El acordeonero Guillermo Medina Valencia, “Guillito”, fue objeto de un reconocimiento por parte de los organizadores del Festival de la Canción Inédita de Pedraza.
Recientemente, el acordeonero Guillermo Medina Valencia, “Guillito”, fue objeto de un reconocimiento por parte de los organizadores del Festival de la Canción Inédita de Pedraza, cuya segunda versión se desarrolló el 25 de enero. Este ha sido durante años el principal intérprete local de este instrumento. Sin embargo, el acordeón poco ha estado presente en la vida musical de esta localidad, salvo cuando su sonido se reproduce a través de las distintas formas de emisión sonora.
La historia sobre el acordeón en esta población confirma lo que antes planteé. En efecto, pocos son los nombres relacionados con la interpretación de este instrumento en el contexto local. Uno de ellos fue Rafael Arturo Medina Rodríguez, que ha sido el más importante músico de esta localidad y un valioso aportante a la música del Caribe colombiano. El acordeón debió ser de una hilera, que ejecutaba para tocar merengue en las ruedas de cumbiamba.
Otro referente lejano es José Osorio Osorio; el pariente, además de acordeonero, era intérprete de la dulzaina, declamador de versos y amante de la música folclórica. La puerta de su vivienda era el lugar donde se congregaban, el 24 de diciembre, los miembros del pajarito del barrio Abajo.
Sin embargo, mayores son las historias y los recuerdos de acordeoneros llegados de otros lugares, como Pacho Rada, Alejandro Durán, Luis Enrique Martínez, el infaltable Abel Antonio Villa, y hasta algunas anécdotas de Juancho Polo Valencia. También recordaban a un acordeonero oriundo de Puerto Niño que iba a Pedraza a animar las ruedas de baile de merengues.
Un acordeonero foráneo, Julio Echeto, también dejó algunas historias. Sucedió después de que se fue a vivir a Pedraza, tras unirse maritalmente con mi comadre Enriqueta Márquez Jiménez, pero su trabajo era otro: el de navegante por el río Magdalena.
En este marco histórico, Guillermo Medina Valencia representa el puente entre esos escasos y viejos acordeonistas y el presente. Su constancia musical ha sido reconocida en el marco de este Festival, aunque sus notas solo se han escuchado en parrandas celebradas no más allá del alar de Pedraza.
De la introducción a la música como acordeonero, “Guillito” recuerda que se dio después de que su hermano Santiago llegó a Pedraza con un acordeón de los que se conocieron como morunos. Pero Santiago, además de componer unos versos a su entonces amor: Inesita (los que El Bacharo aún recuerda y canta imitando al autor de ellos), hilvanó unas cuantas notas musicales y comprendió que lo suyo no era imitar con el instrumento a los juglares, sino escucharlos a través de los picó, especialmente de Juancho Polo, quien por años fue una especie de santo patrono musical local.
“Chago”, como lo conocimos, abandonó el moruno y “Guillito” lo hizo suyo con tanto empeño que causó que en una Semana Santa suspendieran una procesión. Sucedió después de que pulsó algunas teclas del instrumento, sonido que el cura escuchó y, lleno de ira, ordenó que el santo fuera devuelto a la iglesia.
“Guillito” es un acordeonero con un estilo tradicional; no hay manera de no serlo si su gusto musical ha sido moldeado por el sonar de los discos de los juglares vallenatos en los picot de Pedraza y a través de la radio. Pero especialmente por los estilos de Luis Enrique Martínez y Alejo Durán, que copió, quizá motivado por haber sacado algunas notas musicales a los acordeones de estos juglares.
Otros acordeoneros locales han sido Ulfran Salazar Maldonado y su sobrino Edgardo Cueto Maldonado. Actualmente, se destacan Carlos Guillermo Medina Santander, el hijo de “Guillito”, quien reúne todos los requisitos para triunfar el mundo musical, faltando solo la consagración y el orden, y Andrés Manjarres Pedrozo, conocido como Afranio, un afanoso músico que ha hecho del acordeón el sentido de su vida y que seguro que con su disciplina va a ser un músico importante.
Esto sin olvidar a los descendientes de pedraceros que se han destacado como acordeoneros, entre ellos Mario García, José Alejandro Ospino Mosquera y Yuleidis Cueto.
También tenemos “engarbadores”, término que en Pedraza se utiliza para, en este caso, señalar que quien toca el acordeón lo hace con alguna práctica. Entre ellos vale destacar a Waldir Hernando Ruiz y William Segundo Mosquera Rodríguez; también lo fue Carlos Lozano Medina.
Además, hemos tenido acordeonistas frustrados; el principal de ellos es Pachito Salazar, que, con su acordeón imaginario ubicado en su pecho, ha logrado interpretar el mayor número de canciones posibles, incluso por encima de «Guillito», que es un viejo acordeonero.
Por: Álvaro Rojano Osorio.
El acordeonero Guillermo Medina Valencia, “Guillito”, fue objeto de un reconocimiento por parte de los organizadores del Festival de la Canción Inédita de Pedraza.
Recientemente, el acordeonero Guillermo Medina Valencia, “Guillito”, fue objeto de un reconocimiento por parte de los organizadores del Festival de la Canción Inédita de Pedraza, cuya segunda versión se desarrolló el 25 de enero. Este ha sido durante años el principal intérprete local de este instrumento. Sin embargo, el acordeón poco ha estado presente en la vida musical de esta localidad, salvo cuando su sonido se reproduce a través de las distintas formas de emisión sonora.
La historia sobre el acordeón en esta población confirma lo que antes planteé. En efecto, pocos son los nombres relacionados con la interpretación de este instrumento en el contexto local. Uno de ellos fue Rafael Arturo Medina Rodríguez, que ha sido el más importante músico de esta localidad y un valioso aportante a la música del Caribe colombiano. El acordeón debió ser de una hilera, que ejecutaba para tocar merengue en las ruedas de cumbiamba.
Otro referente lejano es José Osorio Osorio; el pariente, además de acordeonero, era intérprete de la dulzaina, declamador de versos y amante de la música folclórica. La puerta de su vivienda era el lugar donde se congregaban, el 24 de diciembre, los miembros del pajarito del barrio Abajo.
Sin embargo, mayores son las historias y los recuerdos de acordeoneros llegados de otros lugares, como Pacho Rada, Alejandro Durán, Luis Enrique Martínez, el infaltable Abel Antonio Villa, y hasta algunas anécdotas de Juancho Polo Valencia. También recordaban a un acordeonero oriundo de Puerto Niño que iba a Pedraza a animar las ruedas de baile de merengues.
Un acordeonero foráneo, Julio Echeto, también dejó algunas historias. Sucedió después de que se fue a vivir a Pedraza, tras unirse maritalmente con mi comadre Enriqueta Márquez Jiménez, pero su trabajo era otro: el de navegante por el río Magdalena.
En este marco histórico, Guillermo Medina Valencia representa el puente entre esos escasos y viejos acordeonistas y el presente. Su constancia musical ha sido reconocida en el marco de este Festival, aunque sus notas solo se han escuchado en parrandas celebradas no más allá del alar de Pedraza.
De la introducción a la música como acordeonero, “Guillito” recuerda que se dio después de que su hermano Santiago llegó a Pedraza con un acordeón de los que se conocieron como morunos. Pero Santiago, además de componer unos versos a su entonces amor: Inesita (los que El Bacharo aún recuerda y canta imitando al autor de ellos), hilvanó unas cuantas notas musicales y comprendió que lo suyo no era imitar con el instrumento a los juglares, sino escucharlos a través de los picó, especialmente de Juancho Polo, quien por años fue una especie de santo patrono musical local.
“Chago”, como lo conocimos, abandonó el moruno y “Guillito” lo hizo suyo con tanto empeño que causó que en una Semana Santa suspendieran una procesión. Sucedió después de que pulsó algunas teclas del instrumento, sonido que el cura escuchó y, lleno de ira, ordenó que el santo fuera devuelto a la iglesia.
“Guillito” es un acordeonero con un estilo tradicional; no hay manera de no serlo si su gusto musical ha sido moldeado por el sonar de los discos de los juglares vallenatos en los picot de Pedraza y a través de la radio. Pero especialmente por los estilos de Luis Enrique Martínez y Alejo Durán, que copió, quizá motivado por haber sacado algunas notas musicales a los acordeones de estos juglares.
Otros acordeoneros locales han sido Ulfran Salazar Maldonado y su sobrino Edgardo Cueto Maldonado. Actualmente, se destacan Carlos Guillermo Medina Santander, el hijo de “Guillito”, quien reúne todos los requisitos para triunfar el mundo musical, faltando solo la consagración y el orden, y Andrés Manjarres Pedrozo, conocido como Afranio, un afanoso músico que ha hecho del acordeón el sentido de su vida y que seguro que con su disciplina va a ser un músico importante.
Esto sin olvidar a los descendientes de pedraceros que se han destacado como acordeoneros, entre ellos Mario García, José Alejandro Ospino Mosquera y Yuleidis Cueto.
También tenemos “engarbadores”, término que en Pedraza se utiliza para, en este caso, señalar que quien toca el acordeón lo hace con alguna práctica. Entre ellos vale destacar a Waldir Hernando Ruiz y William Segundo Mosquera Rodríguez; también lo fue Carlos Lozano Medina.
Además, hemos tenido acordeonistas frustrados; el principal de ellos es Pachito Salazar, que, con su acordeón imaginario ubicado en su pecho, ha logrado interpretar el mayor número de canciones posibles, incluso por encima de «Guillito», que es un viejo acordeonero.
Por: Álvaro Rojano Osorio.