El ser humano por razones de supervivencia tiene claras tendencias hacia la ciencia, el arte, la filosofía y la mística. Investiga el porqué de las cosas, por la misma necesidad física, danza, canta, pinta y se enamora por necesidad emocional. Organiza sus ideas y las expresa, por necesidad de socializar, servir y ser servido. A […]
El ser humano por razones de supervivencia tiene claras tendencias hacia la ciencia, el arte, la filosofía y la mística. Investiga el porqué de las cosas, por la misma necesidad física, danza, canta, pinta y se enamora por necesidad emocional. Organiza sus ideas y las expresa, por necesidad de socializar, servir y ser servido. A lo largo del sendero cuando descubre que es un soñador que camina hacia senectud entonces comprende su fragilidad finita ante el universo infinito y presiente cosas superiores más allá de las estrellas esperanzado en una continuidad después de la muerte.
Bajo estos valores anímicos cualquier pueblo de la tierra tiene su propia expresión monótona o armónica, generalmente el pensamiento divide. Pero el sentimiento une y luego aparece el factor tiempo que suele sintetizar.
Pueden no creerlo pero en el siglo XVIII ya había wayuu que hablaban español y su wayunaikí con el que cantaban jayeechi (canto tradicional y narrativo de esta etnia).
Los siglo XIX y XX son de una gran importancia para nuestra cultura vallenata, es allí en donde se dan cambios fundamentales; fue vital para nosotros el puerto de Riohacha pues por allí entró Europa, y por supuesto Miguel de Cervantes Saavedra, con su bendito Español, el idioma más romántico y bello del mundo (por mi pueden decir que es el francés o el italiano, no me importa) costó dolor aprender a parlarlo y escribirlo cada quien en su nivel, la mayoría de nuestros juglares solo lo parlaban y componían sus cantos memorizando su literatura y musicalizando empíricamente por intuición y mente sana, no había tanta contaminación visual, auditiva y el hombre vivía en pueblos campesinos en contacto con la selva y el camino real. La violencia del cine, la televisión, la pornografía, el ruido mundanal entre motores de distintas marcas y utilización, son la selva de hoy en día.
El juglar tomó la poesía del campo y el compositor de hoy canta en medio del ruido de las ciudades que amontonan basuras en bolsas plásticas. Pero su lenguaje refleja conflictos que menguan el ser; por eso no es raro que unos campesinos compusieran canciones que parecían salir de los claustros académicos y algunos compositores de hoy salidos de los claustros académicos componen canciones que parecen ser de unos campesinos sin intuición y equilibrio mental; la frase “Tú me tienes loco” está en más de una docena de cantos actuales, lo ideal sería desaprender y volver aprender.
El empirismo para esta nueva generación le hace daño, negándole oportunidades de respeto, hay que enseñarles. Pero tienen tanto éxito comercial y ganan tanta plata, que ellos consideran una necedad este planteamiento en pleno paraíso vallenato.
El ser humano por razones de supervivencia tiene claras tendencias hacia la ciencia, el arte, la filosofía y la mística. Investiga el porqué de las cosas, por la misma necesidad física, danza, canta, pinta y se enamora por necesidad emocional. Organiza sus ideas y las expresa, por necesidad de socializar, servir y ser servido. A […]
El ser humano por razones de supervivencia tiene claras tendencias hacia la ciencia, el arte, la filosofía y la mística. Investiga el porqué de las cosas, por la misma necesidad física, danza, canta, pinta y se enamora por necesidad emocional. Organiza sus ideas y las expresa, por necesidad de socializar, servir y ser servido. A lo largo del sendero cuando descubre que es un soñador que camina hacia senectud entonces comprende su fragilidad finita ante el universo infinito y presiente cosas superiores más allá de las estrellas esperanzado en una continuidad después de la muerte.
Bajo estos valores anímicos cualquier pueblo de la tierra tiene su propia expresión monótona o armónica, generalmente el pensamiento divide. Pero el sentimiento une y luego aparece el factor tiempo que suele sintetizar.
Pueden no creerlo pero en el siglo XVIII ya había wayuu que hablaban español y su wayunaikí con el que cantaban jayeechi (canto tradicional y narrativo de esta etnia).
Los siglo XIX y XX son de una gran importancia para nuestra cultura vallenata, es allí en donde se dan cambios fundamentales; fue vital para nosotros el puerto de Riohacha pues por allí entró Europa, y por supuesto Miguel de Cervantes Saavedra, con su bendito Español, el idioma más romántico y bello del mundo (por mi pueden decir que es el francés o el italiano, no me importa) costó dolor aprender a parlarlo y escribirlo cada quien en su nivel, la mayoría de nuestros juglares solo lo parlaban y componían sus cantos memorizando su literatura y musicalizando empíricamente por intuición y mente sana, no había tanta contaminación visual, auditiva y el hombre vivía en pueblos campesinos en contacto con la selva y el camino real. La violencia del cine, la televisión, la pornografía, el ruido mundanal entre motores de distintas marcas y utilización, son la selva de hoy en día.
El juglar tomó la poesía del campo y el compositor de hoy canta en medio del ruido de las ciudades que amontonan basuras en bolsas plásticas. Pero su lenguaje refleja conflictos que menguan el ser; por eso no es raro que unos campesinos compusieran canciones que parecían salir de los claustros académicos y algunos compositores de hoy salidos de los claustros académicos componen canciones que parecen ser de unos campesinos sin intuición y equilibrio mental; la frase “Tú me tienes loco” está en más de una docena de cantos actuales, lo ideal sería desaprender y volver aprender.
El empirismo para esta nueva generación le hace daño, negándole oportunidades de respeto, hay que enseñarles. Pero tienen tanto éxito comercial y ganan tanta plata, que ellos consideran una necedad este planteamiento en pleno paraíso vallenato.