En Valledupar, el trabajo y la explotación laboral infantil siguen teniendo un estrecho vínculo; las entidades que hacen parte de la ruta de atención han identificado una problemática difícil de cuantificar.
Valledupar sigue bajo la observación del Comité de Erradicación del Trabajo Infantil, CIETI, integrado por el Ministerio del Trabajo, el ICBF, Policía de Infancia y Adolescencia, la Alcaldía y empresas privadas, debido a las dificultades que se han presentado a la hora cumplir con la tarea de devolverles a muchos niños la libertad de ser niños a plenitud.
Factores económicos y principalmente culturales de la Costa mantienen en silencio, pero visible, el trabajo infantil en el Mercado Nuevo, Mercabastos, La Galería Popular, calles del centro, Balneario Hurtado y lo último, aunque tampoco es nuevo, niños trabajando en las esquinas de la gasolina ilegal.
Sin embargo, existe otro lado oculto de este problema, y está constituido por los menores, principalmente niñas trabajando en el servicio doméstico, y los “envasadores de gasolina” en los hogares desde donde se distribuye el combustible ilegal, que se vende en todas partes de la ciudad.
Los niños tienen derecho a la salud, a la educación, al descanso, el esparcimiento, al juego, a la creatividad y a las actividades recreativas, a la protección contra el descuido o trato negligente, a la educación que será gratuita y obligatoria, por lo menos en las etapas elementales, a la protección contra toda clase de explotación o abuso sexual: son algunos de los puntos de la Convención sobre los Derechos del Niño, firmada por la ONU en 1989.
Pero los vendedores de butifarra, limpia vidrios, ayudantes en carromulas, malabaristas en los semáforos, vendedores ambulantes o estacionarios, vendedores de gasolina y empleadas domésticas, trabajos que ejercen los niños de Valledupar, según lo observado por la comunidad y los miembros del CIETI, no gozan a plenitud de lo establecido en la Convención de 1989.
¿Por qué es tan difícil de erradicar?
“Son varios los factores que dificultan erradicar el trabajo infantil en Valledupar, cuando se cree que el trabajo forma a los niños, los hace más hombres, mejores personas y no ven que los afecta, nos está frenando todo”, dijo Marcela Baquero, Secretaria Técnica del CIETI, funcionaria del Ministerio del Trabajo, seccional Cesar.
La funcionaria del Ministerio explicó que la comunidad debe entender que, el derecho de los niños a ser niños, no puede ser negado a través del trabajo infantil; aunque un niño estudie en la mañana y trabaje en la tarde, o viceversa. “Ese no es el rol de los niños”, agregó.
La dificultad para erradicar el trabajo infantil radica en que, encontrar a los menores detrás de cada puerta ejerciendo una labor, es una tarea complicada; las herramientas del CIETI llegan hasta las puertas de los hogares, que a diferencia de las empresas, son lugares en donde la intimidad familiar decide dar o no entrada, y es ahí en donde hay una cifra indeterminada de niños siendo explotados laboralmente.
“Pero si el vecino se da cuenta no tiene que dar un nombre, simplemente puede llamar a la Policía o al ICBF y decir lo que está sucediendo; a esta persona no le pasará nada, y habrá salvado la vida de una niño indefenso”, dijo la funcionaria.
“Por parte del Defensor de Familia se hace una amonestación a los padres que han permitido la reincidencia del niño en trabajo infantil u otra situación que vulnere los derechos del menor. Los niños deben cumplir su función de ser niños, no pueden cumplir el rol de adultos”, dijo la Trabajadora Social del ICBF, Janeth Restrepo.
Habría esclavitud
El Ministerio de Trabajo en Valledupar, manifestó que un fenómeno que sigue tratándose de identificar con certeza, puesto que es complejo y alarmante, se trata de la esclavitud. “Se podría llegar a hablar de una esclavitud, cuando vemos que un padre tiene seis hijos menores de edad y los emplea en las casas de familia y en las fincas, y mensualmente hace recorrido recogiendo los dineros que le pagan a los niños, es una reflexión que queremos hacer. Se ha alcanzado a identificar ese caso en la ciudad, pero llegar a la judicialización es un poco difícil”, resalto Marcela Baquero, del CIETI.
Casos difíciles
Miembros del CIETI, como del Ministerio de Trabajo y de Gestión Social Municipal, reconocen los casos difíciles que están ocultos en Valledupar; sin embargo, resaltan que una pequeña cifra de niños que pasaron a la situación de calle, genera la sensación de que no se ha hecho nada por erradicar el problema. Estos niños trabajan, consumen alucinógenos y se encuentran en múltiples riesgos.
“Con nombres propios, son como 15 niños que están en un semáforo, y en el otro, usted le pregunta a JJ donde está Pedro, y contesta que ahorita está en el semáforo tal. Está funcionando lo que estamos haciendo, porque ahora la gente nos está llamado a decirnos donde están”, dijo Baquero.
Gestión Social ha seguido la pista a más de 25 niños que constituyen el caso difícil de Valledupar: menores trabajadores y en situación de calle ubicados en la avenida Los Cortijos, sector de “los Tres postes”, Balneario Hurtado, avenida La Popa con carrera 23, y sectores de la carrera cuarta.
Varios de esos niños se hicieron mayores de edad en esas esquinas, hay dos casos de jóvenes que ya son madres, y el problema se nutre de otros fenómenos, por ejemplo niños que “arrastran” a otros niños a la situación de calle, son factores que ha evidenciado Gestión Social con el acompañamiento del ICBF y miembros del CIETI.
“Hay aproximadamente unos 28 niños que se encuentran en esa condición, además trabajan en las calles, la dificultad que hemos tenido es que ellos reinciden. Hay un grupo que duerme en el barrio La Nevada. Antes vivían 12 menores, la cifra exacta ahora es un poco difícil de asegurar, pero a ellos los pueden encontrar entre las 11:00 de la mañana a 3:00 de la tarde en ‘Los Tres Postes”, dijo Stefany Fajardo González, psicóloga de Gestión Social.
Son varios niños conocidos como “Los Chaus”, pero su apellido real es Mejía; la madre de estos niños vive en la invasión Los Guasimales, mientras ellos duermen si ninguna supervisión de adultos en una casa en La Nevada. Su proceso comenzó con una falta de atención, propia de una familia en condiciones vulnerables, hasta que ellos llegaron a la situación de calle.
Tienen cupo para Fundinaj
Según aseguró Gestión Social, la Fundación de Niños, Adolescentes y Jóvenes, Fundinaj, es el operador que ha contratado el Municipio para brindar más espacio a los niños en estas situaciones, y en el caso de “Los Chaus”, están siendo localizados por la Policía de Infancia y Adolescencia, para que todos pasen a las instalaciones de la fundación.
En Valledupar, el trabajo y la explotación laboral infantil siguen teniendo un estrecho vínculo; las entidades que hacen parte de la ruta de atención han identificado una problemática difícil de cuantificar.
Valledupar sigue bajo la observación del Comité de Erradicación del Trabajo Infantil, CIETI, integrado por el Ministerio del Trabajo, el ICBF, Policía de Infancia y Adolescencia, la Alcaldía y empresas privadas, debido a las dificultades que se han presentado a la hora cumplir con la tarea de devolverles a muchos niños la libertad de ser niños a plenitud.
Factores económicos y principalmente culturales de la Costa mantienen en silencio, pero visible, el trabajo infantil en el Mercado Nuevo, Mercabastos, La Galería Popular, calles del centro, Balneario Hurtado y lo último, aunque tampoco es nuevo, niños trabajando en las esquinas de la gasolina ilegal.
Sin embargo, existe otro lado oculto de este problema, y está constituido por los menores, principalmente niñas trabajando en el servicio doméstico, y los “envasadores de gasolina” en los hogares desde donde se distribuye el combustible ilegal, que se vende en todas partes de la ciudad.
Los niños tienen derecho a la salud, a la educación, al descanso, el esparcimiento, al juego, a la creatividad y a las actividades recreativas, a la protección contra el descuido o trato negligente, a la educación que será gratuita y obligatoria, por lo menos en las etapas elementales, a la protección contra toda clase de explotación o abuso sexual: son algunos de los puntos de la Convención sobre los Derechos del Niño, firmada por la ONU en 1989.
Pero los vendedores de butifarra, limpia vidrios, ayudantes en carromulas, malabaristas en los semáforos, vendedores ambulantes o estacionarios, vendedores de gasolina y empleadas domésticas, trabajos que ejercen los niños de Valledupar, según lo observado por la comunidad y los miembros del CIETI, no gozan a plenitud de lo establecido en la Convención de 1989.
¿Por qué es tan difícil de erradicar?
“Son varios los factores que dificultan erradicar el trabajo infantil en Valledupar, cuando se cree que el trabajo forma a los niños, los hace más hombres, mejores personas y no ven que los afecta, nos está frenando todo”, dijo Marcela Baquero, Secretaria Técnica del CIETI, funcionaria del Ministerio del Trabajo, seccional Cesar.
La funcionaria del Ministerio explicó que la comunidad debe entender que, el derecho de los niños a ser niños, no puede ser negado a través del trabajo infantil; aunque un niño estudie en la mañana y trabaje en la tarde, o viceversa. “Ese no es el rol de los niños”, agregó.
La dificultad para erradicar el trabajo infantil radica en que, encontrar a los menores detrás de cada puerta ejerciendo una labor, es una tarea complicada; las herramientas del CIETI llegan hasta las puertas de los hogares, que a diferencia de las empresas, son lugares en donde la intimidad familiar decide dar o no entrada, y es ahí en donde hay una cifra indeterminada de niños siendo explotados laboralmente.
“Pero si el vecino se da cuenta no tiene que dar un nombre, simplemente puede llamar a la Policía o al ICBF y decir lo que está sucediendo; a esta persona no le pasará nada, y habrá salvado la vida de una niño indefenso”, dijo la funcionaria.
“Por parte del Defensor de Familia se hace una amonestación a los padres que han permitido la reincidencia del niño en trabajo infantil u otra situación que vulnere los derechos del menor. Los niños deben cumplir su función de ser niños, no pueden cumplir el rol de adultos”, dijo la Trabajadora Social del ICBF, Janeth Restrepo.
Habría esclavitud
El Ministerio de Trabajo en Valledupar, manifestó que un fenómeno que sigue tratándose de identificar con certeza, puesto que es complejo y alarmante, se trata de la esclavitud. “Se podría llegar a hablar de una esclavitud, cuando vemos que un padre tiene seis hijos menores de edad y los emplea en las casas de familia y en las fincas, y mensualmente hace recorrido recogiendo los dineros que le pagan a los niños, es una reflexión que queremos hacer. Se ha alcanzado a identificar ese caso en la ciudad, pero llegar a la judicialización es un poco difícil”, resalto Marcela Baquero, del CIETI.
Casos difíciles
Miembros del CIETI, como del Ministerio de Trabajo y de Gestión Social Municipal, reconocen los casos difíciles que están ocultos en Valledupar; sin embargo, resaltan que una pequeña cifra de niños que pasaron a la situación de calle, genera la sensación de que no se ha hecho nada por erradicar el problema. Estos niños trabajan, consumen alucinógenos y se encuentran en múltiples riesgos.
“Con nombres propios, son como 15 niños que están en un semáforo, y en el otro, usted le pregunta a JJ donde está Pedro, y contesta que ahorita está en el semáforo tal. Está funcionando lo que estamos haciendo, porque ahora la gente nos está llamado a decirnos donde están”, dijo Baquero.
Gestión Social ha seguido la pista a más de 25 niños que constituyen el caso difícil de Valledupar: menores trabajadores y en situación de calle ubicados en la avenida Los Cortijos, sector de “los Tres postes”, Balneario Hurtado, avenida La Popa con carrera 23, y sectores de la carrera cuarta.
Varios de esos niños se hicieron mayores de edad en esas esquinas, hay dos casos de jóvenes que ya son madres, y el problema se nutre de otros fenómenos, por ejemplo niños que “arrastran” a otros niños a la situación de calle, son factores que ha evidenciado Gestión Social con el acompañamiento del ICBF y miembros del CIETI.
“Hay aproximadamente unos 28 niños que se encuentran en esa condición, además trabajan en las calles, la dificultad que hemos tenido es que ellos reinciden. Hay un grupo que duerme en el barrio La Nevada. Antes vivían 12 menores, la cifra exacta ahora es un poco difícil de asegurar, pero a ellos los pueden encontrar entre las 11:00 de la mañana a 3:00 de la tarde en ‘Los Tres Postes”, dijo Stefany Fajardo González, psicóloga de Gestión Social.
Son varios niños conocidos como “Los Chaus”, pero su apellido real es Mejía; la madre de estos niños vive en la invasión Los Guasimales, mientras ellos duermen si ninguna supervisión de adultos en una casa en La Nevada. Su proceso comenzó con una falta de atención, propia de una familia en condiciones vulnerables, hasta que ellos llegaron a la situación de calle.
Tienen cupo para Fundinaj
Según aseguró Gestión Social, la Fundación de Niños, Adolescentes y Jóvenes, Fundinaj, es el operador que ha contratado el Municipio para brindar más espacio a los niños en estas situaciones, y en el caso de “Los Chaus”, están siendo localizados por la Policía de Infancia y Adolescencia, para que todos pasen a las instalaciones de la fundación.