El parque es de todos y todos debemos cuidarlo. Es importante desarrollar campañas pedagógicas desde las instituciones educativas, entidades gubernamentales y medios de comunicación para fomentar el respeto por las normas de convivencia y el cuidado de los parques y el medio ambiente.
El Parque de la Vida es una creación humana, una obra de arte, en donde la sinfonía de los árboles y el verdor de las sabanas se adornan con diversas máquinas biosaludables, el carrusel de los niños, las rutas para caminantes y patinadores; además de ennoblecerse con la escultura de tradición vallenata, el monumento a las víctimas del conflicto y el templete en homenaje a la heroína de la Independencia de Valledupar, María Concepción Loperena.
«Parque de la Vida» es el nombre perfecto. Es una expresión sonora de armonía poética. Agregarle ‘Bosque tropical seco’, desentona; dado que es una clasificación científica para un ecosistema natural definido como una “formación vegetal que se distribuye entre los 0-1.000 metros de altitud, y presenta temperaturas superiores a los 24º C. No manchemos la belleza del nombre. Lo seco tiene connotación de aridez, escasez de agua, y la carencia de agua es ausencia de vida. El gestor de esta maravillosa obra fue el anterior gobernador, Luis Alberto Monsalvo Gnecco. La terminación e inauguración le corresponden a la gobernadora Elvia Milena Sanjuán Dávila.
Mis compañeros caminantes, y algunos visitantes, comentan: “El parque es un esplendor de frescura vegetal, es catarsis para la salud, y debe tener un administrador local y un equipo de colaboradores, además de la presencia de policías que garanticen la seguridad y tranquilidad del lugar. Y de ese modo evitar que se convierta en dormitorio de habitantes de calle y zona de consumo de alcohol y estupefacientes. Los que pasean mascotas deben llevar sus bolsas para recoger los excrementos, y si hay perros de raza agresiva deben portar su respectivo bozal”.
El parque es de todos y todos debemos cuidarlo. Es importante desarrollar campañas pedagógicas desde las instituciones educativas, entidades gubernamentales y medios de comunicación para fomentar el respeto por las normas de convivencia y el cuidado de los parques y el medio ambiente. En mi caso personal, caminar por este parque es doble el regocijo, porque tuve el honor de ser docente del Instpecam (1978 a 2018), y siempre participé de manera activa en las actividades de arborización con docentes y estudiantes.
Esos extensos terrenos del parque pertenecían al Instpecam. Cuando se conoció el proyecto de construcción de las modernas edificaciones de los tres colegios (Instpecam, Alfonso López y CASD), la comunidad educativa del Instpecam manifestó su preocupación por la reducción de su área original, que afectaría las zonas deportivas, y quedaba por fuera de los predios del colegio la cancha multifuncional cubierta, que el alcalde Tuto Uhía había construido en 2018, convertida en un sitio ideal para los deportes y eventos comunitarios.
El Instituto de Desarrollo del Cesar es responsable de la administración del parque; su director José Castro González ha establecido un acuerdo formal con el rector del Instpecam, Fredy Montero, para que los docentes de Educación Física y Deportes, de manera coordinada y en horarios específicos, utilicen la cancha multifuncional en clases de baloncesto, voleibol y fútbol de sala.
Por: José Atuesta Mindiola
El parque es de todos y todos debemos cuidarlo. Es importante desarrollar campañas pedagógicas desde las instituciones educativas, entidades gubernamentales y medios de comunicación para fomentar el respeto por las normas de convivencia y el cuidado de los parques y el medio ambiente.
El Parque de la Vida es una creación humana, una obra de arte, en donde la sinfonía de los árboles y el verdor de las sabanas se adornan con diversas máquinas biosaludables, el carrusel de los niños, las rutas para caminantes y patinadores; además de ennoblecerse con la escultura de tradición vallenata, el monumento a las víctimas del conflicto y el templete en homenaje a la heroína de la Independencia de Valledupar, María Concepción Loperena.
«Parque de la Vida» es el nombre perfecto. Es una expresión sonora de armonía poética. Agregarle ‘Bosque tropical seco’, desentona; dado que es una clasificación científica para un ecosistema natural definido como una “formación vegetal que se distribuye entre los 0-1.000 metros de altitud, y presenta temperaturas superiores a los 24º C. No manchemos la belleza del nombre. Lo seco tiene connotación de aridez, escasez de agua, y la carencia de agua es ausencia de vida. El gestor de esta maravillosa obra fue el anterior gobernador, Luis Alberto Monsalvo Gnecco. La terminación e inauguración le corresponden a la gobernadora Elvia Milena Sanjuán Dávila.
Mis compañeros caminantes, y algunos visitantes, comentan: “El parque es un esplendor de frescura vegetal, es catarsis para la salud, y debe tener un administrador local y un equipo de colaboradores, además de la presencia de policías que garanticen la seguridad y tranquilidad del lugar. Y de ese modo evitar que se convierta en dormitorio de habitantes de calle y zona de consumo de alcohol y estupefacientes. Los que pasean mascotas deben llevar sus bolsas para recoger los excrementos, y si hay perros de raza agresiva deben portar su respectivo bozal”.
El parque es de todos y todos debemos cuidarlo. Es importante desarrollar campañas pedagógicas desde las instituciones educativas, entidades gubernamentales y medios de comunicación para fomentar el respeto por las normas de convivencia y el cuidado de los parques y el medio ambiente. En mi caso personal, caminar por este parque es doble el regocijo, porque tuve el honor de ser docente del Instpecam (1978 a 2018), y siempre participé de manera activa en las actividades de arborización con docentes y estudiantes.
Esos extensos terrenos del parque pertenecían al Instpecam. Cuando se conoció el proyecto de construcción de las modernas edificaciones de los tres colegios (Instpecam, Alfonso López y CASD), la comunidad educativa del Instpecam manifestó su preocupación por la reducción de su área original, que afectaría las zonas deportivas, y quedaba por fuera de los predios del colegio la cancha multifuncional cubierta, que el alcalde Tuto Uhía había construido en 2018, convertida en un sitio ideal para los deportes y eventos comunitarios.
El Instituto de Desarrollo del Cesar es responsable de la administración del parque; su director José Castro González ha establecido un acuerdo formal con el rector del Instpecam, Fredy Montero, para que los docentes de Educación Física y Deportes, de manera coordinada y en horarios específicos, utilicen la cancha multifuncional en clases de baloncesto, voleibol y fútbol de sala.
Por: José Atuesta Mindiola