabajo a Crispín Villazón de Armas, sucedido por el nombramiento de José Antonio Murgas. Ambos, para orgullo familiar, de sus amigos, de la Costa Atlántica y Nación toda, desempeñaron el encargo no solamente con brillante inteligencia y resultados notables en la cartera laboral, sino con tal pulcritud personal y familiar que la crítica nacional los pondera como acrisolados y castos gobernantes en el manejo del erario público.
Murgas, conservando el mismo comportamiento personal y familiar limpio, fue Representante a la Cámara por el Partido Liberal y allí se convirtió en el padre genuino de la creación del Departamento del Cesar, histórica tarea en la que lo acompañaron meritorios dirigentes políticos regionales y nacionales de ambos partidos, empresarios y en general comprometidos luchadores de la justa causa por la independencia del Departamento del Magdalena.
No obstante las exitosas gestiones públicas precedentes, anotadas a grandes rasgos, ahora quiero referirme, ¡y con qué encomio!, a la ejemplarizante personalidad humana de mi compadre Murgas, que es lo más valioso de todos sus actos y hechos vitales.
Su reconocida inteligencia y más grande benevolencia, es lo que lo distingue singularmente, y más esta última virtud que la primera facultad. Ha vivido antes que para sí, entregado a los demás, familiares, amigos y desconocidos, a la suerte de su región y del País, y ello con digna pobreza material pero con sobre abundante riqueza espiritual.
Arar así como él ha arado por los campos de la vida no siempre es fácil y difícil encontrarle parangones. Esas virtudes suyas han estado a la vista de todo mundo de tal manera que no requieren pruebas específicas.
Sin embargo, la primera virtud que he debido señalar para caracterizarlo de cuerpo y alma enteros es la de la humildad. Suficiente es decir, que con obstinación, siempre ha rechazado la tentación, ofrecida varias veces, de recibir un homenaje público de sus conciudadanos, y estoy seguro que no le ha sido fácil aceptar la celebración con banquete de este cumpleaños.