Por mi mente nunca ha pasado privatizar la Empresa de Servicios Públicos de Valledupar. Siempre he considerado que es el activo más valioso que tienen los vallenatos, pero cuando asumí como alcalde y conocí de manera profunda la realidad de Emdupar el mensaje fue desalentador: es inviable.

Me negué a creer eso. Y entendí que había que hacer todos los esfuerzos por salvarla y emprendimos una hoja de ruta. Consultorías para encontrar alternativas de operación eficiente y varias reuniones con la Superintendencia de Servicios Públicos que trazó dos caminos: la histórica liquidación de la que tanto se ha hablado y una alianza estratégica que invierta recursos porque el municipio no los tiene.

Para nosotros, la liquidación nunca ha sido la salida. Pero la empresa está haciendo metástasis por los tantos males que le han dejado. Por años, se la han venido consumiendo; al punto, que no aguanta que la sigan desangrando como ha ocurrido.

De ahí que, en la decisión de salvarla, asumiendo un costo político, planteamos el aliado estratégico con músculo financiero que permitiera sacarla de las aguas turbias en las que se encuentra y la otra, la intervención de la Superservicios. Pero fue más el palo en la rueda y hasta la intervención de los entes de control, que no nos dejaron continuar.

Muchos salieron a defenderla, invadieron las redes sociales y alegaron que nosotros la íbamos a privatizar. ¿Cuál privatizar? Si Emdupar hace muchos años está privatizada por terceros que la vienen desangrando. ALGO QUE EN NUESTRO GOBIERNO NO HA SUCEDIDO.

Se les olvida Aseo del Norte, que le quitó un flujo de ingresos a la empresa. Esta lleva más de 20 años operando el manejo de residuos. Les falla la memoria con RADIAN, que en el gobierno pasado la dejaron bien amarrada y nosotros sin poder desatar ese nudo que la asfixia. O se les olvida la concesión de la PTAR con la empresa AQUA, algo muy putrefacto que se encuentra en un limbo jurídico que ha sido imposible resolver. Estos negocios se consumen el 22% de los pocos ingresos.

Y el mayor problema, insostenible según la Superservicios, es la convención colectiva de los sindicatos que no ceden a sus pretensiones adquiridas. Los representantes de los sindicatos parecen faraones de tantas prebendas: recibían frutas exóticas como meriendas y cambiaron ese beneficio por dinero al final de año, obtienen cuatro primas al año, bonificaciones, solo los pueden suceder en el cargo un hijo o hija, y la perla: la llamada prima del pescado para alimentarse en Semana Santa. Así no hay empresa que aguante y cuando se busca rescatarla; arman el escándalo, pero no para protegerla, sino para resguardar sus intereses que reitero, desangran el patrimonio de todos.

Y mientras la empresa siga privatizada por la tercerización y siendo inviable, no habrá inversión económica para el Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado, cuya ejecución está retrasada. Aún Valledupar cuenta con tubería asbesto desde hace 40 años, los manjoles se rebosan todos los días porque no hay como invertir en obras de expansión del alcantarillado y todo esto asociado al bajo recaudo de la facturación por los servicios prestados.

Insisto, el tema de Emdupar es de inyectarle más recursos financieros; y de seguir el desangre, no habrá manera de salvarla. Y entonces será el gobierno nacional el que tendrá la última palabra con la intervención, eso sí, con decisiones consensuadas y no arbitrarias, evitando que se venda a intereses nacionales.

Por Mello Castro González