La movilidad de Valledupar enfrenta un gran desafío: reducir la accidentalidad y garantizar la seguridad de todos los actores viales. La decisión de instalar 15 cámaras de fotodetección marca un hecho importante para la ciudad, ya que es la primera vez que se incorpora tecnología para vigilar el cumplimiento de las normas de tránsito. Bien implementada, esta medida puede salvar vidas.
La experiencia nacional muestra que la fotodetección suele generar desconfianza cuando se percibe como un mecanismo para facturar y no como de seguridad (los más claros ejemplos son los carros con cámaras en la Circunvalar de Codazzi y en la entrada a Fundación, Magdalena). En Valledupar no podemos repetir ese error. El éxito dependerá de cómo se implementen estas cámaras y del mensaje que transmitan: proteger la vida debe estar por encima de recaudar dinero.
El primer paso debe ser una gran campaña de socialización. Los ciudadanos necesitan saber dónde estarán ubicadas las cámaras, qué conductas vigilarán y por qué son necesarias. La pedagogía previa es fundamental para que la comunidad entienda que estas medidas buscan reducir siniestros, no multar por multar.
Las sanciones deben priorizarse según el impacto en la seguridad vial. No todas las infracciones ponen en riesgo inmediato la vida. Por ello, las primeras acciones de las cámaras deberían concentrarse en tres conductas críticas: el no uso del casco, el cruce en rojo de los semáforos y circular en contravía. Incluso, antes de sancionar, podrían iniciarse con llamados de atención pedagógicos para luego pasar gradualmente a multas efectivas.
Otros aspectos administrativos, como el vencimiento de documentos, pueden esperar. Una estrategia escalonada dará tiempo a la comunidad para adaptarse y priorizará lo realmente urgente: salvar vidas.
Pero ojo, la tecnología en la movilidad no puede limitarse a las cámaras. Es urgente modernizar el sistema de semaforización de Valledupar. Esto va más allá de instalar luces en el piso o dispositivos sonoros: implica un software moderno que coordine tiempos de cruce, la incorporación de flechas que permitan giros mientras otros semáforos están en rojo y el cambio de sentidos viales. Estas innovaciones no solo aumentan la seguridad, sino que mejoran la movilidad en una ciudad que cada día demanda más agilidad en sus vías.
La instalación de estas cámaras debe insertarse en una política más amplia de seguridad vial, donde la infraestructura, la educación y el control se articulen bajo el principio de “Sistema Seguro”.
Las 15 cámaras de fotodetección y un sistema de semaforización moderno pueden convertirse en aliados de la vida y de la movilidad, si se implementan con transparencia, pedagogía y criterio misional. Que no se trate de facturar, sino de educar, prevenir y cuidar. Ese debe ser el verdadero objetivo de esta nueva etapa de nuestra ciudad.
Por: Ricardo Reyes.












