Fue una imagen vista no sé de dónde: una señal de pare (de las del tránsito) y decía ‘paro de escritores’, curiosa en verdad, porque si los escritores se lanzaran a una huelga, quién les iba a prestar atención; es más nadie se daría cuenta, si acaso se reirían.
Por Mary Daza Orozco
Fue una imagen vista no sé de dónde: una señal de pare (de las del tránsito) y decía ‘paro de escritores’, curiosa en verdad, porque si los escritores se lanzaran a una huelga, quién les iba a prestar atención; es más nadie se daría cuenta, si acaso se reirían.
Este ha sido y es un año de paros en nuestro país, y me imaginé engrosar las filas de los reclamantes con una manifestación de escritores, sería una pérdida de tiempo. A nadie le ha importado si la cultura vive o muere, ya con las expresiones clásicas, las mundialmente conocidas, hay.
Y es así cómo son muy pobres los aportes y las gestiones para los trabajadores en ese campo, nulas más bien. Hay una costumbre en nuestra región de invertir los dineros para el sector cultural solo en contribuciones para fiesta patronales de los pueblos, que desde hace algunos años se han juntado con festivales y festivalitos vallenatos y ya con eso se cumplió, mientras tanto un investigador, un escritor no encuentra apoyo para sacar adelante su obra y si lo logra es porque el tema que ha escogido es el del folclor y sus manifestaciones.
A eso se suman las pobres programaciones de los entes culturales. Solo el Banco de la República presenta sus programas concebidos a nivel nacional y da oportunidad a algunos conferencistas y talleristas para que aporten sus conocimientos a los interesados, presenta constantes exposiciones y conciertos.
De unos años para acá, mientras aquí el Fondo Mixto se extinguía, la Casa de la Cultura perdía su razón de ser, y otros entes funcionaban por inercia, en departamentos como La Guajira esas instituciones que he nombrado tomaron un auge que han logrado motivar a los creadores: hay becas y aportes para la creación en literatura, artes plásticas, documentales, fotografía, en fin, se le ha dado relevancia a estas manifestaciones.
El sector de la cultura siempre ha sido visto con una apatía muy grande, no sólo por los gobiernos, también por el pueblo, todavía se recuerda cuando se nombró ministra a una dinámica chocoana y un buen número de sus paisanos protestaron porque le daban el peor ministerio; lástima que no se tenga en alta estima la esencia viva de los pueblos.
El gobierno departamental ha mostrado buenas intenciones y ha tomado la iniciativa de embellecer calles con obras modernas, y ha andado por los pueblos al recate de valores culturales, pero hace falta prestar atención y estudiar el pedido de un artista, de un escritor, de un investigador, porque si se le ignora se puede perder un buen aporte cultural para la región.
El tema lo he tratado someramente, así por encima aunque da para muchas discusiones, pero el espacio no los aguanta.
Fue una imagen vista no sé de dónde: una señal de pare (de las del tránsito) y decía ‘paro de escritores’, curiosa en verdad, porque si los escritores se lanzaran a una huelga, quién les iba a prestar atención; es más nadie se daría cuenta, si acaso se reirían.
Por Mary Daza Orozco
Fue una imagen vista no sé de dónde: una señal de pare (de las del tránsito) y decía ‘paro de escritores’, curiosa en verdad, porque si los escritores se lanzaran a una huelga, quién les iba a prestar atención; es más nadie se daría cuenta, si acaso se reirían.
Este ha sido y es un año de paros en nuestro país, y me imaginé engrosar las filas de los reclamantes con una manifestación de escritores, sería una pérdida de tiempo. A nadie le ha importado si la cultura vive o muere, ya con las expresiones clásicas, las mundialmente conocidas, hay.
Y es así cómo son muy pobres los aportes y las gestiones para los trabajadores en ese campo, nulas más bien. Hay una costumbre en nuestra región de invertir los dineros para el sector cultural solo en contribuciones para fiesta patronales de los pueblos, que desde hace algunos años se han juntado con festivales y festivalitos vallenatos y ya con eso se cumplió, mientras tanto un investigador, un escritor no encuentra apoyo para sacar adelante su obra y si lo logra es porque el tema que ha escogido es el del folclor y sus manifestaciones.
A eso se suman las pobres programaciones de los entes culturales. Solo el Banco de la República presenta sus programas concebidos a nivel nacional y da oportunidad a algunos conferencistas y talleristas para que aporten sus conocimientos a los interesados, presenta constantes exposiciones y conciertos.
De unos años para acá, mientras aquí el Fondo Mixto se extinguía, la Casa de la Cultura perdía su razón de ser, y otros entes funcionaban por inercia, en departamentos como La Guajira esas instituciones que he nombrado tomaron un auge que han logrado motivar a los creadores: hay becas y aportes para la creación en literatura, artes plásticas, documentales, fotografía, en fin, se le ha dado relevancia a estas manifestaciones.
El sector de la cultura siempre ha sido visto con una apatía muy grande, no sólo por los gobiernos, también por el pueblo, todavía se recuerda cuando se nombró ministra a una dinámica chocoana y un buen número de sus paisanos protestaron porque le daban el peor ministerio; lástima que no se tenga en alta estima la esencia viva de los pueblos.
El gobierno departamental ha mostrado buenas intenciones y ha tomado la iniciativa de embellecer calles con obras modernas, y ha andado por los pueblos al recate de valores culturales, pero hace falta prestar atención y estudiar el pedido de un artista, de un escritor, de un investigador, porque si se le ignora se puede perder un buen aporte cultural para la región.
El tema lo he tratado someramente, así por encima aunque da para muchas discusiones, pero el espacio no los aguanta.