Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 20 marzo, 2013

El Leviatán vallenato

Las acciones de la alcaldía y el debate en torno a la seguridad municipal de Valledupar no se pueden limitar al incremento del pie de fuerza de la Policía, a la construcción de Estaciones de Policía, al mejoramiento de las labores de inteligencia

Boton Wpp

Por: Andres Quintero Olmos

 

Las acciones de la alcaldía y el debate en torno a la seguridad municipal de Valledupar no se pueden limitar al incremento del pie de fuerza de la Policía, a la construcción de Estaciones de Policía, al mejoramiento de las labores de inteligencia o a la polémica tasa especial de seguridad. El Estado tiene que dotarse de todas las políticas públicas proclives a mejorar la paz ciudadana.

 

Valledupar, con un registro de 31 homicidios por cada cien mil habitantes, está apenas por debajo de la tasa nacional que es de 32 homicidios en el 2012 y por encima del promedio latinoamericano que es de aproximadamente 25 homicidios. Ciudades más complejas como Bogotá logran tener, hoy en día, 16 homicidiospor cada cien mil habitantes.

 

En El Salvador, país conocido por ser uno de los más violentos del mundo, los homicidios se dividieron por dos desde el año pasado, debido principalmente a la obtención de una tregua explícita entre las principales maras (Bandas criminales). Además, en aras de reducir aún más la criminalidad, las diferentes entidades del Estado salvadoreño han implementado los llamados santuarios de paz. Con éstos, las autoridades han querido desarrollar regiones, municipalidades o barrios modelos en los cuales se les propone a los miembros de las bandas criminales dejar las armas y extorsiones a cambio de un trabajo subsidiado por el Estado.

 

En enero 11 de este año, el Editorial del Pilón se quedó corto expresando que “Nueva York, que en los ochenta estaba en manos del hampa, logró, gracias a las políticas de los alcaldes Giuliani y Bloomberg, convertirse en una de las ciudades más seguras del mundo, y cerró 2012 con una tasa de sólo 3,8 homicidios por cada cien mil habitantes”. Le faltó explicitar que logró alcanzar este resultado gracias a la implementación de la teoría de Las ventanas rotas que promueve, entre otras cosas, mejorar el mobiliario urbano subsanando el ambiente generalizado de inseguridad y, por tanto, la proliferación del crimen organizado.

 

Para mejorar la seguridad de Valledupar es necesario implementar tanto éstas políticas innovadoras como una política de tolerancia cero frente a los pequeños actos de vandalismo, instalar luminosidad nocturna en los barrios más violentos, cristalizar el Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana,acercarlas fuerzas del Estado a los jóvenes de los barrios más necesitados y enfocar la inteligencia policial en éstos últimos.

 

El ente municipal tiene que ser como un Leviatán* vallenato, como decía Hobbes, tiene que capitalizar todo el potencial que se le delega para la obtención del interés general, es decir, la paz, y las políticas aquí arriba descritas son sólo evocadoras de lo que se podría hacerpara reducir su histórica blandura y no ser .

 

*El Leviatán es el nombre de un monstruo bíblico, una especie de demoníaca serpiente marina, que el filósofo Thomas Hobbes utiliza para designar el Estado cuya autoridad según él es, sin duda, autoritaria, pero imprescindible para protegernos de otros monstruos más terribles como puede ser el crimen organizado.

 

Columnista
20 marzo, 2013

El Leviatán vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Andrés E. Quintero Olmos

Las acciones de la alcaldía y el debate en torno a la seguridad municipal de Valledupar no se pueden limitar al incremento del pie de fuerza de la Policía, a la construcción de Estaciones de Policía, al mejoramiento de las labores de inteligencia


Por: Andres Quintero Olmos

 

Las acciones de la alcaldía y el debate en torno a la seguridad municipal de Valledupar no se pueden limitar al incremento del pie de fuerza de la Policía, a la construcción de Estaciones de Policía, al mejoramiento de las labores de inteligencia o a la polémica tasa especial de seguridad. El Estado tiene que dotarse de todas las políticas públicas proclives a mejorar la paz ciudadana.

 

Valledupar, con un registro de 31 homicidios por cada cien mil habitantes, está apenas por debajo de la tasa nacional que es de 32 homicidios en el 2012 y por encima del promedio latinoamericano que es de aproximadamente 25 homicidios. Ciudades más complejas como Bogotá logran tener, hoy en día, 16 homicidiospor cada cien mil habitantes.

 

En El Salvador, país conocido por ser uno de los más violentos del mundo, los homicidios se dividieron por dos desde el año pasado, debido principalmente a la obtención de una tregua explícita entre las principales maras (Bandas criminales). Además, en aras de reducir aún más la criminalidad, las diferentes entidades del Estado salvadoreño han implementado los llamados santuarios de paz. Con éstos, las autoridades han querido desarrollar regiones, municipalidades o barrios modelos en los cuales se les propone a los miembros de las bandas criminales dejar las armas y extorsiones a cambio de un trabajo subsidiado por el Estado.

 

En enero 11 de este año, el Editorial del Pilón se quedó corto expresando que “Nueva York, que en los ochenta estaba en manos del hampa, logró, gracias a las políticas de los alcaldes Giuliani y Bloomberg, convertirse en una de las ciudades más seguras del mundo, y cerró 2012 con una tasa de sólo 3,8 homicidios por cada cien mil habitantes”. Le faltó explicitar que logró alcanzar este resultado gracias a la implementación de la teoría de Las ventanas rotas que promueve, entre otras cosas, mejorar el mobiliario urbano subsanando el ambiente generalizado de inseguridad y, por tanto, la proliferación del crimen organizado.

 

Para mejorar la seguridad de Valledupar es necesario implementar tanto éstas políticas innovadoras como una política de tolerancia cero frente a los pequeños actos de vandalismo, instalar luminosidad nocturna en los barrios más violentos, cristalizar el Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana,acercarlas fuerzas del Estado a los jóvenes de los barrios más necesitados y enfocar la inteligencia policial en éstos últimos.

 

El ente municipal tiene que ser como un Leviatán* vallenato, como decía Hobbes, tiene que capitalizar todo el potencial que se le delega para la obtención del interés general, es decir, la paz, y las políticas aquí arriba descritas son sólo evocadoras de lo que se podría hacerpara reducir su histórica blandura y no ser .

 

*El Leviatán es el nombre de un monstruo bíblico, una especie de demoníaca serpiente marina, que el filósofo Thomas Hobbes utiliza para designar el Estado cuya autoridad según él es, sin duda, autoritaria, pero imprescindible para protegernos de otros monstruos más terribles como puede ser el crimen organizado.