Por: Efraín Quintero Molina. Desde hoy retomo el espacio como colaborador en el periódico el Pilón después de una larga ausencia. Escribiremos de todo y para todos con la lupa puesta sobre las cosas que de una u otra manera atenten contra los intereses del “colectivo”, aquí habrá “Fuete, sal y limón”. Así deseo que […]
Por: Efraín Quintero Molina.
Desde hoy retomo el espacio como colaborador en el periódico el Pilón después de una larga ausencia. Escribiremos de todo y para todos con la lupa puesta sobre las cosas que de una u otra manera atenten contra los intereses del “colectivo”, aquí habrá “Fuete, sal y limón”. Así deseo que aparezca mi columna, con ese nombre, en honor a nuestro querido tío Clemente.
Me da muchísima pena con el periodista Jorge Nain Ruiz, que hace algunos días escribiera en su columna de opinión: “Lo mejor del vallenato durante el año 2011” y tuvo la cachaza de “seleccionar” las canciones más sonadas en las emisoras y que – lamentablemente-, ninguna de estas son vallenatas. He leído con mucho interés otros artículos del amigo Nain, relacionados con el folclor y no es la primera, donde se atreve a emitir una serie de conceptos totalmente desatinados y poco prudentes que despistan al lector y esto es terriblemente peligroso para quienes estamos metidos en el cuento de aprender y escudriñar nuestra cultura.
La música Vallenata tiene cuatro aires bien definidos mi querido periodista: Paseo, Merengue, Puya y Son, inconfundibles, bien definidos desde tiempos inmemoriales y con esta atrevida afirmación le diría que el tan cacareado “quinto aire en el vallenato” se daría, si logran desprenderlo rítmicamente (compases) de los cuatro aires existentes. Amanecerá y veremos. Si lo consiguen algún día nos alegraríamos porque. así, si serían cinco.
“NO TODO LO QUE SE EJECUTA EN ACORDEÓN ES MUSICA VALLENATA” y bajo esto premisa le pregunto: ¿Qué aire son las composiciones “El vende pan”, “El Terremoto”, “La Gringa”, “el Fajón” y “lo que tú necesitas “que usted seleccionó como lo mejor del vallenato durante el 2011? Me da pena, pero eso no son aires vallenatos aunque sean interpretados por reconocidos acordeoneros y cantantes nuestros, nacidos en la provincia. Escúchelos y se dará cuenta que no encajan dentro de los compases que definen los cuatro aires de la música Vallenata. Tal vez fueron ejecutados en aire de Chandé, de porro, de paseaito, cumbia o música sabanera en acordeón, pero música Vallenata no son, ¡de eso jamás!. Y no me diga que eso es “fusión” porque tampoco lo es.
Creo que debemos ser precisos y juiciosos al emitir estos conceptos y las anunciadas selecciones que usted promete hacer a futuro tengan el “tino” para no enredarnos más el carrete. ¿No cree usted, que sería mejor ejercicio que un grupo de personas de reconocida trayectoria, investigativa y conocedores del folclor vallenato hagan una sensata escogencia para evitar semejantes exabruptos?
A la gente no se puede confundir con estas calificaciones frívolas y sesgadas que desdicen mucho de la capacidad profesional e investigativa que usted ha mostrado en otras oportunidades, pero aquí se escachó, del cielo a la tierra, a no ser que esto sea, “LO MEJOR DE LA MUSICA DE ACORDEÓN DEL 2011”y así incluiríamos otro tipo de expresiones musicales ejecutadas con ese hermoso instrumento. Le doy un ejemplo preciso: “Qué bonita que es la vida” que interpretara Jorge Celedón y Jimmy Zambrano, encaja perfectamente en esta clasificación o la canción del venezolano que usted menciona, interpretada por los mismos, que no es paseo ni puya. En el vallenato no existe el aire Paseo-son, mi amigo Nain, aunque ”el son de vaquería” pasó y ganó…
Se, lo delicado que se ha vuelto el manejo de la música vallenata, que lamentablemente cayó en los tentáculos de la comercialización y quienes manejan los medios de comunicación han sido artífices y culpables directos para destrozarla y llevarla a los estados de postración creativa en que se encuentra sumida. Ustedes, los que manejan los medios, los que manipulan artistas para subir y bajar a cambio de cualquier canonjía o mención en un CD salgan a decir horondamente que el “Fajón” o “El Terremoto” son las piezas más verracas que ha producido el vallenato en los últimos tiempos. ¿Dónde carajos esta la mesura, la honradez profesional para juzgar alegremente una obra creativa musical?. El vallenato lo volvieron trizas, porque la poesía de Gustavo Gutiérrez y Rosendo Romero, por nombrar dos, la tiraron por la borda y se volvieron fácil instrumento de la comercialización y se llevaron entre los cachos cientos de años de tradición de nuestros hacedores musicales. “Los éxitos de hoy solo duran lo que dura un confite en la puerta de un colegio “y gracias a Dios, no hacen mella en nuestro disco duro.
Lamentablemente nuestros artistas han perdido el “Oficio”, no existe el compromiso y se cae en el facilismo, en la inmediatez y el espejismo que brinda la comercialización. ¿Dónde está el afán de saber, de nutrirse de nuestros acordeoneros, de saber lo que significa una rutina, un anti- compás, un transporte, o de saber que es un círculo armónico y para qué sirve? Eso sí, pregúnteles cuánto vale un pote de gomina o el “coco liso” en el pelo o el precio de una burbuja para que vea que levantan el dedo enseguida. Seria extraordinario que los artistas jóvenes hicieran un “Vallenato Urbano” con nuevas estructuras musicales basadas en lo nuestro sin aventurar y encajar cosas que no son de por aquí.
Hoy andan apurados los “manager” y los mismos artistas al sentir el desprecio que le están haciendo ciertos medios de comunicación (radio y televisión), para difundir la música Vallenata. Ver como la Champeta, el reggaetón el Hip- Hop, nos tienen arrumados como palo en creciente por la insensatez de ciertas yerbas del desierto.
Ahora más que nunca necesitamos el “SELLO DE GARANTIA VALLENATA” para evitar tanta coladera de música mala que dice ser vallenata y no lo es. La música Vallenata nos dio brillo y prestancia y nos seguirá dando en la medida que hagamos un acto de “reconciliación con lo nuestro” para impedir que los advenedizos se apoderen de lo nuestro. ¡Muchachos no seamos tan pendejos que posicionar el vallenato costó muchísimo trabajo.
[email protected]
Por: Efraín Quintero Molina. Desde hoy retomo el espacio como colaborador en el periódico el Pilón después de una larga ausencia. Escribiremos de todo y para todos con la lupa puesta sobre las cosas que de una u otra manera atenten contra los intereses del “colectivo”, aquí habrá “Fuete, sal y limón”. Así deseo que […]
Por: Efraín Quintero Molina.
Desde hoy retomo el espacio como colaborador en el periódico el Pilón después de una larga ausencia. Escribiremos de todo y para todos con la lupa puesta sobre las cosas que de una u otra manera atenten contra los intereses del “colectivo”, aquí habrá “Fuete, sal y limón”. Así deseo que aparezca mi columna, con ese nombre, en honor a nuestro querido tío Clemente.
Me da muchísima pena con el periodista Jorge Nain Ruiz, que hace algunos días escribiera en su columna de opinión: “Lo mejor del vallenato durante el año 2011” y tuvo la cachaza de “seleccionar” las canciones más sonadas en las emisoras y que – lamentablemente-, ninguna de estas son vallenatas. He leído con mucho interés otros artículos del amigo Nain, relacionados con el folclor y no es la primera, donde se atreve a emitir una serie de conceptos totalmente desatinados y poco prudentes que despistan al lector y esto es terriblemente peligroso para quienes estamos metidos en el cuento de aprender y escudriñar nuestra cultura.
La música Vallenata tiene cuatro aires bien definidos mi querido periodista: Paseo, Merengue, Puya y Son, inconfundibles, bien definidos desde tiempos inmemoriales y con esta atrevida afirmación le diría que el tan cacareado “quinto aire en el vallenato” se daría, si logran desprenderlo rítmicamente (compases) de los cuatro aires existentes. Amanecerá y veremos. Si lo consiguen algún día nos alegraríamos porque. así, si serían cinco.
“NO TODO LO QUE SE EJECUTA EN ACORDEÓN ES MUSICA VALLENATA” y bajo esto premisa le pregunto: ¿Qué aire son las composiciones “El vende pan”, “El Terremoto”, “La Gringa”, “el Fajón” y “lo que tú necesitas “que usted seleccionó como lo mejor del vallenato durante el 2011? Me da pena, pero eso no son aires vallenatos aunque sean interpretados por reconocidos acordeoneros y cantantes nuestros, nacidos en la provincia. Escúchelos y se dará cuenta que no encajan dentro de los compases que definen los cuatro aires de la música Vallenata. Tal vez fueron ejecutados en aire de Chandé, de porro, de paseaito, cumbia o música sabanera en acordeón, pero música Vallenata no son, ¡de eso jamás!. Y no me diga que eso es “fusión” porque tampoco lo es.
Creo que debemos ser precisos y juiciosos al emitir estos conceptos y las anunciadas selecciones que usted promete hacer a futuro tengan el “tino” para no enredarnos más el carrete. ¿No cree usted, que sería mejor ejercicio que un grupo de personas de reconocida trayectoria, investigativa y conocedores del folclor vallenato hagan una sensata escogencia para evitar semejantes exabruptos?
A la gente no se puede confundir con estas calificaciones frívolas y sesgadas que desdicen mucho de la capacidad profesional e investigativa que usted ha mostrado en otras oportunidades, pero aquí se escachó, del cielo a la tierra, a no ser que esto sea, “LO MEJOR DE LA MUSICA DE ACORDEÓN DEL 2011”y así incluiríamos otro tipo de expresiones musicales ejecutadas con ese hermoso instrumento. Le doy un ejemplo preciso: “Qué bonita que es la vida” que interpretara Jorge Celedón y Jimmy Zambrano, encaja perfectamente en esta clasificación o la canción del venezolano que usted menciona, interpretada por los mismos, que no es paseo ni puya. En el vallenato no existe el aire Paseo-son, mi amigo Nain, aunque ”el son de vaquería” pasó y ganó…
Se, lo delicado que se ha vuelto el manejo de la música vallenata, que lamentablemente cayó en los tentáculos de la comercialización y quienes manejan los medios de comunicación han sido artífices y culpables directos para destrozarla y llevarla a los estados de postración creativa en que se encuentra sumida. Ustedes, los que manejan los medios, los que manipulan artistas para subir y bajar a cambio de cualquier canonjía o mención en un CD salgan a decir horondamente que el “Fajón” o “El Terremoto” son las piezas más verracas que ha producido el vallenato en los últimos tiempos. ¿Dónde carajos esta la mesura, la honradez profesional para juzgar alegremente una obra creativa musical?. El vallenato lo volvieron trizas, porque la poesía de Gustavo Gutiérrez y Rosendo Romero, por nombrar dos, la tiraron por la borda y se volvieron fácil instrumento de la comercialización y se llevaron entre los cachos cientos de años de tradición de nuestros hacedores musicales. “Los éxitos de hoy solo duran lo que dura un confite en la puerta de un colegio “y gracias a Dios, no hacen mella en nuestro disco duro.
Lamentablemente nuestros artistas han perdido el “Oficio”, no existe el compromiso y se cae en el facilismo, en la inmediatez y el espejismo que brinda la comercialización. ¿Dónde está el afán de saber, de nutrirse de nuestros acordeoneros, de saber lo que significa una rutina, un anti- compás, un transporte, o de saber que es un círculo armónico y para qué sirve? Eso sí, pregúnteles cuánto vale un pote de gomina o el “coco liso” en el pelo o el precio de una burbuja para que vea que levantan el dedo enseguida. Seria extraordinario que los artistas jóvenes hicieran un “Vallenato Urbano” con nuevas estructuras musicales basadas en lo nuestro sin aventurar y encajar cosas que no son de por aquí.
Hoy andan apurados los “manager” y los mismos artistas al sentir el desprecio que le están haciendo ciertos medios de comunicación (radio y televisión), para difundir la música Vallenata. Ver como la Champeta, el reggaetón el Hip- Hop, nos tienen arrumados como palo en creciente por la insensatez de ciertas yerbas del desierto.
Ahora más que nunca necesitamos el “SELLO DE GARANTIA VALLENATA” para evitar tanta coladera de música mala que dice ser vallenata y no lo es. La música Vallenata nos dio brillo y prestancia y nos seguirá dando en la medida que hagamos un acto de “reconciliación con lo nuestro” para impedir que los advenedizos se apoderen de lo nuestro. ¡Muchachos no seamos tan pendejos que posicionar el vallenato costó muchísimo trabajo.
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