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Columnista - 29 septiembre, 2013

Guacoche: el guacaó y el toche

La primera referencia que tuve de Guacoche fue a través del canto ‘El perro de Pavajeau’ de Rafael Escalona: “Resulta que Miguel llegó a Guacoche/ y un guacochero a la cumbiamba lo invitó/ se puso a parrandear toda la noche/ así que hasta del perro se olvidó…”

Boton Wpp

Por José  Atuesta Mindiola

La primera referencia que tuve de Guacoche fue a través del canto ‘El perro de Pavajeau’ de Rafael Escalona: “Resulta que Miguel llegó a Guacoche/ y un guacochero a la cumbiamba lo invitó/ se puso a parrandear toda la noche/ así que hasta del perro se olvidó…” 

La segunda referencia,  con la canción “La camioneta” de  la autoría de Vicente Munive, grabada por Los Playoneros del Cesar: “Ya los doctores están dando el golpe/  claro que tienen la facultad / tienen mujeres por todas partes/ y si es en Guacoche no hay pa´ que hablar/.  Mi gran amigo Raúl Oñate / tenía carrito Ford 350 /  tenía mujeres por todas partes/ quedó  sin carro y ya no lo mientan…”.
 
Desde que tuve la primera referencia empezó mi curiosidad por el nombre de Guacoche. Al pueblo he ido en ciertas ocasiones, y como soy aficionado a conocer el  significado de las palabras, me llama la atención que muchos de nuestros pueblos tienen nombres de árboles, entre ellos: Caracolí, El Copey, Pivijay, Cañaverales, Mariangola, La Jagua; pero no he encontrado explicación de Guacoche. En mis ficciones por  la etimología, intuyo que  pudo ser la fusión de fonética irregular de los nombres de dos pájaros, el guacaó y el toche. Al pronunciar el guacaó y toche, por contracción derivó en Guacoche. Simples especulaciones de recreación del lenguaje. Pero si es  necesario que un etnolingüista haga el estudio semántico.         
     
Mis especulaciones tienen este sustento. Según una leyenda Kankuama: “el Guacaó, es un pájaro extraño del que nadie conoce su real figura y color, no se sabe con exactitud dónde habita, pero inicia su recorrido en tierras planas de Badillo, Patillal y La Junta (que son cercanas a Guacoche) y a medida que va acercándose a la Sierra comienza a pregonar en su canto la suerte y el futuro de la región…”.   Los  toches o turpiales, son comunes en los humedales de agua dulce, en las zonas inundadas y en los bancos de los ríos, prefieren siempre los campos abiertos. Muy abundantes en esa región. 

Lo cierto es que el guacaó y el toche son dos pájaros cantores, y Guacoche ha dado para  la historia del canto vallenato, dos juglares inmortales, Lorenzo Miguel Morales y Vicente Munive Rondón. Para ellos, estas Décimas.   

I
La vida con sus peldaños / de amores y desamores / tiene cardones y flores / promesas y desengaños/ El camino de los años /muchas enseñanzas, deja/ como la gran moraleja: /se muere porque se vive/
Adiós Vicente Munive / ya de esta tierra te alejas.

II
Chente Munive Rondón / digno  juglar guacochero / tu espíritu es un lucero / en la celeste mansión/ Ahí sonará tu acordeón / en ese azul infinito / viejos merengues bonitos / con las notas parranderas/ 
muy cerca a tu cabecera / el maestro Moralito.

III
Son Moralito y Vicente / dos Juglares de Guacoche / resplandecen en la noche / como luceros fulgentes / La gratitud de la gente / inmensa por sus artistas / aunque lejos de la vista / viven en el corazón / sus cuerpos en el panteón / se van sumando en la lista.  

Columnista
29 septiembre, 2013

Guacoche: el guacaó y el toche

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

La primera referencia que tuve de Guacoche fue a través del canto ‘El perro de Pavajeau’ de Rafael Escalona: “Resulta que Miguel llegó a Guacoche/ y un guacochero a la cumbiamba lo invitó/ se puso a parrandear toda la noche/ así que hasta del perro se olvidó…”


Por José  Atuesta Mindiola

La primera referencia que tuve de Guacoche fue a través del canto ‘El perro de Pavajeau’ de Rafael Escalona: “Resulta que Miguel llegó a Guacoche/ y un guacochero a la cumbiamba lo invitó/ se puso a parrandear toda la noche/ así que hasta del perro se olvidó…” 

La segunda referencia,  con la canción “La camioneta” de  la autoría de Vicente Munive, grabada por Los Playoneros del Cesar: “Ya los doctores están dando el golpe/  claro que tienen la facultad / tienen mujeres por todas partes/ y si es en Guacoche no hay pa´ que hablar/.  Mi gran amigo Raúl Oñate / tenía carrito Ford 350 /  tenía mujeres por todas partes/ quedó  sin carro y ya no lo mientan…”.
 
Desde que tuve la primera referencia empezó mi curiosidad por el nombre de Guacoche. Al pueblo he ido en ciertas ocasiones, y como soy aficionado a conocer el  significado de las palabras, me llama la atención que muchos de nuestros pueblos tienen nombres de árboles, entre ellos: Caracolí, El Copey, Pivijay, Cañaverales, Mariangola, La Jagua; pero no he encontrado explicación de Guacoche. En mis ficciones por  la etimología, intuyo que  pudo ser la fusión de fonética irregular de los nombres de dos pájaros, el guacaó y el toche. Al pronunciar el guacaó y toche, por contracción derivó en Guacoche. Simples especulaciones de recreación del lenguaje. Pero si es  necesario que un etnolingüista haga el estudio semántico.         
     
Mis especulaciones tienen este sustento. Según una leyenda Kankuama: “el Guacaó, es un pájaro extraño del que nadie conoce su real figura y color, no se sabe con exactitud dónde habita, pero inicia su recorrido en tierras planas de Badillo, Patillal y La Junta (que son cercanas a Guacoche) y a medida que va acercándose a la Sierra comienza a pregonar en su canto la suerte y el futuro de la región…”.   Los  toches o turpiales, son comunes en los humedales de agua dulce, en las zonas inundadas y en los bancos de los ríos, prefieren siempre los campos abiertos. Muy abundantes en esa región. 

Lo cierto es que el guacaó y el toche son dos pájaros cantores, y Guacoche ha dado para  la historia del canto vallenato, dos juglares inmortales, Lorenzo Miguel Morales y Vicente Munive Rondón. Para ellos, estas Décimas.   

I
La vida con sus peldaños / de amores y desamores / tiene cardones y flores / promesas y desengaños/ El camino de los años /muchas enseñanzas, deja/ como la gran moraleja: /se muere porque se vive/
Adiós Vicente Munive / ya de esta tierra te alejas.

II
Chente Munive Rondón / digno  juglar guacochero / tu espíritu es un lucero / en la celeste mansión/ Ahí sonará tu acordeón / en ese azul infinito / viejos merengues bonitos / con las notas parranderas/ 
muy cerca a tu cabecera / el maestro Moralito.

III
Son Moralito y Vicente / dos Juglares de Guacoche / resplandecen en la noche / como luceros fulgentes / La gratitud de la gente / inmensa por sus artistas / aunque lejos de la vista / viven en el corazón / sus cuerpos en el panteón / se van sumando en la lista.