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Editorial - 10 diciembre, 2012

Informalidad, ilegalidad y piratería laboral

Los conceptos de este titular tienden, a menudo, a borrar sus fronteras etimológicas y casi nadie se detiene  a analizar la relación de causalidad entre ellos, somos una sociedad que se detiene en los efectos sin mirar las causas. La informalidad es uno de los efectos de la economía de mercado que crece a expensas […]

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Los conceptos de este titular tienden, a menudo, a borrar sus fronteras etimológicas y casi nadie se detiene  a analizar la relación de causalidad entre ellos, somos una sociedad que se detiene en los efectos sin mirar las causas. La informalidad es uno de los efectos de la economía de mercado que crece a expensas de la reducción del mercado laboral e incremento de las utilidades de los empresarios. La informalidad en Colombia es estructural; en 2007 se ubicó en el 49.9% y en 2012 ya estamos en 51.3%; vale la pena comentar que el 51.1% de los informales tiene estudios de secundaria que no han tenido oportunidades. En el Cesar estamos por encima del 60%; Valledupar ocupa el cuarto lugar mas alto en informalidad dentro de las trece principales ciudades, solo por debajo de Riohacha, Quibdó y Florencia. La informalidad llegó primero que la ilegalidad laboral y es la causante de muchos de los problemas sociales y económicos del país; el 88.78% de los informales no cotiza en salud, quedando desprotegido su núcleo familiar; el 88% de los empleos del país son “basura” y no reciben primas, el 67% no recibe vacaciones; el 58.5% trabaja por cuenta propia, que es informalidad. Son cifras del BR. Pasar de la informalidad a la ilegalidad y a la piratería laboral es cuestión de tiempo y circunstancias. En Valledupar, por ejemplo, mas del 60% del transporte urbano lo hace el mototaxismo, según la Cámara de Comercio de la ciudad.La ilegalidad y la piratería laboral, son problemas derivados pero que se miran como determinantes. Surgen como un mecanismo espontáneo de supervivencia pero que pueden llegar a convertirse en un problema incontrolable y degenerativo, haciendo olvidar su génesis. Por eso, cuando las autoridades y parte de la sociedad civil tratan de buscarle soluciones, lo primeo que se les ocurre es la represión. Y no es que desde esta tribuna se haga apología de lo llamado ilegal, sino de darle un enfoque mas racional al problema, pensando en que lo fundamental es combatir las causas y no los efectos; el cortoplacismo, que es lo mas fácil, no resuelve los problemas sino que los enmascara. El hambre y las necesidades de los transportistas piratas no se diferencian de las que sufren los que se mueven en la formalidad. En una economía de libre mercado no debería existir el concepto de informalidad porque atenta contra el derecho a la vida. ¿A qué se dedicarían los “pimpineros” de no existir el contrabando de la gasolina venezolana? ¿Cuántos puestos les ofrece el mercado laboral a estas familias? Este es un reto que tienen las autoridades y el sector privado para generar una lluvia de ideas que nos ayuden a salir de este peligroso vórtice socioeconómico. La verdad es que el departamento del Cesar y todos sus municipios, deberían poner a circular los presupuestos destinados a infraestructura; estamos en recesión, las cifras del comercio así lo indican. La chequera del Estado debe comenzar a andar.

Editorial
10 diciembre, 2012

Informalidad, ilegalidad y piratería laboral

Los conceptos de este titular tienden, a menudo, a borrar sus fronteras etimológicas y casi nadie se detiene  a analizar la relación de causalidad entre ellos, somos una sociedad que se detiene en los efectos sin mirar las causas. La informalidad es uno de los efectos de la economía de mercado que crece a expensas […]


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Los conceptos de este titular tienden, a menudo, a borrar sus fronteras etimológicas y casi nadie se detiene  a analizar la relación de causalidad entre ellos, somos una sociedad que se detiene en los efectos sin mirar las causas. La informalidad es uno de los efectos de la economía de mercado que crece a expensas de la reducción del mercado laboral e incremento de las utilidades de los empresarios. La informalidad en Colombia es estructural; en 2007 se ubicó en el 49.9% y en 2012 ya estamos en 51.3%; vale la pena comentar que el 51.1% de los informales tiene estudios de secundaria que no han tenido oportunidades. En el Cesar estamos por encima del 60%; Valledupar ocupa el cuarto lugar mas alto en informalidad dentro de las trece principales ciudades, solo por debajo de Riohacha, Quibdó y Florencia. La informalidad llegó primero que la ilegalidad laboral y es la causante de muchos de los problemas sociales y económicos del país; el 88.78% de los informales no cotiza en salud, quedando desprotegido su núcleo familiar; el 88% de los empleos del país son “basura” y no reciben primas, el 67% no recibe vacaciones; el 58.5% trabaja por cuenta propia, que es informalidad. Son cifras del BR. Pasar de la informalidad a la ilegalidad y a la piratería laboral es cuestión de tiempo y circunstancias. En Valledupar, por ejemplo, mas del 60% del transporte urbano lo hace el mototaxismo, según la Cámara de Comercio de la ciudad.La ilegalidad y la piratería laboral, son problemas derivados pero que se miran como determinantes. Surgen como un mecanismo espontáneo de supervivencia pero que pueden llegar a convertirse en un problema incontrolable y degenerativo, haciendo olvidar su génesis. Por eso, cuando las autoridades y parte de la sociedad civil tratan de buscarle soluciones, lo primeo que se les ocurre es la represión. Y no es que desde esta tribuna se haga apología de lo llamado ilegal, sino de darle un enfoque mas racional al problema, pensando en que lo fundamental es combatir las causas y no los efectos; el cortoplacismo, que es lo mas fácil, no resuelve los problemas sino que los enmascara. El hambre y las necesidades de los transportistas piratas no se diferencian de las que sufren los que se mueven en la formalidad. En una economía de libre mercado no debería existir el concepto de informalidad porque atenta contra el derecho a la vida. ¿A qué se dedicarían los “pimpineros” de no existir el contrabando de la gasolina venezolana? ¿Cuántos puestos les ofrece el mercado laboral a estas familias? Este es un reto que tienen las autoridades y el sector privado para generar una lluvia de ideas que nos ayuden a salir de este peligroso vórtice socioeconómico. La verdad es que el departamento del Cesar y todos sus municipios, deberían poner a circular los presupuestos destinados a infraestructura; estamos en recesión, las cifras del comercio así lo indican. La chequera del Estado debe comenzar a andar.