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Columnista - 11 marzo, 2013

El vallenato se suicidó…

quizás sufrió de un asesinato con alevosía o ensañamiento, o quizás fue un homicidio imprudente o, más bien, quizás lo que hay es un mitin de querendones vallenatos entusiasmados con tratar de darle sangre azul al viejo vallenato frente al vallenato criollo actual.

Boton Wpp

Por: Andrés E. Quintero Olmos

O quizás sufrió de un asesinato con alevosía o ensañamiento, o quizás fue un homicidio imprudente o, más bien, quizás lo que hay es un mitin de querendones vallenatos entusiasmados con tratar de darle sangre azul al viejo vallenato frente al vallenato criollo actual. Otro debate u onomatopeyas más en este mundo de sordideces y jerarquización o, más bien, colombianadas en las cuales Fernando Vallejo no podría respirar.

 

Muchos compatriotas dieron sus vidas para aniquilar a los evolucionistas, los darwinistas y los progresistas – para no decir los liberales- para que el statu quo conservador sobreviviera: “las cosas van de mal en peor y las cosas malas siempre serán peores, retomemos nuestras bases”.

 

El miedo al expectante, al posterior, al final o al desconocimiento con tal de seguir con la eterna soberbia del pasado no es nostalgia, tampoco es melancolía, es malestar con lo que es más nuevo que uno, síntoma de estar envejeciendo sin contratiempos.

 

Hay tradicionalistas que quieren seguir abrazando lo mismo: una caja de cuero mal oliente y mal ajustada, una guacharaca mal tallada y gruñona, un acordeón Honher modelo segunda guerra mundial con pitos anomalísticos y un cantante con más galillo que voz. Y así somos los vallenatos, somos suicidas y así vivimos felices e ingenuos como el geógrafoiracundo ante un mundo que sigue girando.

 

Me aterroriza leer las diversas opiniones de ilustres pensadores de la vallenatología. Me entra pánico: ¿será que yo a sus edades tendré el mismo razonamiento, esto es, pensaré, como ellos, que los tiempos de antes siempre fueron mejores? Sobresalto y me saco esa idea de la cabeza y, de repente, rejuvenezco.

 

Todavía no he visto el primer vallenatólogo menor de 40 años. Todavía no he visto al primer vallenatólogo emocionarse, sacudir su cuerpo y cacarear ante un violento asalto musical de silvestre o ante un radiante “everybody”de Martin Elías. Lástima, se lo pierden ellos. Mejor que la aprovechen ya que, como las tradicionales composiciones vallenatas, la nueva ola algún día desaparecerá también.

 

¡El Vallenato se está suicidando y ya nadie más compondrá como Enrique Martínez! Verdad absoluta. Pero de paso también podríamos decir que nunca más habrá compositores como Beethoven, Mozart, Debussy, Chopin, Vivaldi o Wagner, entre otros. El Vallenato no es ajeno al mundo y nuestra cultura no es tan especial como para no uniformarse con la Historia. Todas las músicas tienen momentos de génesis y de apogeos (el siglo XVIII o XIX para la música clásica, los años cincuenta-sesenta para el Rock and roll, etc.).Cada música evoluciona con el trascurso del tiempo, un tanto como las leyes, las religiones y los idiomas.

 

Por consiguiente, aferrarse al pasado, ser conservador, ser el guardián de los viejos valores, decir que una música se está suicidando, es en cierta manera perder la guerra contra su tiempo y dejarse asustar por el porvenir. Ninguna generación es mejor que otra, y ninguna evolución es valorativamente peor o mejor que su pretérito. Es solamente diferente e infinitamente incomparable.

¡Gloria a nuestras juglares! y ¡qué viva Peter!

 

Adenda: No será que es el valduparense que se está suicidando eligiendo a los mismos gobernantes que se roban su plata. Otra vez lo mismo en el 2014: el armadillo mordiéndose la cola.

 

 

Columnista
11 marzo, 2013

El vallenato se suicidó…

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Andrés E. Quintero Olmos

quizás sufrió de un asesinato con alevosía o ensañamiento, o quizás fue un homicidio imprudente o, más bien, quizás lo que hay es un mitin de querendones vallenatos entusiasmados con tratar de darle sangre azul al viejo vallenato frente al vallenato criollo actual.


Por: Andrés E. Quintero Olmos

O quizás sufrió de un asesinato con alevosía o ensañamiento, o quizás fue un homicidio imprudente o, más bien, quizás lo que hay es un mitin de querendones vallenatos entusiasmados con tratar de darle sangre azul al viejo vallenato frente al vallenato criollo actual. Otro debate u onomatopeyas más en este mundo de sordideces y jerarquización o, más bien, colombianadas en las cuales Fernando Vallejo no podría respirar.

 

Muchos compatriotas dieron sus vidas para aniquilar a los evolucionistas, los darwinistas y los progresistas – para no decir los liberales- para que el statu quo conservador sobreviviera: “las cosas van de mal en peor y las cosas malas siempre serán peores, retomemos nuestras bases”.

 

El miedo al expectante, al posterior, al final o al desconocimiento con tal de seguir con la eterna soberbia del pasado no es nostalgia, tampoco es melancolía, es malestar con lo que es más nuevo que uno, síntoma de estar envejeciendo sin contratiempos.

 

Hay tradicionalistas que quieren seguir abrazando lo mismo: una caja de cuero mal oliente y mal ajustada, una guacharaca mal tallada y gruñona, un acordeón Honher modelo segunda guerra mundial con pitos anomalísticos y un cantante con más galillo que voz. Y así somos los vallenatos, somos suicidas y así vivimos felices e ingenuos como el geógrafoiracundo ante un mundo que sigue girando.

 

Me aterroriza leer las diversas opiniones de ilustres pensadores de la vallenatología. Me entra pánico: ¿será que yo a sus edades tendré el mismo razonamiento, esto es, pensaré, como ellos, que los tiempos de antes siempre fueron mejores? Sobresalto y me saco esa idea de la cabeza y, de repente, rejuvenezco.

 

Todavía no he visto el primer vallenatólogo menor de 40 años. Todavía no he visto al primer vallenatólogo emocionarse, sacudir su cuerpo y cacarear ante un violento asalto musical de silvestre o ante un radiante “everybody”de Martin Elías. Lástima, se lo pierden ellos. Mejor que la aprovechen ya que, como las tradicionales composiciones vallenatas, la nueva ola algún día desaparecerá también.

 

¡El Vallenato se está suicidando y ya nadie más compondrá como Enrique Martínez! Verdad absoluta. Pero de paso también podríamos decir que nunca más habrá compositores como Beethoven, Mozart, Debussy, Chopin, Vivaldi o Wagner, entre otros. El Vallenato no es ajeno al mundo y nuestra cultura no es tan especial como para no uniformarse con la Historia. Todas las músicas tienen momentos de génesis y de apogeos (el siglo XVIII o XIX para la música clásica, los años cincuenta-sesenta para el Rock and roll, etc.).Cada música evoluciona con el trascurso del tiempo, un tanto como las leyes, las religiones y los idiomas.

 

Por consiguiente, aferrarse al pasado, ser conservador, ser el guardián de los viejos valores, decir que una música se está suicidando, es en cierta manera perder la guerra contra su tiempo y dejarse asustar por el porvenir. Ninguna generación es mejor que otra, y ninguna evolución es valorativamente peor o mejor que su pretérito. Es solamente diferente e infinitamente incomparable.

¡Gloria a nuestras juglares! y ¡qué viva Peter!

 

Adenda: No será que es el valduparense que se está suicidando eligiendo a los mismos gobernantes que se roban su plata. Otra vez lo mismo en el 2014: el armadillo mordiéndose la cola.