Adolfo Pacheco nació en agosto de 1940, en San Jacinto (Bolívar). Sus canciones hacen parte del patrimonio artístico de Colombia. En su visión poética y musical tiene influencia de las artesanías de su pueblo; por eso, en vez de tejer hilos, teje palabras que convierte en canciones.
El Festival Nacional de la Música Colombiana de Ibagué, en su trigésima sexta edición, realizada en el anterior puente festivo de San José (19, 20 y 21 de marzo), le rindió un homenaje al maestro compositor y cantautor de música vallenata y de otros aires del Caribe colombiano, Adolfo Pacheco.
Adolfo Pacheco nació en agosto de 1940, en San Jacinto (Bolívar). Sus canciones hacen parte del patrimonio artístico de Colombia. En su visión poética y musical tiene influencia de las artesanías de su pueblo; por eso, en vez de tejer hilos, teje palabras que convierte en canciones.
Cuando se empezaron escuchar, en los albores de la década del setenta, el paseo “La hamaca grande” en la interpretación de Andrés Landero, y el merengue “El viejo Miguel” en la voz de Lisandro Meza, el nombre de Adolfo Pacheco entró al listado de los grandes compositores de música vallenata. Pero en las regiones del Valle de Upar su fama se engrandece cuando Los hermanos Zuleta, en 1980, le graban “El viejo Miguel”. Esta canción es la imagen de la nostalgia, el apego a la tierra y el temor al desarraigo. Por su melodía cadenciosa y la hondura poética, es considerado por expertos como uno de los mejores merengues en la historia de la música vallenata.
En tanto que “La hamaca grande” es la metáfora surgida de las artesanías de su pueblo, San Jacinto, que se mece por la inmensidad tropical del paisaje con tradiciones y leyendas. Es la canción de mayor reconocimiento universal, y afirman los biógrafos de Adolfo Pacheco que tiene más de 70 versiones, y ha sido grabada en sellos discográficos de Colombia, México, Venezuela, Perú, Panamá, Francia, Estados Unidos y Costa Rica.
‘El mochuelo´’, es un paseo lírico que brilla como el trino de los pájaros. En el fondo, también es una crítica sutil al hombre que se vuelve heraldo para descifrar el corazón de su amada. Tiene estos versos sencillos, de sublime grandeza y fidelidad: “Mochuelo pico ‘e maíz/ ojos negros brillantinos/ y como mi amor por ti/ entre más viejo más fino”.
Reafirman su condición de maestro, canciones como: ‘Mercedes’, ‘El cordobés’, ‘El pintor’, ‘Gallo bueno’, ‘El tropezón’, ‘Te besé’, ‘Me rindo majestad’, y la cumbia ‘No es negra, es morena’. Con estas canciones, y tantas otras, que han vencido las fronteras del tiempo, la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata tuvo a bien, en la edición 38 de 2005, rendirle homenaje, junto a Rafael Escalona, Leandro Díaz, Emiliano Zuleta, Calixto Ochoa y Tobías Enrique Pumarejo (este último, póstumo); los seis fueron declarados <<reyes vitalicios de la canción vallenata>>.
El maestro Adolfo Pacheco, en la clausura del Festival Nacional de Música Colombiana en Ibagué, con su conjunto vallenato cantó cinco canciones de su autoría: ‘La hamaca grande’, ‘El viejo Miguel’, ‘Mercedes’ y ‘El mochuelo’; y la cumbia ‘No es negra, es morena’. Su presentación fue despedida con apoteósica ovación de los espectadores.
Por José Atuesta Mindiola
Adolfo Pacheco nació en agosto de 1940, en San Jacinto (Bolívar). Sus canciones hacen parte del patrimonio artístico de Colombia. En su visión poética y musical tiene influencia de las artesanías de su pueblo; por eso, en vez de tejer hilos, teje palabras que convierte en canciones.
El Festival Nacional de la Música Colombiana de Ibagué, en su trigésima sexta edición, realizada en el anterior puente festivo de San José (19, 20 y 21 de marzo), le rindió un homenaje al maestro compositor y cantautor de música vallenata y de otros aires del Caribe colombiano, Adolfo Pacheco.
Adolfo Pacheco nació en agosto de 1940, en San Jacinto (Bolívar). Sus canciones hacen parte del patrimonio artístico de Colombia. En su visión poética y musical tiene influencia de las artesanías de su pueblo; por eso, en vez de tejer hilos, teje palabras que convierte en canciones.
Cuando se empezaron escuchar, en los albores de la década del setenta, el paseo “La hamaca grande” en la interpretación de Andrés Landero, y el merengue “El viejo Miguel” en la voz de Lisandro Meza, el nombre de Adolfo Pacheco entró al listado de los grandes compositores de música vallenata. Pero en las regiones del Valle de Upar su fama se engrandece cuando Los hermanos Zuleta, en 1980, le graban “El viejo Miguel”. Esta canción es la imagen de la nostalgia, el apego a la tierra y el temor al desarraigo. Por su melodía cadenciosa y la hondura poética, es considerado por expertos como uno de los mejores merengues en la historia de la música vallenata.
En tanto que “La hamaca grande” es la metáfora surgida de las artesanías de su pueblo, San Jacinto, que se mece por la inmensidad tropical del paisaje con tradiciones y leyendas. Es la canción de mayor reconocimiento universal, y afirman los biógrafos de Adolfo Pacheco que tiene más de 70 versiones, y ha sido grabada en sellos discográficos de Colombia, México, Venezuela, Perú, Panamá, Francia, Estados Unidos y Costa Rica.
‘El mochuelo´’, es un paseo lírico que brilla como el trino de los pájaros. En el fondo, también es una crítica sutil al hombre que se vuelve heraldo para descifrar el corazón de su amada. Tiene estos versos sencillos, de sublime grandeza y fidelidad: “Mochuelo pico ‘e maíz/ ojos negros brillantinos/ y como mi amor por ti/ entre más viejo más fino”.
Reafirman su condición de maestro, canciones como: ‘Mercedes’, ‘El cordobés’, ‘El pintor’, ‘Gallo bueno’, ‘El tropezón’, ‘Te besé’, ‘Me rindo majestad’, y la cumbia ‘No es negra, es morena’. Con estas canciones, y tantas otras, que han vencido las fronteras del tiempo, la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata tuvo a bien, en la edición 38 de 2005, rendirle homenaje, junto a Rafael Escalona, Leandro Díaz, Emiliano Zuleta, Calixto Ochoa y Tobías Enrique Pumarejo (este último, póstumo); los seis fueron declarados <<reyes vitalicios de la canción vallenata>>.
El maestro Adolfo Pacheco, en la clausura del Festival Nacional de Música Colombiana en Ibagué, con su conjunto vallenato cantó cinco canciones de su autoría: ‘La hamaca grande’, ‘El viejo Miguel’, ‘Mercedes’ y ‘El mochuelo’; y la cumbia ‘No es negra, es morena’. Su presentación fue despedida con apoteósica ovación de los espectadores.
Por José Atuesta Mindiola