Cuando Valledupar se quede sin agua en un futuro ojalá lejano, no le podrán echar la culpa a que no se hizo la represa de Los Besotes.
Cuando Valledupar se quede sin agua en un futuro ojalá lejano, no le podrán echar la culpa a que no se hizo la represa de Los Besotes. El problema según los expertos ambientales no radica en construir o no este gran embalse, sino en que la autoridad ambiental del Cesar –CORPOCESAR- lidere junto con otras instancias nacionales la reforestación o regeneración natural de las 86 mil hectáreas de la cuenca del río Guatapurí, que garantizaría el abastecimiento de agua por muchos años.
Sólo entonces, cuando se tenga contralada la reforestación, y el río produzca el agua en todo su potencial, se podrá pensar en opciones complementarias, como son los embalses, los pozos artesianos, los reservorios menores, entre otros. Claro está, el embalse Los Besotes, del que los vallenatos han oído hablar en la última década, que fue más una salida política que técnica, sería una alternativa para asegurar la sostenibilidad del suministro de agua a Valledupar, no pensando en el distrito de riego tan anunciado, que finalmente es una opción para los dueños de grandes extensiones de tierras cultivables.
Hoy el proyecto de la represa Los Besotes está paralizado y depende de un sí de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, especialmente del Arhuaco, que aseguran que la tierra es innegociable y se atreven a afirmar que los embalses “están mandados a recoger”. En este aspecto, EL PILÓN considera que lo que ha faltado en el proceso es una instancia que permita un diálogo permanente y desprovisto de intereses con los indígenas, que permita hablar de temas comunes y no sólo de una de las partes. De seguir así, la predisposición de las etnias seguirá para abordar cualquier tema.
En estos momentos lo que se requiere es tener pensando, acordado, planeado y financiado todo un sistema que garantice que la cuenca del río Guatapurí produzca todo el agua que pueda y que las medidas técnicas complementarias, como el embalse, sean estudiadas a fondo.
Le corresponde a Corpocesar liderar el proceso, convocar a la Unidad Nacional de Parques que también tiene injerencia en la cuenca del Guatapurí por pasar por un parque nacional, al Ministerio de Medio Ambiente, a los indígenas y a la comunidad, para llegar a un acuerdo y lograr más allá de un embalse, la sostenibilidad del recurso hídrico del río, que es finalmente lo que importa.
Cuando Valledupar se quede sin agua en un futuro ojalá lejano, no le podrán echar la culpa a que no se hizo la represa de Los Besotes.
Cuando Valledupar se quede sin agua en un futuro ojalá lejano, no le podrán echar la culpa a que no se hizo la represa de Los Besotes. El problema según los expertos ambientales no radica en construir o no este gran embalse, sino en que la autoridad ambiental del Cesar –CORPOCESAR- lidere junto con otras instancias nacionales la reforestación o regeneración natural de las 86 mil hectáreas de la cuenca del río Guatapurí, que garantizaría el abastecimiento de agua por muchos años.
Sólo entonces, cuando se tenga contralada la reforestación, y el río produzca el agua en todo su potencial, se podrá pensar en opciones complementarias, como son los embalses, los pozos artesianos, los reservorios menores, entre otros. Claro está, el embalse Los Besotes, del que los vallenatos han oído hablar en la última década, que fue más una salida política que técnica, sería una alternativa para asegurar la sostenibilidad del suministro de agua a Valledupar, no pensando en el distrito de riego tan anunciado, que finalmente es una opción para los dueños de grandes extensiones de tierras cultivables.
Hoy el proyecto de la represa Los Besotes está paralizado y depende de un sí de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, especialmente del Arhuaco, que aseguran que la tierra es innegociable y se atreven a afirmar que los embalses “están mandados a recoger”. En este aspecto, EL PILÓN considera que lo que ha faltado en el proceso es una instancia que permita un diálogo permanente y desprovisto de intereses con los indígenas, que permita hablar de temas comunes y no sólo de una de las partes. De seguir así, la predisposición de las etnias seguirá para abordar cualquier tema.
En estos momentos lo que se requiere es tener pensando, acordado, planeado y financiado todo un sistema que garantice que la cuenca del río Guatapurí produzca todo el agua que pueda y que las medidas técnicas complementarias, como el embalse, sean estudiadas a fondo.
Le corresponde a Corpocesar liderar el proceso, convocar a la Unidad Nacional de Parques que también tiene injerencia en la cuenca del Guatapurí por pasar por un parque nacional, al Ministerio de Medio Ambiente, a los indígenas y a la comunidad, para llegar a un acuerdo y lograr más allá de un embalse, la sostenibilidad del recurso hídrico del río, que es finalmente lo que importa.