El giro que ha dado la política en Colombia con la elección de Gustavo Petro como presidente de este país ya comienza a generar hechos que hace menos de 15 días eran impensables.
El giro que ha dado la política en Colombia con la elección de Gustavo Petro como presidente de este país ya comienza a generar hechos que hace menos de 15 días eran impensables.
Ver la fotografía, en la que aparecen juntos, sonreídos y con gestos de cortesía, del electo presidente Gustavo Petro con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, tiene y debe tener todas las connotaciones políticas, gubernamentales, económicas y de toda índole para un país que estaba sumido en la más radical polarización jamás vista en la historia colombiana.
Más allá de los acuerdos internos o privados entre estos dos personajes de tanta trayectoria y rivalidad política, el solo hecho de la reunión es el envío de un mensaje contundente a los colombianos y al mundo en general de la paz política que en estos momentos está viviendo Colombia y es otra ratificación más de la solidez de nuestra democracia, es una señal clara para los empresarios e inversionistas de aquí y de allá frente al nivel de tranquilidad y garantía que necesitan para seguir apostándole a procesos productivos en nuestro país.
Esos gestos de cortesía y respeto entre dos antagonistas de ese nivel, ambos de una ilimitada influencia en la opinión pública colombiana, tienen que repercutir de manera positiva en todos los aspectos del quehacer político y la vida institucional de Colombia.
Ese golpe de opinión que han generado estos dos líderes, de seguro tendrá efecto reflejo en las distintas regiones del país, ahí aparecen departamentos como el Cesar y La Guajira, cuya clase dirigente ahora también está conminada a desarrollar este mismo tipo de ejercicios en pro de la recomposición del manejo de los distintos entes territoriales que ya demandan de las comunidades mayor eficiencia y eficacia en pro del bienestar y desarrollo social.
Desde luego que este tipo de encuentros entre dos fuerzas políticas antagonistas no será de fácil asimilación y comprensión, es ahí donde debe prevalecer la mística que permita conducir estas buenas intenciones por el camino de la viabilidad y hacia la materialización de la teoría en hechos concretos y que impacten de manera positiva al ciudadano colombiano común y corriente, ese será el primer paso para construir confianza y credibilidad.
Ellos dos lo saben, por ello el expresidente Uribe no dudó un instante en salir a explicar públicamente los temas tratados en esa histórica reunión, eso por lo menos disminuye un tanto el margen de especulaciones que inevitablemente se deriva de este tipo de encuentros.
Uribe le dijo a la prensa que entre los temas tratados, con el presidente electo Petro, se destacan las políticas encaminadas a acelerar procesos de superación de la pobreza, pero sin afectar el sector privado, revisar lo concerniente a los mecanismos de tributación, la seguridad, microtráfico, apoyo a las fuerzas militares y de policía, la distribución de la tierra, la salud, las pensiones, la minería, proyecto Hidroituango, posibilidad de reestructuración de algunos ministerios, el perdón social, entre otros de similar importancia.
Uribe Vélez concluyó que le propuso al electo presidente mantener un canal de diálogo directo, pero sin descartar la oposición frente algunos temas fundamentales que el Partido Centro Democrático defenderá en el Congreso de la República.
El giro que ha dado la política en Colombia con la elección de Gustavo Petro como presidente de este país ya comienza a generar hechos que hace menos de 15 días eran impensables.
El giro que ha dado la política en Colombia con la elección de Gustavo Petro como presidente de este país ya comienza a generar hechos que hace menos de 15 días eran impensables.
Ver la fotografía, en la que aparecen juntos, sonreídos y con gestos de cortesía, del electo presidente Gustavo Petro con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, tiene y debe tener todas las connotaciones políticas, gubernamentales, económicas y de toda índole para un país que estaba sumido en la más radical polarización jamás vista en la historia colombiana.
Más allá de los acuerdos internos o privados entre estos dos personajes de tanta trayectoria y rivalidad política, el solo hecho de la reunión es el envío de un mensaje contundente a los colombianos y al mundo en general de la paz política que en estos momentos está viviendo Colombia y es otra ratificación más de la solidez de nuestra democracia, es una señal clara para los empresarios e inversionistas de aquí y de allá frente al nivel de tranquilidad y garantía que necesitan para seguir apostándole a procesos productivos en nuestro país.
Esos gestos de cortesía y respeto entre dos antagonistas de ese nivel, ambos de una ilimitada influencia en la opinión pública colombiana, tienen que repercutir de manera positiva en todos los aspectos del quehacer político y la vida institucional de Colombia.
Ese golpe de opinión que han generado estos dos líderes, de seguro tendrá efecto reflejo en las distintas regiones del país, ahí aparecen departamentos como el Cesar y La Guajira, cuya clase dirigente ahora también está conminada a desarrollar este mismo tipo de ejercicios en pro de la recomposición del manejo de los distintos entes territoriales que ya demandan de las comunidades mayor eficiencia y eficacia en pro del bienestar y desarrollo social.
Desde luego que este tipo de encuentros entre dos fuerzas políticas antagonistas no será de fácil asimilación y comprensión, es ahí donde debe prevalecer la mística que permita conducir estas buenas intenciones por el camino de la viabilidad y hacia la materialización de la teoría en hechos concretos y que impacten de manera positiva al ciudadano colombiano común y corriente, ese será el primer paso para construir confianza y credibilidad.
Ellos dos lo saben, por ello el expresidente Uribe no dudó un instante en salir a explicar públicamente los temas tratados en esa histórica reunión, eso por lo menos disminuye un tanto el margen de especulaciones que inevitablemente se deriva de este tipo de encuentros.
Uribe le dijo a la prensa que entre los temas tratados, con el presidente electo Petro, se destacan las políticas encaminadas a acelerar procesos de superación de la pobreza, pero sin afectar el sector privado, revisar lo concerniente a los mecanismos de tributación, la seguridad, microtráfico, apoyo a las fuerzas militares y de policía, la distribución de la tierra, la salud, las pensiones, la minería, proyecto Hidroituango, posibilidad de reestructuración de algunos ministerios, el perdón social, entre otros de similar importancia.
Uribe Vélez concluyó que le propuso al electo presidente mantener un canal de diálogo directo, pero sin descartar la oposición frente algunos temas fundamentales que el Partido Centro Democrático defenderá en el Congreso de la República.