Llegó Navidad y uno de los comentarios que inunda de melancolía cada esquina de Valledupar es aquel que dice: “las navidades ya no son como antes”.
Y razón no les falta a quienes comparten dicha afirmación. Cada vez son menos las casas decoradas, menos las novenas de aguinaldos, menos las familias reunidas y, cada vez menos, los niños que sueñan con recibir juguetes tradicionales en estas fechas tan especiales.
En la actualidad, son cada vez menos los niños que piden juguetes para la Navidad, ya que desde edades tempranas son atrapados inmediatamente por el mundo de la tecnología, lo cual es difícil de evitar en un mundo tan digitalizado, por lo que cada vez es más frecuente que en las cartas al ‘Niño Dios’ aparezcan teléfonos y tablets.
Los datos
Cada vez menos niños y niñas, prefieren los juguetes por sobre la tecnología. Foto: Said Armenta.
En un informe del año 2022, el Diario del Cauca puso sobre la mesa la problemática al rescatar una serie de cifras del estudio Niños Digitales de Kaspersky, que revelan que, en Colombia, el 36 % de los pequeños interactúa por primera vez con un teléfono móvil entre los 0 y los 6 años de edad y el 68 % de los menores posee su propio smartphone o tableta entre los 7 y 10 años.
Sin embargo, en la región, sólo alrededor de un tercio de los padres afirma utilizar algún software de control parental, siendo Chile el país donde menos padres hacen uso de ellos (con sólo un 22%) y donde más padres expresan la falta de tiempo para monitorear la vida digital de sus hijos. Colombia es el país que más utiliza estas herramientas (36%) seguido por México (34%), Argentina (29%), Brasil (27%) y Perú (23%).
“La generación Z está mirando la realidad a través de los celulares, no a través de sus ojos” Fernando Galindo
El escritor y filósofo Fernando Galindo dio a conocer su opinión sobre el tema en FELVA 2025. Foto: Jesús Ochoa.
En el marco de la Feria del Libro de Valledupar 2025, organizada por el diario EL PILÓN, el escritor y filósofo Fernando Galindo ya había puesto la lupa sobre el problema durante el conversatorio ‘Las nuevas tecnologías y la generación Z: los retos de la lectura hoy’.
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Durante su participación en el conversatorio, Galindo aseguró que el uso excesivo y sin control parental de teléfonos inteligentes, computadores, iPad y demás dispositivos electrónicos, está afectando el desarrollo psicosocial de los niños.
“Uno de los grandes problemas de la generación Z es que está mirando la realidad a través de los celulares, no la realidad a través de sus ojos. Sabemos que las personas están gastando casi 5 horas en el celular y eso lo que está provocando es que no sepan manejar sus emociones, comunicarse de manera asertiva e interactuar”, manifestó Galindo.
La “dulce” compañía de los niños
La directora ejecutiva de la Red PaPaz, Carolina Piñeros, advirtió de la problemática en una columna de EL PILÓN.
Además, la directora ejecutiva de la red PaPaz, Carolina Piñeros, plasmó su preocupación ante el masivo crecimiento del número de niños que tienen entre sus manos aparatos tecnológicos con acceso a internet en una columna de opinión para el diario EL PILÓN en octubre del 2025.
En el mencionado escrito, Piñeros no niega las virtudes que puede tener el mundo digital y cómo pueden ser aprovechadas por los más pequeños; sin embargo, admite que la mayoría de los niños y niñas pasan la mayor parte de su tiempo consumiendo contenido no beneficioso.
“Aunque hay actividades como la creación de contenido, la interacción social positiva y la búsqueda de información que puede ser beneficiosa, la verdad es que pasan excesivo tiempo en plataformas de contenidos, en videojuegos y en redes sociales, donde están expuestos a un consumo pasivo, a comparaciones sociales negativas y contenidos inapropiados”, contó.
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Además, ahondó en el tema de la salud mental y como esta puede verse afectada por el uso frecuente de dichos dispositivos a una edad temprana, detallando en las diferentes repercusiones que pueden causar.
“Hay evidencia contundente de las repercusiones en la salud mental de los menores de 18 años, ya que aumenta la depresión, ansiedad y los problemas de atención. Las tácticas como el ‘scroll’ (desplazamiento) infinito, las notificaciones, los “me gusta” y los algoritmos que usan estas plataformas son trampas para mantenerlos cautivos, por no decir adictos.”, aseguró.
La realidad en Valledupar
El diario EL PILÓN dialogó con un vendedor de un almacén de artículos tecnológicos de la zona, quien desde su experiencia aseguró que cada vez hay más padres de familia que prefieren regalar tablets a sus hijos.
“Nosotros manejamos tanto juguetes como teléfonos y tablets, pero lo que más se ha vendido son las tablets… Uno antes quería un carro o una patineta; y en estos momentos los niños quieren jugar en la tablet o en consola. Entonces, normalmente, los padres de familia sí llevan más lo que es teléfono y tablet”, aseguró.
Recomendaciones para los padres de familia
El primer paso es evaluar si el menor realmente necesita el dispositivo y para qué fines será utilizado. No es lo mismo un aparato destinado a actividades pedagógicas o contacto con familiares, que uno sin restricciones de acceso a redes sociales, videojuegos o plataformas de video, especialmente en edades tempranas.
Otra clave es la configuración y supervisión. Antes de entregar el dispositivo, se aconseja activar controles parentales, definir tiempos máximos de uso diario y establecer normas claras sobre los contenidos permitidos. Expertos en infancia advierten que el uso prolongado y sin acompañamiento puede afectar el desarrollo social, el sueño y la concentración de los niños. Por eso, el dispositivo no debe convertirse en un “niñero digital”, sino en una herramienta cuyo uso sea gradual, responsable y supervisado.
Finalmente, los padres están llamados a predicar con el ejemplo y fomentar el equilibrio. El regalo de un celular o una tableta debe ir acompañado de hábitos saludables: espacios sin pantallas, actividades al aire libre, lectura y diálogo en familia.
La tecnología, bien utilizada, puede ser una aliada; mal gestionada, puede generar dependencia temprana. La clave está en que el regalo no sea solo un aparato, sino una oportunidad para educar en el uso consciente y seguro del mundo digital.
