Tras el triunfo de Gustavo Petro el pasado 19 de junio, se pensó que se ponía fin a dos siglos de gobiernos bipartidistas pues la expectativa que se generó en quienes por décadas estuvieron en un verano burocrático y excluidos del dulce sabor de la contratación estatal, poco a poco van viendo que esa ilusión […]
Tras el triunfo de Gustavo Petro el pasado 19 de junio, se pensó que se ponía fin a dos siglos de gobiernos bipartidistas pues la expectativa que se generó en quienes por décadas estuvieron en un verano burocrático y excluidos del dulce sabor de la contratación estatal, poco a poco van viendo que esa ilusión terminará en más amarguras que festejos.
Para aquellos sectores que vieron la victoria como la revancha, la reivindicación de las clases populares y la derrota absoluta del bipartidismo, si todo continúa con la misma tendencia podríamos vaticinar que la decepción será el común denominador de todos aquellos que le apostaron a tener por fin el poder para poner preso a Uribe, a Duque y a todo lo que huela a la clase política tradicional, pero la mayoría sabemos que nada de eso pasará y muy por el contrario les queda mucha gasolina.
Gustavo Petro entendió, a pesar de que era su ideal, que no podía armar un gobierno con clases populares y tener el control de todas las fuerzas del poder puesto que para ello debía tener mayoría aplastante en el Congreso, situación que no ocurrió, por ello, debió acudir a la vieja pero efectiva práctica de “armar coalición parlamentaria” con los partidos afines, liberalismo, un sector de la U y quien lo creyera hasta con el partido conservador. Para lograr estructurar estas alianzas debió aceptar y recibir como consejeros a expertos camaleones de la política como Roy Barreras, Armando Benedetti y Mauricio Lizcano. pero quizás el más importante de todos y que ha demostrado ser un verdadero estratega político, el del expresidente Juan Manuel Santos. a través de su alfil el doctor Alfonso Prada.
El primer pulso se dio en la elección del contralor, a pesar que fue elegido el ungido por el presidente, es evidente que el partido conservador, cambio radical el mismo liberalismo que fue su aliado desde el comienzo y hasta el centro democrático le mostraron los dientes al gobierno, el poder tiene a su haber la procuraduría general de la nación, la fiscalía, la defensoría del pueblo, y mayoría en las altas cortes lo que les sigue dando un enorme poder de maniobra para amargarle la vida al gobierno si se lo proponen.
Aunque Gustavo Petro aseguró para sí los cargos estratégicos como fue la cúpula militar, el Ministerio de Hacienda, cancillería, algunos ministerios claves como comercio exterior, la embajada en ONU y Washington es claro que irá por más pues con la elección de tres miembros de su fuerza política en el CNE (Consejo Nacional Electoral) es un claro mensaje que entiende donde está el poder.
Mientras le aprueban los proyectos claves radicados en el congreso como la reforma tributaria y luego su plan de desarrollo y las reformas a la salud, pensional y laboral, los partidos políticos cuyo único oxígeno es estar pegados al presupuesto del gobierno de turno, seguirán mostrando los dientes y moviendo toda su estructura de poder para chantajearlo para que les den mayor participación en la torta burocrática y de contratación.
Por ende con muy pocas excepciones veremos caras nuevas ocupando las altas dignidades en el estado o en el gobierno pues es tanto el poder que tienen los partidos que a pesar que perdieron las elecciones presidenciales ellos ganaron sus curules en el congreso y eso significa poder, recordemos las palabras de un congresista del Cesar en una entrevista cuando manifestó “..a mí me da igual quien gane la presidencia pues yo tengo ya mi credencial asegurada”, y efectivamente así funciona el poder no solo en este país sino en la mayoría de las democracias, el poder se hizo para poder.
El poder necesita una preparación que va más allá de lo académico, por ello la realeza prepara a los herederos al trono inicialmente para manejar emocionalmente el efecto de ostentar el poder, habilidades de negociación, de manejo de conflictos, control absoluto de emociones y otras competencias que no se dictan en la universidad, por ello es que con algo de razón existe un concepto generalizado que dice que “los pobres no pueden llegar al poder”. Información para los que aspiran a tenerlo.
Tras el triunfo de Gustavo Petro el pasado 19 de junio, se pensó que se ponía fin a dos siglos de gobiernos bipartidistas pues la expectativa que se generó en quienes por décadas estuvieron en un verano burocrático y excluidos del dulce sabor de la contratación estatal, poco a poco van viendo que esa ilusión […]
Tras el triunfo de Gustavo Petro el pasado 19 de junio, se pensó que se ponía fin a dos siglos de gobiernos bipartidistas pues la expectativa que se generó en quienes por décadas estuvieron en un verano burocrático y excluidos del dulce sabor de la contratación estatal, poco a poco van viendo que esa ilusión terminará en más amarguras que festejos.
Para aquellos sectores que vieron la victoria como la revancha, la reivindicación de las clases populares y la derrota absoluta del bipartidismo, si todo continúa con la misma tendencia podríamos vaticinar que la decepción será el común denominador de todos aquellos que le apostaron a tener por fin el poder para poner preso a Uribe, a Duque y a todo lo que huela a la clase política tradicional, pero la mayoría sabemos que nada de eso pasará y muy por el contrario les queda mucha gasolina.
Gustavo Petro entendió, a pesar de que era su ideal, que no podía armar un gobierno con clases populares y tener el control de todas las fuerzas del poder puesto que para ello debía tener mayoría aplastante en el Congreso, situación que no ocurrió, por ello, debió acudir a la vieja pero efectiva práctica de “armar coalición parlamentaria” con los partidos afines, liberalismo, un sector de la U y quien lo creyera hasta con el partido conservador. Para lograr estructurar estas alianzas debió aceptar y recibir como consejeros a expertos camaleones de la política como Roy Barreras, Armando Benedetti y Mauricio Lizcano. pero quizás el más importante de todos y que ha demostrado ser un verdadero estratega político, el del expresidente Juan Manuel Santos. a través de su alfil el doctor Alfonso Prada.
El primer pulso se dio en la elección del contralor, a pesar que fue elegido el ungido por el presidente, es evidente que el partido conservador, cambio radical el mismo liberalismo que fue su aliado desde el comienzo y hasta el centro democrático le mostraron los dientes al gobierno, el poder tiene a su haber la procuraduría general de la nación, la fiscalía, la defensoría del pueblo, y mayoría en las altas cortes lo que les sigue dando un enorme poder de maniobra para amargarle la vida al gobierno si se lo proponen.
Aunque Gustavo Petro aseguró para sí los cargos estratégicos como fue la cúpula militar, el Ministerio de Hacienda, cancillería, algunos ministerios claves como comercio exterior, la embajada en ONU y Washington es claro que irá por más pues con la elección de tres miembros de su fuerza política en el CNE (Consejo Nacional Electoral) es un claro mensaje que entiende donde está el poder.
Mientras le aprueban los proyectos claves radicados en el congreso como la reforma tributaria y luego su plan de desarrollo y las reformas a la salud, pensional y laboral, los partidos políticos cuyo único oxígeno es estar pegados al presupuesto del gobierno de turno, seguirán mostrando los dientes y moviendo toda su estructura de poder para chantajearlo para que les den mayor participación en la torta burocrática y de contratación.
Por ende con muy pocas excepciones veremos caras nuevas ocupando las altas dignidades en el estado o en el gobierno pues es tanto el poder que tienen los partidos que a pesar que perdieron las elecciones presidenciales ellos ganaron sus curules en el congreso y eso significa poder, recordemos las palabras de un congresista del Cesar en una entrevista cuando manifestó “..a mí me da igual quien gane la presidencia pues yo tengo ya mi credencial asegurada”, y efectivamente así funciona el poder no solo en este país sino en la mayoría de las democracias, el poder se hizo para poder.
El poder necesita una preparación que va más allá de lo académico, por ello la realeza prepara a los herederos al trono inicialmente para manejar emocionalmente el efecto de ostentar el poder, habilidades de negociación, de manejo de conflictos, control absoluto de emociones y otras competencias que no se dictan en la universidad, por ello es que con algo de razón existe un concepto generalizado que dice que “los pobres no pueden llegar al poder”. Información para los que aspiran a tenerlo.