La reforma tributaria fue retirada por el gobierno Duque, tras la renuncia del MinHacienda, y después de recibir el rechazo ciudadano. Es menester analizar y estudiar el momento y pensar con cabeza fría. Se requiere tacto, prudencia y un análisis inteligente de la situación y encontrar la mejor solución. El gobierno explicó que la reforma […]
La reforma tributaria fue retirada por el gobierno Duque, tras la renuncia del MinHacienda, y después de recibir el rechazo ciudadano. Es menester analizar y estudiar el momento y pensar con cabeza fría. Se requiere tacto, prudencia y un análisis inteligente de la situación y encontrar la mejor solución.
El gobierno explicó que la reforma busca aliviar la situación negativa de sus finanzas públicas por el gasto desbordado para atender la pandemia, y entregar los subsidios para aliviar la pobreza, que subió al 42,5 % de la población, 21 millones de pobres. Se requiere, además, la vacunación masiva hasta lograr la inmunidad de rebaño. Además de la salud pública y mental se requiere la salud económica del país: ha tenido una histórica depresión de -6.8 % PIB.
El rechazo fue porque la propuesta recargaba la solución en la clase media, empobrecida por la pandemia, además, se gravaban los servicios públicos. Hay que reconocer que se necesita buscar el equilibrio fiscal con más recursos para atender la crisis.
La pregunta más importante es si la reforma tributaria es suficiente. La respuesta es que se necesita un paquete de medidas combinadas que incluye: primero, una reforma tributaria, pero cargando impuestos a las clases pudientes, recortes de gastos del gobierno y medidas macroeconómicas novedosas utilizando el Banco de la República.
El Gran Consenso Nacional que tenemos que promover en el Congreso requiere diseñar el país que queremos construir en la pospandemia. Cómo vamos a fortalecer la economía, cómo vamos a alimentar los más 200.00 hogares que solo comen una vez al día. El Estado tiene que apersonarse de las soluciones.
Los políticos hemos hablado de la importancia de una renta mínima básica y estamos de acuerdo con los subsidios a las familias más pobres y a las pequeñas empresas. Sin recursos es imposible.
Colombia en 30 años logró fortalecer y expandir la clase media. Este esfuerzo se ha visto afectado por el alto desempleo que llegó al 14.2 % y con disminución de los ingresos familiares por la pandemia. Son Los temas que debemos consensuar como país. Por eso insistimos en el paquete de soluciones, además de la reforma tributaria, se requiere utilizar las reservas internacionales, un préstamo puente del Banco de la República, como lo hace USA, se debe aceptar 1 % de inflación adicional, y recorte de gastos del Estado.
Con un déficit fiscal del 8.6 %, de $90 billones, es imposible garantizar subsidios y Renta Mínima Básica, y además, tenemos que dar estímulos para fortalecer y crecer la economía a un 7 % para convertirnos en un país competitivo con vocación exportadora.
Se requiere poner la casa en orden. Por eso el Gran Consenso Nacional, construido con todos los estamentos económicos políticos y sociales del país. Si queremos continuar con los subsidios a las nóminas empresariales para evitar su quiebra y mantener los empleos, si decidimos continuar con los programas de familias y Jóvenes en Acción, seguir el apoyo al adulto mayor, educación y salud gratuita, apoyo a generación de empleo a los jóvenes, y tener ingreso solidario: todo tiene un costo. Debemos definir qué tanto vamos a invertir en reactivación de la economía y en mejorar la situación social del país.
Todos los caminos conducen a la necesidad de más recursos pero sin mayores ingresos para el Estado es imposible.
Muchos analistas consideran que son suficientes $15 billones para cerrar el hueco fiscal y generar empleo. Es el Gran Consenso Nacional que debemos construir con todas las fuerzas políticas, en un diálogo tranquilo y con la calculadora en la mano.
La reforma tributaria fue retirada por el gobierno Duque, tras la renuncia del MinHacienda, y después de recibir el rechazo ciudadano. Es menester analizar y estudiar el momento y pensar con cabeza fría. Se requiere tacto, prudencia y un análisis inteligente de la situación y encontrar la mejor solución. El gobierno explicó que la reforma […]
La reforma tributaria fue retirada por el gobierno Duque, tras la renuncia del MinHacienda, y después de recibir el rechazo ciudadano. Es menester analizar y estudiar el momento y pensar con cabeza fría. Se requiere tacto, prudencia y un análisis inteligente de la situación y encontrar la mejor solución.
El gobierno explicó que la reforma busca aliviar la situación negativa de sus finanzas públicas por el gasto desbordado para atender la pandemia, y entregar los subsidios para aliviar la pobreza, que subió al 42,5 % de la población, 21 millones de pobres. Se requiere, además, la vacunación masiva hasta lograr la inmunidad de rebaño. Además de la salud pública y mental se requiere la salud económica del país: ha tenido una histórica depresión de -6.8 % PIB.
El rechazo fue porque la propuesta recargaba la solución en la clase media, empobrecida por la pandemia, además, se gravaban los servicios públicos. Hay que reconocer que se necesita buscar el equilibrio fiscal con más recursos para atender la crisis.
La pregunta más importante es si la reforma tributaria es suficiente. La respuesta es que se necesita un paquete de medidas combinadas que incluye: primero, una reforma tributaria, pero cargando impuestos a las clases pudientes, recortes de gastos del gobierno y medidas macroeconómicas novedosas utilizando el Banco de la República.
El Gran Consenso Nacional que tenemos que promover en el Congreso requiere diseñar el país que queremos construir en la pospandemia. Cómo vamos a fortalecer la economía, cómo vamos a alimentar los más 200.00 hogares que solo comen una vez al día. El Estado tiene que apersonarse de las soluciones.
Los políticos hemos hablado de la importancia de una renta mínima básica y estamos de acuerdo con los subsidios a las familias más pobres y a las pequeñas empresas. Sin recursos es imposible.
Colombia en 30 años logró fortalecer y expandir la clase media. Este esfuerzo se ha visto afectado por el alto desempleo que llegó al 14.2 % y con disminución de los ingresos familiares por la pandemia. Son Los temas que debemos consensuar como país. Por eso insistimos en el paquete de soluciones, además de la reforma tributaria, se requiere utilizar las reservas internacionales, un préstamo puente del Banco de la República, como lo hace USA, se debe aceptar 1 % de inflación adicional, y recorte de gastos del Estado.
Con un déficit fiscal del 8.6 %, de $90 billones, es imposible garantizar subsidios y Renta Mínima Básica, y además, tenemos que dar estímulos para fortalecer y crecer la economía a un 7 % para convertirnos en un país competitivo con vocación exportadora.
Se requiere poner la casa en orden. Por eso el Gran Consenso Nacional, construido con todos los estamentos económicos políticos y sociales del país. Si queremos continuar con los subsidios a las nóminas empresariales para evitar su quiebra y mantener los empleos, si decidimos continuar con los programas de familias y Jóvenes en Acción, seguir el apoyo al adulto mayor, educación y salud gratuita, apoyo a generación de empleo a los jóvenes, y tener ingreso solidario: todo tiene un costo. Debemos definir qué tanto vamos a invertir en reactivación de la economía y en mejorar la situación social del país.
Todos los caminos conducen a la necesidad de más recursos pero sin mayores ingresos para el Estado es imposible.
Muchos analistas consideran que son suficientes $15 billones para cerrar el hueco fiscal y generar empleo. Es el Gran Consenso Nacional que debemos construir con todas las fuerzas políticas, en un diálogo tranquilo y con la calculadora en la mano.