Alrededor de la una de la tarde del 12 de mayo de 2024, Jhosuar David Mejía Gil, un niño de 5 años, fue visto por última vez cuando salió en compañía de su madre, Angélica Gil, en una esquina cercana a la casa donde vivía con sus abuelos, en el barrio Nuevo Milenio de la capital del Cesar. A un año de lo sucedido, su paradero sigue siendo un misterio para sus familiares quienes guardan la esperanza de que aparezca sano y salvo.
Cuando Jhosuar cumplía dos meses de desaparecido, en julio del año pasado, su mamá, Angélica Gil, fue capturada en el barrio La Florida del municipio de La Paz, Cesar. La orden de captura la hizo efectiva la Fiscalía Primera Especializada de Valledupar por el delito de desaparición forzada, esto con el objeto de que la mujer pudiera revelar alguna información para encontrar al niño.
El caso se encuentra en desarrollo de la audiencia de juicio oral, donde la Fiscalía General de la Nación ha comenzado a practicar sus pruebas, tomando los testimonios de cada una de las personas que tiene información importante.
“Una vez culmine la Fiscalía, continuará la práctica de pruebas de la defensa y, finalmente, será un juez de conocimiento el que decida si la señora o madre del niño es responsable penalmente o no. El juicio oral se está adelantando por el delito de desaparición forzada”, aseguró Ronald Calderón, director Seccional de Fiscalías del Cesar.
De acuerdo con el director, la búsqueda del niño continúa, sin embargo, judicialmente lo que han podido lograr es la captura de la madre de Jhosuar.
“Ha sido hasta el momento la única persona que está siendo judicializada por esta desaparición, no tenemos hasta el momento vinculación formal de ninguna otra persona como autor o partícipe de ese delito de desaparición”, reitero Ronald Calderón.
Mientras los días pasan y el juicio sigue su curso, la familia de Joshuar David, en especial sus abuelos, no pierde la esperanza. Su abuela lo sueña, mientras su abuelo guarda su bicicleta para volver a pasearlo en la canasta: ambos conservan intacta la fe de que algún día volverán a escuchar su risa en el patio. Aunque el tiempo avanza, el amor de los abuelos no conoce de calendarios ni recompensas: solo quiere respuestas, y sobre todo, el regreso de su niño.
Por Redacción Judicial










