Hay muchos desilusionados con el actual mandato de Petro porque se creyeron el cuento del cambio y otros, en contraste, están felices porque el gobierno no encuentra el rumbo, demostrando lo poco que les importa Colombia.
Hay muchos desilusionados con el actual mandato de Petro porque se creyeron el cuento del cambio y otros, en contraste, están felices porque el gobierno no encuentra el rumbo, demostrando lo poco que les importa Colombia.
Siendo sensatos, de entrada, un verdadero cambio en Colombia es una utopía; con niveles de pobreza que superan el 42 %, la violencia desbordada por el insumo del narcotráfico que no lo controla nadie, la corrupción que nos tragó por completo, temas de minería ilegal y un desempleo que, a pesar de que ha cedido un poco, sigue siendo altísimo de la mano con la informalidad, la tasa nacional es de 9,2 %, ademas de la inseguridad urbana, la migración venezolana y la inhabilidad para lograr acuerdos, un panorama que convierte a Colombia un país casi ingobernable.
Y a ese tren se subió Gustavo Petro, prometiendo el oro y el moro; pero más temprano que tarde, todas esas promesas se derrumbaron. Si a esto le sumamos, las malas movidas para conformar su equipo y sus constantes peleas con todos: con los empresarios, con los cafeteros, con los medios, con el Congreso, con sus propios ministros, etc.
Sin embargo, aun así, era necesario que Gustavo Petro llegara al poder; primero, para que una parte del olvidado pueblo colombiano se viera representada y, de paso, para sacar a la política tradicional, eternizada y, con ello, toda clase de prácticas clientelistas y corruptas de las pocas familias de la elite centralista que pensaron que Colombia era su finca.
También era necesario que llegara Petro para que la izquierda entendiera que una cosa es criticar y otra gobernar, hasta el momento se rajan en gestión y en ejecución, y los ministros amenazados por no dar resultados.
También era necesario para desmontar la incertidumbre y los miedos generados por la derecha, vendiendo a su favor, un catastrófico y apocalíptico escenario si gobernaba la izquierda, pero ni nos volvimos Venezuela, ni el dólar llegó a 6.000 pesos. Claro está, que hoy la izquierda es más de lo mismo, marchitando la esperanza de un verdadero cambio.
Era necesario que llegara Petro para sustituir nombres en diferentes posiciones del Estado, un ejemplo es la terna para la Fiscalía integrada por tres mujeres, algo que puede marcar un nuevo rumbo en una entidad, por años, tomada por delincuentes de clase alta que la usaron para beneficio propio, por ahí desfilaron Fiscales Generales corruptos y todos sabemos quienes fueron.
También era necesario que llegara Petro para comprender la complejidad del momento violento que vive Colombia, donde siguen las masacres y asesinatos de líderes sociales y no, como ofrecieron en campaña, que seríamos potencia mundial de la vida. Pura paja.
Era importante que Petro llegara para conocer cómo la izquierda es incapaz de construir un proyecto regional de poder; se avecinan unas elecciones regionales en las cuales el Pacto Histórico, partido del presidente, será ampliamente derrotado.
Era importante que Petro llegará para conocer cómo se manejan todas las campañas presidenciales al interior, plagadas de dineros ilícitos, politiquería y cartas marcadas, está claro qué pasó y sigue pasando: Samper y Pastrana con el Cartel de Cali, Uribe con los Paramilitares, Santos con Odebrecht, Duque con el Ñeñe Hernández y, por supuesto, Petro con el escándalo de su hijo Nicolás.
También era importante que Petro llegara para que se conociera cómo operan los medios con un gobierno distinto a sus intereses, totalmente parcializados y rastreros, defendiendo a sus patrones.
Era importante que Petro llegara para saber cómo se negocia la gobernabilidad con un Congreso, en su mayoría, tradicional y contrario al que por fin le tocó hacer control político y sin mermelada.
Era importante que llegara Petro para poner en la órbita mundial el tema del cambio climático que cada día nos afecta más.
Era necesario que llegara Petro para que el país entendiera que se necesitan una serie de reformas para salir del caos y que no podemos seguir postergándolo; tratar de torpedear estas reformas es frenar los avances que necesita Colombia.
Ojalá el gobierno Petro recomponga el rumbo, aunque lo veo difícil. Es innegable que era necesario que llegara, pese a ser un costo demasiado alto para el país, no se puede seguir soñando con que un solo gobierno, cualquiera que sea, llegará a solucionarle las cosas de un solo tajo.
No es persiguiendo a la izquierda, ni señalando a la derecha, hay que reconstruir el país con justicia, unidad, tolerancia, verdad y perdón, de lo contrario, terminaremos peor.
Por: JACOBO SOLANO C. / @JACOBOSOLANOC
Hay muchos desilusionados con el actual mandato de Petro porque se creyeron el cuento del cambio y otros, en contraste, están felices porque el gobierno no encuentra el rumbo, demostrando lo poco que les importa Colombia.
Hay muchos desilusionados con el actual mandato de Petro porque se creyeron el cuento del cambio y otros, en contraste, están felices porque el gobierno no encuentra el rumbo, demostrando lo poco que les importa Colombia.
Siendo sensatos, de entrada, un verdadero cambio en Colombia es una utopía; con niveles de pobreza que superan el 42 %, la violencia desbordada por el insumo del narcotráfico que no lo controla nadie, la corrupción que nos tragó por completo, temas de minería ilegal y un desempleo que, a pesar de que ha cedido un poco, sigue siendo altísimo de la mano con la informalidad, la tasa nacional es de 9,2 %, ademas de la inseguridad urbana, la migración venezolana y la inhabilidad para lograr acuerdos, un panorama que convierte a Colombia un país casi ingobernable.
Y a ese tren se subió Gustavo Petro, prometiendo el oro y el moro; pero más temprano que tarde, todas esas promesas se derrumbaron. Si a esto le sumamos, las malas movidas para conformar su equipo y sus constantes peleas con todos: con los empresarios, con los cafeteros, con los medios, con el Congreso, con sus propios ministros, etc.
Sin embargo, aun así, era necesario que Gustavo Petro llegara al poder; primero, para que una parte del olvidado pueblo colombiano se viera representada y, de paso, para sacar a la política tradicional, eternizada y, con ello, toda clase de prácticas clientelistas y corruptas de las pocas familias de la elite centralista que pensaron que Colombia era su finca.
También era necesario que llegara Petro para que la izquierda entendiera que una cosa es criticar y otra gobernar, hasta el momento se rajan en gestión y en ejecución, y los ministros amenazados por no dar resultados.
También era necesario para desmontar la incertidumbre y los miedos generados por la derecha, vendiendo a su favor, un catastrófico y apocalíptico escenario si gobernaba la izquierda, pero ni nos volvimos Venezuela, ni el dólar llegó a 6.000 pesos. Claro está, que hoy la izquierda es más de lo mismo, marchitando la esperanza de un verdadero cambio.
Era necesario que llegara Petro para sustituir nombres en diferentes posiciones del Estado, un ejemplo es la terna para la Fiscalía integrada por tres mujeres, algo que puede marcar un nuevo rumbo en una entidad, por años, tomada por delincuentes de clase alta que la usaron para beneficio propio, por ahí desfilaron Fiscales Generales corruptos y todos sabemos quienes fueron.
También era necesario que llegara Petro para comprender la complejidad del momento violento que vive Colombia, donde siguen las masacres y asesinatos de líderes sociales y no, como ofrecieron en campaña, que seríamos potencia mundial de la vida. Pura paja.
Era importante que Petro llegara para conocer cómo la izquierda es incapaz de construir un proyecto regional de poder; se avecinan unas elecciones regionales en las cuales el Pacto Histórico, partido del presidente, será ampliamente derrotado.
Era importante que Petro llegará para conocer cómo se manejan todas las campañas presidenciales al interior, plagadas de dineros ilícitos, politiquería y cartas marcadas, está claro qué pasó y sigue pasando: Samper y Pastrana con el Cartel de Cali, Uribe con los Paramilitares, Santos con Odebrecht, Duque con el Ñeñe Hernández y, por supuesto, Petro con el escándalo de su hijo Nicolás.
También era importante que Petro llegara para que se conociera cómo operan los medios con un gobierno distinto a sus intereses, totalmente parcializados y rastreros, defendiendo a sus patrones.
Era importante que Petro llegara para saber cómo se negocia la gobernabilidad con un Congreso, en su mayoría, tradicional y contrario al que por fin le tocó hacer control político y sin mermelada.
Era importante que llegara Petro para poner en la órbita mundial el tema del cambio climático que cada día nos afecta más.
Era necesario que llegara Petro para que el país entendiera que se necesitan una serie de reformas para salir del caos y que no podemos seguir postergándolo; tratar de torpedear estas reformas es frenar los avances que necesita Colombia.
Ojalá el gobierno Petro recomponga el rumbo, aunque lo veo difícil. Es innegable que era necesario que llegara, pese a ser un costo demasiado alto para el país, no se puede seguir soñando con que un solo gobierno, cualquiera que sea, llegará a solucionarle las cosas de un solo tajo.
No es persiguiendo a la izquierda, ni señalando a la derecha, hay que reconstruir el país con justicia, unidad, tolerancia, verdad y perdón, de lo contrario, terminaremos peor.
Por: JACOBO SOLANO C. / @JACOBOSOLANOC