FELVA, más que una feria, ha sido un laboratorio para medir el hambre de conocimiento que existe en Valledupar. A 30 días de su clausura, muchas de sus ideas siguen germinando: clubes de lectura nacientes, escuelas motivadas, docentes replicando metodologías, y una ciudadanía que empieza a mirar los libros como algo más que un objeto: como una herramienta para pensarse el mundo.
Hace un mes, Valledupar abrió las páginas de la tercera Feria del Libro con una promesa que se ha cumplido: acercar la lectura a todos los rincones de la ciudad. FELVA 2025, realizada del 5 al 8 de junio, no solo llenó auditorios y plazas con más de 10.000 visitantes, sino que dejó una conversación viva en redes, colegios, bibliotecas y hogares.
Treinta días después de su clausura, el balance sigue siendo favorable. Según cifras recopiladas por EL PILÓN, organizador del evento, se ofrecieron más de 60 actividades culturales y académicas, con la participación de 80 invitados nacionales e internacionales. En la Plaza Alfonso López, en los auditorios de la Casa de la Cultura y de la Cámara de Comercio, así como en universidades y centros comerciales, la ciudad fue anfitriona de conversatorios, lanzamientos, talleres y encuentros literarios de gran alcance.
Una feria con impacto medible
Más allá de las cifras presenciales, FELVA 2025 demostró su capacidad de resonancia en el entorno digital. De acuerdo con un análisis realizado por el columnista Alfredo Jones, las menciones en redes sociales alcanzaron más de 601 mil cuentas, con un pico de interacción el día inaugural. El 97 % de las opiniones registradas fueron positivas, destacando la organización, la diversidad de la agenda y el ambiente familiar.
“FELVA no fue un evento aislado, sino una conversación pública que nos tocó a muchos”, resumió Jones, al detallar que Instagram, Twitter y medios digitales se sumaron a la ola cultural generada por la feria. Uno de los momentos más comentados fue el Trueque Literario, una propuesta colaborativa que permitió intercambiar libros de forma libre entre lectores y lectoras.
Lectura con sentido de ciudad
Durante el evento se exhibieron más de 15.000 títulos y se visibilizó el trabajo de diez escritores vallenatos. Para el alcalde Ernesto Orozco, la feria “es un puente que une generaciones y territorios, porque en los libros está el poder de la transformación”. El mandatario fue enfático en su respaldo al evento como estrategia de inclusión y crecimiento ciudadano.
Desde la gerencia de EL PILÓN, Clara Inés Araújo subrayó que FELVA es ya una marca cultural de ciudad: “Nos sentimos orgullosos de haber impulsado un evento que no solo trajo a Valledupar grandes figuras del pensamiento, sino que conectó con la gente, con sus necesidades de aprender, de dialogar, de compartir”.
Autores como Florence Thomas, Brigitte Baptiste, María Jimena Duzán, Pablo Montoya y Rodrigo Uprimny se dieron cita junto a periodistas, cronistas, sociólogos y gestores culturales del Caribe y el país. La combinación de experiencias presenciales y virtuales permitió una cobertura amplia, incluso con la participación remota del autor Carlos Ledher, cuya intervención fue una de las más concurridas en el auditorio de la Casa de la Cultura.
Lo que queda por leer
Aunque el balance es positivo, algunos asistentes y gestores locales resaltaron que aún hay retos: ampliar la participación de editoriales independientes, garantizar más espacios para autores emergentes y consolidar una red de promotores de lectura activa en barrios y corregimientos.
FELVA, más que una feria, ha sido un laboratorio para medir el hambre de conocimiento que existe en Valledupar. A 30 días de su clausura, muchas de sus ideas siguen germinando: clubes de lectura nacientes, escuelas motivadas, docentes replicando metodologías, y una ciudadanía que empieza a mirar los libros como algo más que un objeto: como una herramienta para pensarse el mundo.
Mirando a FELVA 2026
Con el éxito de esta edición, se abre el camino hacia una cuarta versión que podría ser aún más ambiciosa. “La cultura debe seguir saliendo a la plaza”, coincidieron varios invitados. Si FELVA 2025 demostró que leer es un acto colectivo, el reto ahora es que ese impulso no se apague.
Porque la historia no terminó el 8 de junio. Apenas empezó a escribirse en la memoria de miles de personas que vieron cómo, por unos días, los libros fueron protagonistas de una ciudad que se está redescubriendo a través de las palabras.
Por Redacción EL PILÓN.
FELVA, más que una feria, ha sido un laboratorio para medir el hambre de conocimiento que existe en Valledupar. A 30 días de su clausura, muchas de sus ideas siguen germinando: clubes de lectura nacientes, escuelas motivadas, docentes replicando metodologías, y una ciudadanía que empieza a mirar los libros como algo más que un objeto: como una herramienta para pensarse el mundo.
Hace un mes, Valledupar abrió las páginas de la tercera Feria del Libro con una promesa que se ha cumplido: acercar la lectura a todos los rincones de la ciudad. FELVA 2025, realizada del 5 al 8 de junio, no solo llenó auditorios y plazas con más de 10.000 visitantes, sino que dejó una conversación viva en redes, colegios, bibliotecas y hogares.
Treinta días después de su clausura, el balance sigue siendo favorable. Según cifras recopiladas por EL PILÓN, organizador del evento, se ofrecieron más de 60 actividades culturales y académicas, con la participación de 80 invitados nacionales e internacionales. En la Plaza Alfonso López, en los auditorios de la Casa de la Cultura y de la Cámara de Comercio, así como en universidades y centros comerciales, la ciudad fue anfitriona de conversatorios, lanzamientos, talleres y encuentros literarios de gran alcance.
Una feria con impacto medible
Más allá de las cifras presenciales, FELVA 2025 demostró su capacidad de resonancia en el entorno digital. De acuerdo con un análisis realizado por el columnista Alfredo Jones, las menciones en redes sociales alcanzaron más de 601 mil cuentas, con un pico de interacción el día inaugural. El 97 % de las opiniones registradas fueron positivas, destacando la organización, la diversidad de la agenda y el ambiente familiar.
“FELVA no fue un evento aislado, sino una conversación pública que nos tocó a muchos”, resumió Jones, al detallar que Instagram, Twitter y medios digitales se sumaron a la ola cultural generada por la feria. Uno de los momentos más comentados fue el Trueque Literario, una propuesta colaborativa que permitió intercambiar libros de forma libre entre lectores y lectoras.
Lectura con sentido de ciudad
Durante el evento se exhibieron más de 15.000 títulos y se visibilizó el trabajo de diez escritores vallenatos. Para el alcalde Ernesto Orozco, la feria “es un puente que une generaciones y territorios, porque en los libros está el poder de la transformación”. El mandatario fue enfático en su respaldo al evento como estrategia de inclusión y crecimiento ciudadano.
Desde la gerencia de EL PILÓN, Clara Inés Araújo subrayó que FELVA es ya una marca cultural de ciudad: “Nos sentimos orgullosos de haber impulsado un evento que no solo trajo a Valledupar grandes figuras del pensamiento, sino que conectó con la gente, con sus necesidades de aprender, de dialogar, de compartir”.
Autores como Florence Thomas, Brigitte Baptiste, María Jimena Duzán, Pablo Montoya y Rodrigo Uprimny se dieron cita junto a periodistas, cronistas, sociólogos y gestores culturales del Caribe y el país. La combinación de experiencias presenciales y virtuales permitió una cobertura amplia, incluso con la participación remota del autor Carlos Ledher, cuya intervención fue una de las más concurridas en el auditorio de la Casa de la Cultura.
Lo que queda por leer
Aunque el balance es positivo, algunos asistentes y gestores locales resaltaron que aún hay retos: ampliar la participación de editoriales independientes, garantizar más espacios para autores emergentes y consolidar una red de promotores de lectura activa en barrios y corregimientos.
FELVA, más que una feria, ha sido un laboratorio para medir el hambre de conocimiento que existe en Valledupar. A 30 días de su clausura, muchas de sus ideas siguen germinando: clubes de lectura nacientes, escuelas motivadas, docentes replicando metodologías, y una ciudadanía que empieza a mirar los libros como algo más que un objeto: como una herramienta para pensarse el mundo.
Mirando a FELVA 2026
Con el éxito de esta edición, se abre el camino hacia una cuarta versión que podría ser aún más ambiciosa. “La cultura debe seguir saliendo a la plaza”, coincidieron varios invitados. Si FELVA 2025 demostró que leer es un acto colectivo, el reto ahora es que ese impulso no se apague.
Porque la historia no terminó el 8 de junio. Apenas empezó a escribirse en la memoria de miles de personas que vieron cómo, por unos días, los libros fueron protagonistas de una ciudad que se está redescubriendo a través de las palabras.
Por Redacción EL PILÓN.