Según The Economist, Israel ahora se encuentra más dependiente que nunca de Estados Unidos, pero su base de apoyo se está erosionando de manera que podrían cambiar las reglas del juego. Basándose en datos de encuestas, testimonios y análisis políticos, pinta un panorama completo de una brecha cada vez mayor: entre partidos, generaciones y comunidades, con el potencial de reformular la política exterior estadounidense hacia Israel. Mientras Netanyahu posa con Estados Unidos, el secretario de Estado, Marco Rubio, declara que la alianza es “sólida como el Muro Occidental”, pero las cifras cuentan una historia diferente.
Las encuestas muestran que el 53 % de los estadounidenses tienen una opinión negativa de Israel, y la simpatía por Israel frente a los palestinos está en su nivel más bajo en 25 años. El 43 % de los encuestados cree que Israel está cometiendo genocidio en Gaza.
La caída más pronunciada se produce entre los demócratas de mayor edad, donde las opiniones negativas han aumentado 23 puntos porcentuales en sólo tres años. El apoyo también ha caído entre los jóvenes republicanos del 63 %, en 2022, a una división casi equitativa en la actualidad. Incluso, entre los jóvenes evangélicos, que alguna vez fueron una piedra angular del sentimiento proisraelí, el apoyo cayó del 69 %, en 2018, al 34 % en 2021, y los encuestadores señalaron que la disminución ha continuado.
Durante décadas, el vínculo entre Estados Unidos e Israel se basó en una mezcla de valores compartidos e intereses estratégicos superpuestos, desde la Guerra Fría hasta la lucha contra el extremismo islamista. Pero en la última década, los estadounidenses más jóvenes han adoptado cada vez más interpretaciones coloniales del conflicto israelí-palestino y se oponen al gobierno de derecha de Jerusalén. The Economist sostiene que Netanyahu ha atado a Israel al campo republicano, alienando a los demócratas, pero incluso en la derecha, están empezando a aparecer grietas.
“Estados Unidos se está desenamorando de Israel”, figuras prominentes del MAGA (Make America Great Again) como Marjorie Taylor Greene, Steve Bannon y Tucker Carlson están adoptando una retórica antiisraelí. Greene tuiteó acusaciones de “genocidio” en Gaza y declaró que no financiará “una guerra extranjera en un país extranjero”. El apoyo a Israel, que antes se consideraba un hecho entre los republicanos, ya no está garantizado.
La revista también describe cómo el reconocimiento global de un Estado palestino está aumentando, incluso cuando la realidad sobre el terreno disminuye. La Autoridad Palestina se enfrenta al colapso de su infraestructura, salarios impagos, escuelas cerradas y una creciente dependencia económica de Israel.
El actual acuerdo de ayuda militar entre Estados Unidos e Israel expirará en 2028, aumentan los temores en Jerusalén de que el presidente Donald Trump podrá negarse a renovarlo en sus términos vigentes. Los funcionarios israelíes están explorando formas de cambiar el nombre del paquete, no como ayuda sino como asociación, haciendo hincapié en el desarrollo tecnológico conjunto y el acceso a armamento avanzado.
No obstante, a que The Economist presagia que se esté erosionando el apoyo de Estados Unidos a Israel, en su último libro, el historiador judío-israelí de renombre mundial, Ilan Pappe, “Lobbying for Zionism on Both Sides of the Atlantic”, compila cómo se ha formado un lobby proisraelí, tanto en su país de residencia, el Reino Unido, como en el partidario más poderoso y ardiente de Israel, Estados Unidos.
Por: Luis Elquis Díaz.












