Considero que el mejor homenaje póstumo que le puedo hacer a José Vicente ‘Chente’ Munive es escribiendo esta columna con pocas palabras, pero con letras grandes para dimensionar la magnitud de su grandeza en la música vallenata.
Por José Romero Churio
Considero que el mejor homenaje póstumo que le puedo hacer a José Vicente ‘Chente’ Munive es escribiendo esta columna con pocas palabras, pero con letras grandes para dimensionar la magnitud de su grandeza en la música vallenata.
‘Chente’ fue tan grande como Lorenzo ‘Moralito’, inmortalizado con “La gota fría”, canción que relata la legendaria piqueria entre Emiliano Zuleta ‘El viejo mile’ y ‘Moralito’, grabada en diferentes géneros musicales en varias partes del mundo.
‘Chente’ y ‘Moralito, sin duda alguna, son los dos personajes que más gloria le han dado a Guacoche, pequeño terruño de gente noble y acogedora, donde han nacido muchas personas con talento musical que, lamentablemente, por múltiples razones se ha desperdiciado.
‘Chente’ fue un merenguero sin par, tan es así que lo apodaron como el ‘El rey del merengue’, admirado por los colosos ‘Colacho’ Mendoza, Leandro Díaz, Rafael Escalona, entre otros famosos del folclor vallenato.
‘Chente’ fue parrandero y mujeriego como él mismo lo dijo en una de sus canciones; sin embargo, Zunilda Romero fue una de sus tantas mujeres que le dio mucha lidia a tal punto que le compuso la canción “Zunilda la callejera”, grabada por los Hermanos López con mucho éxito. Con Zunilda ‘Chente’ tuvo dos hijas.
‘Chente’ se casó con Carmen Rodríguez, una mujer de La Mina, pequeña población habitada por indígenas kankuamos, ubicada en las estribaciones de la Sierra Nevada, con quien tuvo cinco hijos, pero sus últimos 15 años los convivió con Edilma Castilla en Guacoche, mujer con la cual no procreó hijos.
´Chente’ tuvo muchos amigos pero ninguno como Fermín Arias en Patillal a quien conoció cuando vivió en La mina, época de largas parrandas en la casa de Fermín, quien le regaló un acordeón, al cual, como agradecimiento y gesto de amistad le puso el nombre de ‘Fermín Arias’.
Paz en la tumba de ‘Chente’ Munive.
Considero que el mejor homenaje póstumo que le puedo hacer a José Vicente ‘Chente’ Munive es escribiendo esta columna con pocas palabras, pero con letras grandes para dimensionar la magnitud de su grandeza en la música vallenata.
Por José Romero Churio
Considero que el mejor homenaje póstumo que le puedo hacer a José Vicente ‘Chente’ Munive es escribiendo esta columna con pocas palabras, pero con letras grandes para dimensionar la magnitud de su grandeza en la música vallenata.
‘Chente’ fue tan grande como Lorenzo ‘Moralito’, inmortalizado con “La gota fría”, canción que relata la legendaria piqueria entre Emiliano Zuleta ‘El viejo mile’ y ‘Moralito’, grabada en diferentes géneros musicales en varias partes del mundo.
‘Chente’ y ‘Moralito, sin duda alguna, son los dos personajes que más gloria le han dado a Guacoche, pequeño terruño de gente noble y acogedora, donde han nacido muchas personas con talento musical que, lamentablemente, por múltiples razones se ha desperdiciado.
‘Chente’ fue un merenguero sin par, tan es así que lo apodaron como el ‘El rey del merengue’, admirado por los colosos ‘Colacho’ Mendoza, Leandro Díaz, Rafael Escalona, entre otros famosos del folclor vallenato.
‘Chente’ fue parrandero y mujeriego como él mismo lo dijo en una de sus canciones; sin embargo, Zunilda Romero fue una de sus tantas mujeres que le dio mucha lidia a tal punto que le compuso la canción “Zunilda la callejera”, grabada por los Hermanos López con mucho éxito. Con Zunilda ‘Chente’ tuvo dos hijas.
‘Chente’ se casó con Carmen Rodríguez, una mujer de La Mina, pequeña población habitada por indígenas kankuamos, ubicada en las estribaciones de la Sierra Nevada, con quien tuvo cinco hijos, pero sus últimos 15 años los convivió con Edilma Castilla en Guacoche, mujer con la cual no procreó hijos.
´Chente’ tuvo muchos amigos pero ninguno como Fermín Arias en Patillal a quien conoció cuando vivió en La mina, época de largas parrandas en la casa de Fermín, quien le regaló un acordeón, al cual, como agradecimiento y gesto de amistad le puso el nombre de ‘Fermín Arias’.
Paz en la tumba de ‘Chente’ Munive.