Valledupar cumple un aniversario más y para felicitarla queremos hacerle un homenaje a los niños vallenatos, aquellos afectados por permanecer forzosamente en sus casas, comer en ellas, usar tapabocas, gozar limitadamente parques y calles, y no ir a la escuela a jugar aprendiendo junto a los amigos.
Valledupar cumple un aniversario más y para felicitarla queremos hacerle un homenaje a los niños vallenatos, aquellos afectados por permanecer forzosamente en sus casas, comer en ellas, usar tapabocas, gozar limitadamente parques y calles, y no ir a la escuela a jugar aprendiendo junto a los amigos.
Recogemos las reflexiones del sicopedagogo italiano Francesco Tonuchi sobre la ciudad diseñada para los niños, que han revolucionado el ordenamiento de ciudades a nivel mundial. Algunas de sus ideas en Colombia fueron implantadas por los alcaldes bogotanos Enrique Peñalosa y Antanas Mockus; el primero un gran seguidor de Tonuchi.
Carros, motos, buses, son los protagonistas de la ciudad moderna, pero están preparadas para el trabajo y goce de los adultos. No hay espacio para los niños donde puedan socializar, jugar y formarse en libertad, es el planteamiento central de su propuesta.
En su ciudad natal, Fano, propuso con éxito que los niños fueran solos hasta la escuela e hicieran cosas como deliberar sobre su ciudad. Hace 30 años en Valledupar se hizo un programa de alcalditos, que llamó la atención a nivel nacional. Los menores pudieron participar en un ejercicio de gobierno de la ciudad. Desafortunadamente fue temporal y no fue una actividad continua, desde su inicio en la administración Rodolfo Campo.
Algunas reflexiones:
“¿Pensamos que tenemos hijos tontos? Con frecuencia. Hay una razón: los conocemos del tiempo que pasamos con ellos llevándolos de la mano. Para nosotros movernos significa trasladarnos: salimos para llegar, y lo hacemos con el tiempo justo. Por eso no aceptamos que el menor se pare, observe (…). Eso le obliga a portarse como un tonto. Y los tontos hacen tonterías. Los niños que mueren en la calle lo hacen cuando un adulto se despista. Buscan romper el aburrimiento. En Pésaro, Italia, 2.000 niños mayores de seis años van solos al colegio cada día. Pedí a la policía que me informara sobre los accidentes de este grupo a lo largo de una década. Ni uno. Ni atropellos, ni violaciones ni secuestros. Entre los que iban con sus padres hubo nueve accidentes.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las ciudades se diseñaron para hombres adultos y con trabajo. Se pensaba que si eran buenas para el jefe de la familia lo serían también para sus mujeres y los hijos. La idea es sencilla: “Si las hacemos a la medida de lo que pide el patriarca, él nos votará y arrastrará los votos de su familia”. Los ancianos, los niños y los discapacitados desaparecieron de la ciudad. Crear un lugar específico es una forma de segregarlos”.
Tonuchi propone dar autonomía al niño: “No hay adultos que los acompañen. Esa es la clave. (…)El objetivo no es tanto llegar a la escuela como aprender a salir de casa. Para prepararlo, el recorrido casa-escuela es el más sencillo, se repite a diario y lo realizan muchos niños. Eso aumenta la seguridad y la tranquilidad de los padres. Pero es solo un primer paso. En los lugares hay un consejo de niños. Sí. Las ideas de los niños son las que están fuera del poder”.
En esas ciudades los niños son los reyes (y magos).
Valledupar cumple un aniversario más y para felicitarla queremos hacerle un homenaje a los niños vallenatos, aquellos afectados por permanecer forzosamente en sus casas, comer en ellas, usar tapabocas, gozar limitadamente parques y calles, y no ir a la escuela a jugar aprendiendo junto a los amigos.
Valledupar cumple un aniversario más y para felicitarla queremos hacerle un homenaje a los niños vallenatos, aquellos afectados por permanecer forzosamente en sus casas, comer en ellas, usar tapabocas, gozar limitadamente parques y calles, y no ir a la escuela a jugar aprendiendo junto a los amigos.
Recogemos las reflexiones del sicopedagogo italiano Francesco Tonuchi sobre la ciudad diseñada para los niños, que han revolucionado el ordenamiento de ciudades a nivel mundial. Algunas de sus ideas en Colombia fueron implantadas por los alcaldes bogotanos Enrique Peñalosa y Antanas Mockus; el primero un gran seguidor de Tonuchi.
Carros, motos, buses, son los protagonistas de la ciudad moderna, pero están preparadas para el trabajo y goce de los adultos. No hay espacio para los niños donde puedan socializar, jugar y formarse en libertad, es el planteamiento central de su propuesta.
En su ciudad natal, Fano, propuso con éxito que los niños fueran solos hasta la escuela e hicieran cosas como deliberar sobre su ciudad. Hace 30 años en Valledupar se hizo un programa de alcalditos, que llamó la atención a nivel nacional. Los menores pudieron participar en un ejercicio de gobierno de la ciudad. Desafortunadamente fue temporal y no fue una actividad continua, desde su inicio en la administración Rodolfo Campo.
Algunas reflexiones:
“¿Pensamos que tenemos hijos tontos? Con frecuencia. Hay una razón: los conocemos del tiempo que pasamos con ellos llevándolos de la mano. Para nosotros movernos significa trasladarnos: salimos para llegar, y lo hacemos con el tiempo justo. Por eso no aceptamos que el menor se pare, observe (…). Eso le obliga a portarse como un tonto. Y los tontos hacen tonterías. Los niños que mueren en la calle lo hacen cuando un adulto se despista. Buscan romper el aburrimiento. En Pésaro, Italia, 2.000 niños mayores de seis años van solos al colegio cada día. Pedí a la policía que me informara sobre los accidentes de este grupo a lo largo de una década. Ni uno. Ni atropellos, ni violaciones ni secuestros. Entre los que iban con sus padres hubo nueve accidentes.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las ciudades se diseñaron para hombres adultos y con trabajo. Se pensaba que si eran buenas para el jefe de la familia lo serían también para sus mujeres y los hijos. La idea es sencilla: “Si las hacemos a la medida de lo que pide el patriarca, él nos votará y arrastrará los votos de su familia”. Los ancianos, los niños y los discapacitados desaparecieron de la ciudad. Crear un lugar específico es una forma de segregarlos”.
Tonuchi propone dar autonomía al niño: “No hay adultos que los acompañen. Esa es la clave. (…)El objetivo no es tanto llegar a la escuela como aprender a salir de casa. Para prepararlo, el recorrido casa-escuela es el más sencillo, se repite a diario y lo realizan muchos niños. Eso aumenta la seguridad y la tranquilidad de los padres. Pero es solo un primer paso. En los lugares hay un consejo de niños. Sí. Las ideas de los niños son las que están fuera del poder”.
En esas ciudades los niños son los reyes (y magos).