José Luis Arredondo, economista y líder político de Colombia Humana en La Guajira, hizo un balance para EL PILÓN de la visita, una semana, a la península del presidente Gustavo Petro.
José Luis Arredondo, economista de la Universidad Externado y destacado líder académico en la región, así como escritor especializado en temas de energía, minería y pobreza regional, recientemente ha incursionado en el liderazgo político en La Guajira con el partido Colombia Humana. Arredondo realizó un balance para EL PILÓN sobre la visita de una semana del presidente Gustavo Petro a la península.
Esa pregunta tiene una respuesta entrelazada. En primer lugar y tal como lo manifestó el propio Petro, el día sábado en San Juan; La Guajira dispone para él de un elemento, si se quiere mágico, supersticioso, que le proporciona una energía particular y, por ello, tal como lo reconoció, siempre ha tenido la costumbre de iniciar sus campañas presidenciales por este territorio.
Pero, por otro lado, en esas razones, obviamente debemos incluir una especie de traslape de sus grandes preocupaciones subyacentes en lo social, en este caso trasladado al ámbito territorial: las desigualdades. La Guajira conjuntamente con el Chocó son los departamentos que poseen los indicadores sociales más bajos del país. Constituyen ejemplos paradigmáticos de una de las particularidades del modelo de desarrollo colombiano: la desigualdad regional.
Petro se ha desplazado a La Guajira tres o cuatro veces, en menos de un año de mandato, lo cual es bastante diciente y nos sugiere que haber escogido La Guajira para trasladar sus funciones durante una semana, y el de su gabinete en pleno, no es asunto casual. En ello incide también y de manera poderosa su preocupación por la desgarradora tragedia de la mortalidad de los infantes wayuu. No lo estoy interpretando, lo estoy deduciendo.
El Estado de Cosas Inconstitucional derivado de los escasos o casi nulos resultados para acatar la Sentencia T-302 de 2017, relacionada con la dolorosa e incontrolable tragedia del fallecimiento de miles de niños wayuu, como consecuencia a su vez de factores geográficos, económicos, ambientales, culturales, administrativos, que han determinado una suerte de grave calamidad pública, todo ello ajustado y coincidente con un anunciado fenómeno de El Niño, resultante a su vez del Cambio Climático, perfectamente le pueden atribuir la connotación de situación sobreviniente y le podrían otorgar a la Corte Constitucional argumentos para declarar válida la Emergencia Económica y Ecológica. Dios quiera que en caso de que los elementos que justifiquen los Decretos gubernamentales no sean lo suficientemente convincentes; la sustancia, la potencia de los hechos sean determinantes y que la realidad cruda y dramática se impongan sobre las formalidades y permita una hermenéutica favorable.
Son los conflictos y problemas que la extracción de carbón ha propiciado en La Guajira. Por supuesto que algunos no estarán de acuerdo, pero el proyecto Cerrejón, al igual que cualquier actividad extractiva similar de carbón, aquí y en cualquier lugar del mundo, es absolutamente voraz en el consumo de agua. Entra en contradicción con su uso o consumo para las actividades humanas prioritarias. Aquí coincidimos plenamente con el presidente Petro, y en lo personal lo reflejo en mi investigación denominada: ‘Razones centrales de la crisis guajira’. En ese documento plasmo, con bastante detalle, el impacto negativo que la minería de carbón ha generado en las potencialidades hídricas de la región.
El acaparamiento y la apropiación por parte de las empresas carboníferas ha influido para que muchos arroyos y caños que tributaban al Ranchería hoy se hayan secado. A lo cual sumamos la profundización de los niveles freáticos. Igualmente se ha deteriorado la calidad, disponibilidad y accesibilidad; en síntesis, se ha contaminado el agua.
Por supuesto que los problemas entre esas dos áreas territoriales (Alta y Baja Guajira) son distintos. Corresponden a dos regiones que geográfica, económica, étnica y culturalmente son bastante diferentes.
El gobierno Petro ha hecho suficiente énfasis en esas diferencias, ha establecido claramente dichas distinciones. Por lo tanto, el diagnóstico es acertado, lo que, por supuesto, les lleva a asumir de una manera específica cada situación concreta, pero sin obviar los elementos de complementariedad subsistentes. Amén de que, con respecto a gobiernos anteriores, se asumen los problemas desde una perspectiva cualitativamente distinta. Los problemas no solo son asumidos desde el punto de vista cuantitativo. Los aspectos culturales y sociales son tenidos en cuenta de forma bastante particular.
Aprovecho la ocasión para trascender del lugar común de atribuir las desgracias y el atraso del departamento al fenómeno de la corrupción. Aquí expresamos una diferencia, si se quiere sustancial, y trascendemos, rebasamos, el discernimiento homogéneo, tradicional y facilista de pensar que la corrupción por sí sola explica la crisis, la marginalidad y el subdesarrollo del territorio. El asunto es más complejo y a él contribuyen las diferentes instancias de Gobierno: central, departamental y local. Todos ellos se conjugan. Amén de ciertas condiciones estructurales e históricas.
Si la corrupción fuese el único factor, Colombia sería una nación subdesarrollada en todos sus territorios. La corrupción ha hecho metástasis. Es un fenómeno sistémico que inunda la nacionalidad como un todo, inclusive los macroescándalos de corrupción ocurren por fuera de nuestro territorio.
Es cierto que existió la intención de realizar un paro en el sur del departamento, motivado por el rumor y la eventualidad de que el presidente no iba a hacer presencia en la zona. Obviamente nada contra el presidente y su gobierno, estamos sumamente complacidos y satisfechos de que Petro permaneciera gobernando durante una semana desde La Guajira. Nuestra inconformidad apuntaba básicamente a los organizadores de la agenda gubernamental y a ciertos líderes del norte. Algunos de los cuales presumen de su cercanía con las esferas centrales y sobre esos considerandos se sienten erróneamente dotados, prevalidos de determinados derechos superiores, lo cual he denominado como una suerte de etnocentrismo ideológico y político.
En cuanto a la escogencia de San Juan como sede de la única visita en el sur -Petro solo perdió en este municipio del departamento en las elecciones presidenciales-, me parece apropiado, ya que la diferencia estadística disminuyó sustancialmente con respecto a resultados anteriores y además es una forma de rodear y estimular a los compañeros que han realizado la tarea en el municipio.
La recepción a Petro fue inmejorable y la asistencia bastante nutrida.
En la respuesta anterior esbocé algunas pinceladas al respecto, aprovecho para ampliar mis opiniones: desafortunadamente entre nosotros, como en cualquier organización constituida por seres humanos, algún puñado de militantes, desdiciendo de su condición de líderes alternativos, no interpretan cabalmente su verdadero rol y tienen tendencia a sobreestimar el mismo.
Algún amigo de allá del norte (de La Guajira), a quien aprecio de manera especial, acostumbra a tildar nuestras recurrentes quejas al respecto como una “narrativa de los sureños”, pero resulta que esa narrativa la sentimos, la padecemos y la expresamos la inmensa mayoría, el grueso de la militancia de esta zona del departamento. “Algo hay en el canto de la cabuya”.
En mi modesta opinión y de acuerdo a lo que he venido estudiando en torno a los problemas esenciales de La Guajira, pienso que con excepción de lo atinente al asunto del cobre en los municipios del sur-sur. Aclaro, la extracción de cobre no es un problema es una expectativa, pero debió estar en la agenda, aunque fuese de manera exploratoria, va a ser clave en la coyuntura que se avecina con los distintos proyectos eólicos, solares y mareomotrices, y por supuesto en el futuro de la industria automovilística, basada en vehículos eléctricos. No obstante, considero que la agenda presidencial copó los problemas básicos y estructurales del departamento y hubo compromisos concretos, específicos, y anuncios presupuestales en torno a obras de infraestructura como los 311 kilómetros de vías en La Alta Guajira, el aeropuerto en esa misma zona, compromisos con instituciones educativas, hospitales, tierras a campesinos, entrega de un número significativo de computadores, Pactos por la Transición Energética, el cual reviste una importancia inusitada dada la coyuntura de los proyectos eólicos, Universidad wayuu para la formación del recurso humano a ser utilizado en los proyectos de Energías Renovables no Convencionales, garantías en la ejecución de la segunda fase del proyecto Ranchería, reordenamiento en el uso del agua y otra serie de compromisos puntuales de menor envergadura, pero igualmente importantes.
Creo que lo respondido arriba en alguna medida sirve para resolver este interrogante. De todos modos, desearía disponer de una “bola de cristal”. Amanecerá y veremos. Pero lo cierto es que jamás presidente alguno había generado tantas esperanzas en nuestro departamento como gobernante, ni siquiera como candidato.
José Luis Arredondo, economista y líder político de Colombia Humana en La Guajira, hizo un balance para EL PILÓN de la visita, una semana, a la península del presidente Gustavo Petro.
José Luis Arredondo, economista de la Universidad Externado y destacado líder académico en la región, así como escritor especializado en temas de energía, minería y pobreza regional, recientemente ha incursionado en el liderazgo político en La Guajira con el partido Colombia Humana. Arredondo realizó un balance para EL PILÓN sobre la visita de una semana del presidente Gustavo Petro a la península.
Esa pregunta tiene una respuesta entrelazada. En primer lugar y tal como lo manifestó el propio Petro, el día sábado en San Juan; La Guajira dispone para él de un elemento, si se quiere mágico, supersticioso, que le proporciona una energía particular y, por ello, tal como lo reconoció, siempre ha tenido la costumbre de iniciar sus campañas presidenciales por este territorio.
Pero, por otro lado, en esas razones, obviamente debemos incluir una especie de traslape de sus grandes preocupaciones subyacentes en lo social, en este caso trasladado al ámbito territorial: las desigualdades. La Guajira conjuntamente con el Chocó son los departamentos que poseen los indicadores sociales más bajos del país. Constituyen ejemplos paradigmáticos de una de las particularidades del modelo de desarrollo colombiano: la desigualdad regional.
Petro se ha desplazado a La Guajira tres o cuatro veces, en menos de un año de mandato, lo cual es bastante diciente y nos sugiere que haber escogido La Guajira para trasladar sus funciones durante una semana, y el de su gabinete en pleno, no es asunto casual. En ello incide también y de manera poderosa su preocupación por la desgarradora tragedia de la mortalidad de los infantes wayuu. No lo estoy interpretando, lo estoy deduciendo.
El Estado de Cosas Inconstitucional derivado de los escasos o casi nulos resultados para acatar la Sentencia T-302 de 2017, relacionada con la dolorosa e incontrolable tragedia del fallecimiento de miles de niños wayuu, como consecuencia a su vez de factores geográficos, económicos, ambientales, culturales, administrativos, que han determinado una suerte de grave calamidad pública, todo ello ajustado y coincidente con un anunciado fenómeno de El Niño, resultante a su vez del Cambio Climático, perfectamente le pueden atribuir la connotación de situación sobreviniente y le podrían otorgar a la Corte Constitucional argumentos para declarar válida la Emergencia Económica y Ecológica. Dios quiera que en caso de que los elementos que justifiquen los Decretos gubernamentales no sean lo suficientemente convincentes; la sustancia, la potencia de los hechos sean determinantes y que la realidad cruda y dramática se impongan sobre las formalidades y permita una hermenéutica favorable.
Son los conflictos y problemas que la extracción de carbón ha propiciado en La Guajira. Por supuesto que algunos no estarán de acuerdo, pero el proyecto Cerrejón, al igual que cualquier actividad extractiva similar de carbón, aquí y en cualquier lugar del mundo, es absolutamente voraz en el consumo de agua. Entra en contradicción con su uso o consumo para las actividades humanas prioritarias. Aquí coincidimos plenamente con el presidente Petro, y en lo personal lo reflejo en mi investigación denominada: ‘Razones centrales de la crisis guajira’. En ese documento plasmo, con bastante detalle, el impacto negativo que la minería de carbón ha generado en las potencialidades hídricas de la región.
El acaparamiento y la apropiación por parte de las empresas carboníferas ha influido para que muchos arroyos y caños que tributaban al Ranchería hoy se hayan secado. A lo cual sumamos la profundización de los niveles freáticos. Igualmente se ha deteriorado la calidad, disponibilidad y accesibilidad; en síntesis, se ha contaminado el agua.
Por supuesto que los problemas entre esas dos áreas territoriales (Alta y Baja Guajira) son distintos. Corresponden a dos regiones que geográfica, económica, étnica y culturalmente son bastante diferentes.
El gobierno Petro ha hecho suficiente énfasis en esas diferencias, ha establecido claramente dichas distinciones. Por lo tanto, el diagnóstico es acertado, lo que, por supuesto, les lleva a asumir de una manera específica cada situación concreta, pero sin obviar los elementos de complementariedad subsistentes. Amén de que, con respecto a gobiernos anteriores, se asumen los problemas desde una perspectiva cualitativamente distinta. Los problemas no solo son asumidos desde el punto de vista cuantitativo. Los aspectos culturales y sociales son tenidos en cuenta de forma bastante particular.
Aprovecho la ocasión para trascender del lugar común de atribuir las desgracias y el atraso del departamento al fenómeno de la corrupción. Aquí expresamos una diferencia, si se quiere sustancial, y trascendemos, rebasamos, el discernimiento homogéneo, tradicional y facilista de pensar que la corrupción por sí sola explica la crisis, la marginalidad y el subdesarrollo del territorio. El asunto es más complejo y a él contribuyen las diferentes instancias de Gobierno: central, departamental y local. Todos ellos se conjugan. Amén de ciertas condiciones estructurales e históricas.
Si la corrupción fuese el único factor, Colombia sería una nación subdesarrollada en todos sus territorios. La corrupción ha hecho metástasis. Es un fenómeno sistémico que inunda la nacionalidad como un todo, inclusive los macroescándalos de corrupción ocurren por fuera de nuestro territorio.
Es cierto que existió la intención de realizar un paro en el sur del departamento, motivado por el rumor y la eventualidad de que el presidente no iba a hacer presencia en la zona. Obviamente nada contra el presidente y su gobierno, estamos sumamente complacidos y satisfechos de que Petro permaneciera gobernando durante una semana desde La Guajira. Nuestra inconformidad apuntaba básicamente a los organizadores de la agenda gubernamental y a ciertos líderes del norte. Algunos de los cuales presumen de su cercanía con las esferas centrales y sobre esos considerandos se sienten erróneamente dotados, prevalidos de determinados derechos superiores, lo cual he denominado como una suerte de etnocentrismo ideológico y político.
En cuanto a la escogencia de San Juan como sede de la única visita en el sur -Petro solo perdió en este municipio del departamento en las elecciones presidenciales-, me parece apropiado, ya que la diferencia estadística disminuyó sustancialmente con respecto a resultados anteriores y además es una forma de rodear y estimular a los compañeros que han realizado la tarea en el municipio.
La recepción a Petro fue inmejorable y la asistencia bastante nutrida.
En la respuesta anterior esbocé algunas pinceladas al respecto, aprovecho para ampliar mis opiniones: desafortunadamente entre nosotros, como en cualquier organización constituida por seres humanos, algún puñado de militantes, desdiciendo de su condición de líderes alternativos, no interpretan cabalmente su verdadero rol y tienen tendencia a sobreestimar el mismo.
Algún amigo de allá del norte (de La Guajira), a quien aprecio de manera especial, acostumbra a tildar nuestras recurrentes quejas al respecto como una “narrativa de los sureños”, pero resulta que esa narrativa la sentimos, la padecemos y la expresamos la inmensa mayoría, el grueso de la militancia de esta zona del departamento. “Algo hay en el canto de la cabuya”.
En mi modesta opinión y de acuerdo a lo que he venido estudiando en torno a los problemas esenciales de La Guajira, pienso que con excepción de lo atinente al asunto del cobre en los municipios del sur-sur. Aclaro, la extracción de cobre no es un problema es una expectativa, pero debió estar en la agenda, aunque fuese de manera exploratoria, va a ser clave en la coyuntura que se avecina con los distintos proyectos eólicos, solares y mareomotrices, y por supuesto en el futuro de la industria automovilística, basada en vehículos eléctricos. No obstante, considero que la agenda presidencial copó los problemas básicos y estructurales del departamento y hubo compromisos concretos, específicos, y anuncios presupuestales en torno a obras de infraestructura como los 311 kilómetros de vías en La Alta Guajira, el aeropuerto en esa misma zona, compromisos con instituciones educativas, hospitales, tierras a campesinos, entrega de un número significativo de computadores, Pactos por la Transición Energética, el cual reviste una importancia inusitada dada la coyuntura de los proyectos eólicos, Universidad wayuu para la formación del recurso humano a ser utilizado en los proyectos de Energías Renovables no Convencionales, garantías en la ejecución de la segunda fase del proyecto Ranchería, reordenamiento en el uso del agua y otra serie de compromisos puntuales de menor envergadura, pero igualmente importantes.
Creo que lo respondido arriba en alguna medida sirve para resolver este interrogante. De todos modos, desearía disponer de una “bola de cristal”. Amanecerá y veremos. Pero lo cierto es que jamás presidente alguno había generado tantas esperanzas en nuestro departamento como gobernante, ni siquiera como candidato.