Está bajando la tasa de natalidad en Colombia. Ese es el hecho concreto; así lo acaba de ratificar el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas —Dane— en un comunicado: en 2024 se registraron en Colombia 445.011 nacimientos, una caída del 13,7 por ciento, en comparación de la misma tasa en 2023. Es un hecho sociológico fundamental. Las colombianas quieren tener menos hijos, otras no quieren tenerlos, y el tamaño de las familias se ha reducido, sustancialmente.
Es un indicador digno de análisis e interpretación para muchos profesionales: sociólogos, economistas, sicólogos, etc. Lo cierto es que esa tasa venía bajando desde hace años, pero llegaron los venezolanos y esto produjo un aumento en la población del país de dos millones de personas, aproximadamente. Hoy somos 52 millones de personas. Los colombianos en el exterior se estiman en 5 millones, aproximadamente.
La tasa de natalidad tiene una gran incidencia en el comportamiento de muchas variables económicas y sociales: empleo, desempleo, consumo, población económicamente activa (PEA), en el futuro de las pensiones, entre otras.
Ahora, surgen varias preguntas. Entre otras, ¿es una noticia buena o mala? Algunos ya iniciaron a decir que es una mala noticia la baja en la tasa de natalidad. ¿Por qué sería mala noticia? Durante años buscábamos bajar esa tasa de natalidad, desde Profamilia y otras instituciones, inclusive, contra la voluntad de la Iglesia Católica. Y ahora, que logramos bajarla por la voluntad de mujeres y parejas, nos parece malo. Tengo mis dudas…
En efecto, cuando nuestras familias más pobres, en el campo y las ciudades, tenían muchos hijos, algunos de los cuales no podían criar, por falta de recursos económicos, se reconocía la relación entre la tasa de natalidad y la pobreza. No era cierto que cada hijo trajera su arepa debajo del brazo, como se decía en muchas regiones. Con todo respeto, y con el beneficio de la duda, creo que la baja en la tasa de natalidad, en medio de las tendencias económicas globales, es una buena noticia. Voy a exponer mis argumentos.
Muchas mujeres pobres, en buena hora, han decidido tener menos hijos. Las mujeres y parejas de clase media, inclusive, están optando por no tenerlos. Las clases acomodadas no tienen problema, desde hace años, culturalmente venían con una tasa menor al promedio.
En el futuro, serán menos jóvenes, a los que tendría que abrírseles cupos en colegios y universidades, y también en el Sena. Está la amenaza del efecto de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías en el mundo laboral y la generación de empleo. Una menor población, sí, son menos personas para salir a trabajar; pero, también, por otro lado, es menor la demanda por servicios sociales del Estado. Menos presión sobre el gasto público.
En conclusión, y es posible que esté equivocado, claro; en mi concepto, es una buena noticia la reducción de la tasa de natalidad en Colombia. Este hecho nos facilitará atender mejor a los grupos más vulnerables y ejecutar unas políticas sociales que permitan llegar mejor a la gente más pobre, entre estas a las de extrema pobreza. Bueno, el debate está abierto.
Por: Carlos A. Maestre Maya*
Docente universitario*












