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Columnista - 30 octubre, 2023

Gracias Chinú, gracias Valledupar

La gratitud es un valor que debemos cultivar y tener presente en los actos más grandiosos y  también en los más  sencillos y elementales.

La gratitud es un valor que debemos cultivar y tener presente en los actos más grandiosos y  también en los más  sencillos y elementales.

Hoy, algo que deseo resaltar, mi gratitud inmensa a Chinú,  ese pueblo hermoso  lleno de cultura que refleja en el rostro de cada ciudadano, simpatía y amor por su terruño.

Gracias  a la ‘Corporación Encuentro Nacional De Declamadores y Poetas de Chinú’, en su versión  XXXI.

Este año 2023 fui objeto del homenaje que la corporación  resalta en cada una de sus versiones.

Honor inmenso  que compartí junto a Paola Andrea Sanes González.

Agradecido con Miriam Castillo Mendoza, presidente del encuentro, con su equipo colaborador, por el esfuerzo y enjundia, por los resultados mostrados hasta en el más mínimo  detalle.

Gracias a Milena Carrasquilla, una coequipera de lujo que se entrega con pasión al encuentro y al semillero ‘Rosita Santos’ junto a Dayana Lara Carrasquilla, extraordinarias.

El compromiso del pueblo que cada año muestra su casta para hacer de este un evento maravilloso.

Llegaron los encuentros y abrazos con los invitados especiales; los concursos iniciaron,  y con ellos los ganadores  de las diferentes categorías: infantil, prejuvenil, juvenil y mayores, además la categoría de poesía  inédita cantada.  Total éxito.

Disfruté  como nadie cada espacio, fui jurado, espectador y público de honor de un evento especial.

Al cierre la ceremonia de gala, una velada exquisita, incluida una cena con invitados de lujo: Fabio Ortiz Ribón,  amigo, periodista y poeta; Jim Persal, Félix Calvo,  Ana D Mejía y William su esposo; Luz Elena, Lina María, Paola Sanes y su familia.

Sol María Pretelk, José Asunción, el maestro Lucho Garnica, Darío  Castillo;  poetas,  declamadores y representantes de la administración municipal y departamental.

Un acto sobrio, pero significativo y muy especial para mí. 

Aquí  abro laureles para exaltar a dos niños prodigiosos que hicieron de esta gala algo maravilloso.

La niña Mariana Sofía, un prodigio del arte, que me regaló  un cuadro; una pintura mía hecho por su talento. Y el niño Ernesto Leclerc Hernandez, todo un señor cantor. Ambos de Chinú. 

Pero había algo, durante mi estadía  en cada evento y al final de la jornada de cierre que venía afectando mi salud; un malestar en la cabeza, producto del accidente sufrido el 26 de agosto y denunciado a través de EL PILÓN. Otra historia.

Tuve que regresar de urgencias a mi pueblo, a mi tierra Valledupar. Debí  internarme en una clínica y ser sometido a una craneotomía, operación delicada, para extraer un hematoma y parar un drenaje de sangre que me afectaba seriamente.

UCI durante muchos días,  exámenes, tomografías; puyas permanentes y la incomodidad de estar  lleno de cables y sondas por todas partes  del cuerpo.

Incomunicado, con la presencia de mi familia solo por una hora en cada visita diaria y la mente sin parar, pensando de todo.

Y aquí  mi gratitud se eleva a niveles inimaginables, gracias Valledupar,  a todos los amigos por sus oraciones, por su cálido apoyo,   lo sentí  en medio de todo y de nada.

Especialmente  debo  agradecer al dr. Maximiliano Páez  que me operó, un señor neurocirujano; al equipo de UCI  de la clínica Simón Bolívar, ángeles que puso Dios para que me cuidaran  y velaran por mí. 

A la jefe Rosa Icela Campo, no es una enfermera es un ángel maravilloso; a todo el cuerpo de enfermeras y médicos;  a los asistentes de aseo, al equipo de camilleros, a todos mi gratitud.

María  Fernanda Patiño, Liceth Castro, María Viña, Andrés Morales, bendito eres entre todas las mujeres; tremendo combo trabajador.

Gracias, gracias, gracias.

Sigo en la clínica, al momento de escribir esta nota; sigo recibiendo  las atenciones y cuidados de este maravilloso  equipo humano. Ya pronto estaré fuera en el seno de mi hogar pero con el corazón henchido de  gratitud, que se queda allí  en medio de ustedes.

Gracias, ese es el sentir que Dios deposita en mí.  Sólo Eso

Por Eduardo Santos Ortega Vergara.

Columnista
30 octubre, 2023

Gracias Chinú, gracias Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

La gratitud es un valor que debemos cultivar y tener presente en los actos más grandiosos y  también en los más  sencillos y elementales.


La gratitud es un valor que debemos cultivar y tener presente en los actos más grandiosos y  también en los más  sencillos y elementales.

Hoy, algo que deseo resaltar, mi gratitud inmensa a Chinú,  ese pueblo hermoso  lleno de cultura que refleja en el rostro de cada ciudadano, simpatía y amor por su terruño.

Gracias  a la ‘Corporación Encuentro Nacional De Declamadores y Poetas de Chinú’, en su versión  XXXI.

Este año 2023 fui objeto del homenaje que la corporación  resalta en cada una de sus versiones.

Honor inmenso  que compartí junto a Paola Andrea Sanes González.

Agradecido con Miriam Castillo Mendoza, presidente del encuentro, con su equipo colaborador, por el esfuerzo y enjundia, por los resultados mostrados hasta en el más mínimo  detalle.

Gracias a Milena Carrasquilla, una coequipera de lujo que se entrega con pasión al encuentro y al semillero ‘Rosita Santos’ junto a Dayana Lara Carrasquilla, extraordinarias.

El compromiso del pueblo que cada año muestra su casta para hacer de este un evento maravilloso.

Llegaron los encuentros y abrazos con los invitados especiales; los concursos iniciaron,  y con ellos los ganadores  de las diferentes categorías: infantil, prejuvenil, juvenil y mayores, además la categoría de poesía  inédita cantada.  Total éxito.

Disfruté  como nadie cada espacio, fui jurado, espectador y público de honor de un evento especial.

Al cierre la ceremonia de gala, una velada exquisita, incluida una cena con invitados de lujo: Fabio Ortiz Ribón,  amigo, periodista y poeta; Jim Persal, Félix Calvo,  Ana D Mejía y William su esposo; Luz Elena, Lina María, Paola Sanes y su familia.

Sol María Pretelk, José Asunción, el maestro Lucho Garnica, Darío  Castillo;  poetas,  declamadores y representantes de la administración municipal y departamental.

Un acto sobrio, pero significativo y muy especial para mí. 

Aquí  abro laureles para exaltar a dos niños prodigiosos que hicieron de esta gala algo maravilloso.

La niña Mariana Sofía, un prodigio del arte, que me regaló  un cuadro; una pintura mía hecho por su talento. Y el niño Ernesto Leclerc Hernandez, todo un señor cantor. Ambos de Chinú. 

Pero había algo, durante mi estadía  en cada evento y al final de la jornada de cierre que venía afectando mi salud; un malestar en la cabeza, producto del accidente sufrido el 26 de agosto y denunciado a través de EL PILÓN. Otra historia.

Tuve que regresar de urgencias a mi pueblo, a mi tierra Valledupar. Debí  internarme en una clínica y ser sometido a una craneotomía, operación delicada, para extraer un hematoma y parar un drenaje de sangre que me afectaba seriamente.

UCI durante muchos días,  exámenes, tomografías; puyas permanentes y la incomodidad de estar  lleno de cables y sondas por todas partes  del cuerpo.

Incomunicado, con la presencia de mi familia solo por una hora en cada visita diaria y la mente sin parar, pensando de todo.

Y aquí  mi gratitud se eleva a niveles inimaginables, gracias Valledupar,  a todos los amigos por sus oraciones, por su cálido apoyo,   lo sentí  en medio de todo y de nada.

Especialmente  debo  agradecer al dr. Maximiliano Páez  que me operó, un señor neurocirujano; al equipo de UCI  de la clínica Simón Bolívar, ángeles que puso Dios para que me cuidaran  y velaran por mí. 

A la jefe Rosa Icela Campo, no es una enfermera es un ángel maravilloso; a todo el cuerpo de enfermeras y médicos;  a los asistentes de aseo, al equipo de camilleros, a todos mi gratitud.

María  Fernanda Patiño, Liceth Castro, María Viña, Andrés Morales, bendito eres entre todas las mujeres; tremendo combo trabajador.

Gracias, gracias, gracias.

Sigo en la clínica, al momento de escribir esta nota; sigo recibiendo  las atenciones y cuidados de este maravilloso  equipo humano. Ya pronto estaré fuera en el seno de mi hogar pero con el corazón henchido de  gratitud, que se queda allí  en medio de ustedes.

Gracias, ese es el sentir que Dios deposita en mí.  Sólo Eso

Por Eduardo Santos Ortega Vergara.