El alza de los precios del combustible de gasolina en Colombia es el tema que acaparó la atención durante la presente semana. Y no es para menos toda vez que se trata de un producto que afecta de manera directa e indirecta el bolsillo de todos los colombianos.
El alza de los precios del combustible de gasolina en Colombia es el tema que acaparó la atención durante la presente semana. Y no es para menos toda vez que se trata de un producto que afecta de manera directa e indirecta el bolsillo de todos los colombianos.
En Valledupar, el departamento del Cesar y en otras zonas fronterizas, el impacto, aunque es menor que en el resto del país, también se siente de manera significativa. En este territorio la tanqueada de un vehículo normal tendría un valor adicional por encima de los diez mil o quince mil pesos, eso sumado al número de veces que se haga durante el mes es capaz de descuadrar cualquier caja de los hogares de nuestra región.
Según los expertos y con base en la explicación del mismo ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, el alza era inevitable. “El déficit que tiene el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, FEPC, es de $30 billones”, dijo Bonilla, quien aprovechó para culpar al anterior Gobierno nacional. “El expresidente Duque no lo subió, nos dejó un hueco de 30 billones, es el hueco que se está curando”.
Fueron muchos los sectores lo que se pronunciaron y consideraron justificada el alza de la gasolina, medios de comunicación especializados como La República, entre otros, se adentraron en el panorama fiscal que vive el país y concluyeron que no había otra salida al problema y que por ello se requería echar mano a esa medida para tratar de superar el déficit, era una decisión que obligadamente debía tomar el gobierno de turno que llegase al poder y precisamente le correspondió al presidente Gustavo Petro, cuyos efectos nos corresponde afrontar a todos.
Así las cosas, a nuestra gente en Valledupar y la región le toca replantear entonces sus finanzas porque el alza autorizada para el mes de mayo fue de $569 respecto al precio de abril, quedando el precio por galón en $10.072.
Se sabe que ese nuevo precio es el impacto directo en nuestros bolsillos, pero es conocido también que ese incremento se reflejará de manera automática en los valores de la mayoría de productos de la canasta familiar, siendo la matriz de todo ese proceso el costo del transporte que sin duda alguna se encarecerá de manera inmediata.
La situación amerita tomar medidas para poder convivir con los nuevos precios que además no son definitivos todavía, sino que seguirán aumentando de manera mensual y eso nos invita a comenzar a explorar nuevas alternativas, por ejemplo: modificar la frecuencia del uso del vehículo, replantear costumbres sobre la forma de transportarnos y revisar algunos hábitos que demanden consumo de gasolina, entre otros.
Lo importante es que ese esfuerzo económico que nos corresponde hacer a todos valga la pena, que realmente permita la ejecución de los grandes programas sociales que urge el país, que esos recursos lleguen a los sectores poblacionales que realmente lo necesitan. En síntesis, que sienta la presencia del Estado en aquellas poblaciones donde hasta ahora nunca ha llegado.
El alza de los precios del combustible de gasolina en Colombia es el tema que acaparó la atención durante la presente semana. Y no es para menos toda vez que se trata de un producto que afecta de manera directa e indirecta el bolsillo de todos los colombianos.
El alza de los precios del combustible de gasolina en Colombia es el tema que acaparó la atención durante la presente semana. Y no es para menos toda vez que se trata de un producto que afecta de manera directa e indirecta el bolsillo de todos los colombianos.
En Valledupar, el departamento del Cesar y en otras zonas fronterizas, el impacto, aunque es menor que en el resto del país, también se siente de manera significativa. En este territorio la tanqueada de un vehículo normal tendría un valor adicional por encima de los diez mil o quince mil pesos, eso sumado al número de veces que se haga durante el mes es capaz de descuadrar cualquier caja de los hogares de nuestra región.
Según los expertos y con base en la explicación del mismo ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, el alza era inevitable. “El déficit que tiene el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, FEPC, es de $30 billones”, dijo Bonilla, quien aprovechó para culpar al anterior Gobierno nacional. “El expresidente Duque no lo subió, nos dejó un hueco de 30 billones, es el hueco que se está curando”.
Fueron muchos los sectores lo que se pronunciaron y consideraron justificada el alza de la gasolina, medios de comunicación especializados como La República, entre otros, se adentraron en el panorama fiscal que vive el país y concluyeron que no había otra salida al problema y que por ello se requería echar mano a esa medida para tratar de superar el déficit, era una decisión que obligadamente debía tomar el gobierno de turno que llegase al poder y precisamente le correspondió al presidente Gustavo Petro, cuyos efectos nos corresponde afrontar a todos.
Así las cosas, a nuestra gente en Valledupar y la región le toca replantear entonces sus finanzas porque el alza autorizada para el mes de mayo fue de $569 respecto al precio de abril, quedando el precio por galón en $10.072.
Se sabe que ese nuevo precio es el impacto directo en nuestros bolsillos, pero es conocido también que ese incremento se reflejará de manera automática en los valores de la mayoría de productos de la canasta familiar, siendo la matriz de todo ese proceso el costo del transporte que sin duda alguna se encarecerá de manera inmediata.
La situación amerita tomar medidas para poder convivir con los nuevos precios que además no son definitivos todavía, sino que seguirán aumentando de manera mensual y eso nos invita a comenzar a explorar nuevas alternativas, por ejemplo: modificar la frecuencia del uso del vehículo, replantear costumbres sobre la forma de transportarnos y revisar algunos hábitos que demanden consumo de gasolina, entre otros.
Lo importante es que ese esfuerzo económico que nos corresponde hacer a todos valga la pena, que realmente permita la ejecución de los grandes programas sociales que urge el país, que esos recursos lleguen a los sectores poblacionales que realmente lo necesitan. En síntesis, que sienta la presencia del Estado en aquellas poblaciones donde hasta ahora nunca ha llegado.