Los medios de comunicación han exhibido con sevicia la situación actual en la que se encuentra nuestro país y el gobierno de Juan Manuel Santos, se podría decir que estamos frente a un hecho que marca la historia, con las continuas protestas y manifestaciones por los campesinos, en mi opinión unas apropiadas, otras con intereses desconocidos y puestas al servicio del vandalismo, sin embargo hay que resaltar que esta regencia no es culpable.
Por Sergio Barranco
Los medios de comunicación han exhibido con sevicia la situación actual en la que se encuentra nuestro país y el gobierno de Juan Manuel Santos, se podría decir que estamos frente a un hecho que marca la historia, con las continuas protestas y manifestaciones por los campesinos, en mi opinión unas apropiadas, otras con intereses desconocidos y puestas al servicio del vandalismo, sin embargo hay que resaltar que esta regencia no es culpable.
El sector agrario en Colombia ha sido en campaña electoral el punto más discutido y sobre el cual llueve promesas, especialmente por el conflicto armado que soporta y que es su escollo, pero a pesar de esto se vio con desinterés por los antecesores de Santos.
Cesar Gaviria Trujillo de la mano de Rudolf Hommes en ese entonces su ministro de Hacienda, lideraron la apertura económica que tuvo como efecto la recesión del agro e incito la incursión del campesinado a las economías ilegales con el cultivo de coca.
Ernesto Samper Pizano propuso la reconversión del sector agrícola con la cofinanciación acompañada de una sana política de comercio exterior para combatir el dumping (competencia desleal), no obstante fue una minucia frente a los embates del implacable neoliberalismo.
Andrés Pastrana Borrero, donde primo la reconciliación para lograr la paz y facilitar el crecimiento de la producción agropecuaria, un cuatrienio de rodillas a los que un día lo dejaron esperando, Álvaro Uribe Vélez, quien sosegó el narcoterrorismo que instigaba a la siembra de coca para sus propósitos, sin embargo sus ideas de asociatividad productiva y alianzas con empresarios agrícolas fortalecieron gremios y dejaron a la intemperie aquel campesino que labra para su sustento, además del destape de agro ingreso seguro que será el sello de su administración, y finalmente nos encontramos con Juan Manuel Santos un hombre que critican porque duda, aunque es necesario debido a que una decisión compromete a cuarenta y tantos colombianos, a quien juzgan por conciliar porque ha sido un hombre de consenso y de cero imposición aunque ese sea su talón de Aquiles, aquel que recibe los ripios, resultado de los errores de los anteriores gobiernos y aun así le ha dado un sí a la agricultura, al anunciar censo, al emprender la restitución de tierras, al otorgar incentivos para la capitalización rural y liderar programas de desarrollo rural con equidad, sin reparo alguno este gobierno ha marcado la diferencia y ha puesto los ojos en quien debe ponerlos, en el pueblo.
Los medios de comunicación han exhibido con sevicia la situación actual en la que se encuentra nuestro país y el gobierno de Juan Manuel Santos, se podría decir que estamos frente a un hecho que marca la historia, con las continuas protestas y manifestaciones por los campesinos, en mi opinión unas apropiadas, otras con intereses desconocidos y puestas al servicio del vandalismo, sin embargo hay que resaltar que esta regencia no es culpable.
Por Sergio Barranco
Los medios de comunicación han exhibido con sevicia la situación actual en la que se encuentra nuestro país y el gobierno de Juan Manuel Santos, se podría decir que estamos frente a un hecho que marca la historia, con las continuas protestas y manifestaciones por los campesinos, en mi opinión unas apropiadas, otras con intereses desconocidos y puestas al servicio del vandalismo, sin embargo hay que resaltar que esta regencia no es culpable.
El sector agrario en Colombia ha sido en campaña electoral el punto más discutido y sobre el cual llueve promesas, especialmente por el conflicto armado que soporta y que es su escollo, pero a pesar de esto se vio con desinterés por los antecesores de Santos.
Cesar Gaviria Trujillo de la mano de Rudolf Hommes en ese entonces su ministro de Hacienda, lideraron la apertura económica que tuvo como efecto la recesión del agro e incito la incursión del campesinado a las economías ilegales con el cultivo de coca.
Ernesto Samper Pizano propuso la reconversión del sector agrícola con la cofinanciación acompañada de una sana política de comercio exterior para combatir el dumping (competencia desleal), no obstante fue una minucia frente a los embates del implacable neoliberalismo.
Andrés Pastrana Borrero, donde primo la reconciliación para lograr la paz y facilitar el crecimiento de la producción agropecuaria, un cuatrienio de rodillas a los que un día lo dejaron esperando, Álvaro Uribe Vélez, quien sosegó el narcoterrorismo que instigaba a la siembra de coca para sus propósitos, sin embargo sus ideas de asociatividad productiva y alianzas con empresarios agrícolas fortalecieron gremios y dejaron a la intemperie aquel campesino que labra para su sustento, además del destape de agro ingreso seguro que será el sello de su administración, y finalmente nos encontramos con Juan Manuel Santos un hombre que critican porque duda, aunque es necesario debido a que una decisión compromete a cuarenta y tantos colombianos, a quien juzgan por conciliar porque ha sido un hombre de consenso y de cero imposición aunque ese sea su talón de Aquiles, aquel que recibe los ripios, resultado de los errores de los anteriores gobiernos y aun así le ha dado un sí a la agricultura, al anunciar censo, al emprender la restitución de tierras, al otorgar incentivos para la capitalización rural y liderar programas de desarrollo rural con equidad, sin reparo alguno este gobierno ha marcado la diferencia y ha puesto los ojos en quien debe ponerlos, en el pueblo.