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Inteligencia y conciencia

En otras columnas me he referido a este joven historiador y pensador israelí. Muy inteligente, como todos sus paisanos, de todos los tiempos. Yuval Noah Harari, en sus obras como ‘Sapiens’, ‘Homo Deus’ y ‘21 lecciones para el siglo XXI’, aborda la relación entre inteligencia y conciencia desde una perspectiva histórica y filosófica. 

Inteligencia y conciencia

Inteligencia y conciencia

Por: Rodrigo

@el_pilon

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En otras columnas me he referido a este joven historiador y pensador israelí. Muy inteligente, como todos sus paisanos, de todos los tiempos. Yuval Noah Harari, en sus obras como ‘Sapiens’, ‘Homo Deus’ y ‘21 lecciones para el siglo XXI’, aborda la relación entre inteligencia y conciencia desde una perspectiva histórica y filosófica. 

Es muy interesante, porque enseña, en este caso, la diferencia entre inteligencia y conciencia, de tal manera que podemos afirmar, por ejemplo, que la naturaleza vegetal es inteligente, aunque no consciente. A mí me revela el misterio de la semilla de las plantas, que siempre me ha inquietado: se potencia para nacer, crecer y, dependiendo de su especie, florece y la flor deviene en fruto (dialéctica hegeliana, ¿verdad?). —¡Y cuánta inteligencia en el reino animal!—. 

¿Acaso no es este un proceso inteligente, ya que, según el autor citado, inteligencia es la capacidad de alcanzar objetivos? Pero ese proceso no tiene conciencia, que es la capacidad de experimentar sentimientos subjetivos como dolor, placer, amor y odio, y tomar decisiones correlativas. Otro ejemplo: los ordenadores son inteligentes, pero no son conscientes. El peligro de estas máquinas inteligentes está en que lleguen a hacerse conscientes, como parece ser su futuro, según el autor.

Explicaciones al respecto. De nuevo, Harari define la inteligencia como la capacidad de resolver problemas. La semilla del ejemplo resuelve su problema: echar pa’lante. A los humanos les ha permitido dominar el planeta**,** desarrollando tecnologías, construyendo sociedades complejas y creando narrativas compartidas que cohesionan a grandes grupos. Señala que la inteligencia no es un atributo exclusivo de los humanos; otros animales, así como máquinas y algoritmos, también pueden exhibir formas de inteligencia. En la actualidad, la inteligencia artificial (IA) ha alcanzado niveles impresionantes, planteando preguntas sobre el futuro del trabajo, la economía y la sociedad.

La conciencia, por otro lado, es un concepto más complejo y menos definido. Harari considera que la conciencia es la capacidad de experimentar pensamientos y emociones de manera subjetiva. Esto incluye la habilidad de reflexionar sobre uno mismo y de tener una percepción interna del mundo. Mientras que la inteligencia puede ser replicada y ampliada a través de máquinas, la conciencia sigue siendo un fenómeno profundamente humano, aunque su naturaleza exacta sigue siendo objeto de debate.

Harari sugiere que, aunque la inteligencia y la conciencia están relacionadas, no son lo mismo. La inteligencia puede existir sin conciencia, como en el caso de la semilla, de los algoritmos que resuelven problemas de manera eficaz, pero carecen de experiencia subjetiva. Por otro lado, la conciencia humana está íntimamente ligada a nuestra experiencia emocional y social, lo que nos hace únicos.

En el contexto del futuro, el pensador plantea, que la creciente capacidad de la IA para realizar tareas intelectuales podría llevar a una redefinición de lo que significa ser humano. A medida que las máquinas se vuelven más inteligentes, surge la pregunta de si la conciencia será el último bastión de lo humano. Esto plantea dilemas éticos y filosóficos sobre el valor de la vida, la identidad y el papel de la tecnología en nuestras vidas.

En fin, Harari explora la relación entre inteligencia y conciencia, destacando su importancia para entender la evolución humana y el futuro de la sociedad. Mientras la inteligencia puede ser replicada y superada por la tecnología, la conciencia sigue siendo un aspecto distintivo de la experiencia humana, lo que nos lleva a reflexionar sobre el significado de nuestra existencia en un mundo cada vez más automatizado, y desde este punto de vista, menos humanista. rodrigolopezbarros@hotmail.com

Por: Rodrigo López Barros.

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