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Columnista - 31 mayo, 2022

El don de gente, el carácter y la personalidad

La personalidad se vuelve atractiva cuando se maneja la verdad.

(Nota dedicada a un posible presidente de Colombia Ing. Rodolfo Hernández)

Si quieres descubrir el verdadero carácter, personalidad y don de gente en una persona, es suficiente con observar lo que le apasiona.

El don de gente es el valor que nos coloca por encima del medio, adornado por la sencillez, modestia y humildad natural, pero dirigido por el carácter y materializado en la personalidad cuando esta última está llena de valores positivos.

La verdadera personalidad se consigue cuando se siente que se es uno mismo, y la búsqueda de la perfección ayuda en su formación, pues hasta uno mismo tiene problemas para ser lo que es.

La personalidad es un valor que nace del interior de cada ser o individuo, enmarcado por cualidades y características que marchan a la par de la forma de ser y nos permite diferenciarnos unos de otros. La personalidad es como una marca intangible que lleva cada ser y constituye su esencia. 

La personalidad se vuelve atractiva cuando se maneja la verdad.

Es un conjunto de fuerzas mentales y sociales que conforman la conducta y modo de obrar, de tal manera que, nos permite llegar a una edad madura solo cuando se ha aprendido a manejarla para adaptarse a las circunstancias, y cuando esta es afín con el medio se redistribuye en la empatía o atracción física e intelectual entre algo. Un hombre llega a la edad madura, solo cuando ha aprendido a manejar su personalidad.

La personalidad es familia directa del carácter y entre las dos marcan los temas éticos que producen la integración sana con el medio, pero del don de gente solo son amigos, cuando la rectitud y normas morales les acompañan. Por eso, con base en estos valores, deberá ganar nuestro amigo Rodolfo en su campaña a la Presidencia de la República de Colombia.

La personalidad es un valor que se manifiesta en diferentes formas: alegría, simpatía, educación, extravagancia, sencillez, valentía, humildad, lealtad, orgullo, vanidad, prepotencia, etc., en fin, es un don acumulativo de valores positivos o negativos, que afectan en una u otra forma la condición humana, entendiéndose que el carácter es la forma de reacción y manejo dirigido a un valor específico.

Se dice que una persona posee mucha personalidad y carácter social cuándo el bienestar asoma en todas sus expresiones, y se dice que tiene mucha personalidad política cuando los fines demócratas marcan las pautas en cualquier actividad que tenga que ver con la estabilidad económica y emocional de un pueblo.

Quienes en las actividades políticas no manejan estos temas equilibradamente, entonces usan la doble personalidad, que no es otra cosa que, intuir que predicamos y practicamos las buenas acciones para luego traicionar por la mera espalda a los episodios que deben regir de acuerdo con las normas de la rectitud y la justicia. ¡Aquí es donde desaparece el don de gente!

Los valores negativos o antivalores, nos vuelven mediocres, hipócritas, mentirosos, desleales, y muestran de inmediato esa negatividad de la personalidad y del carácter, y para los que observamos, no encontramos ni la personalidad ni el carácter por ninguna parte cuando se acompañan de este tipo de calificativos. Y esto lo ha manejado con una facilidad única su contendor en esta lucha, quien práctica la retórica de la doble moral.

La personalidad hay que construirla por medio de la verdad, que es lo único que la hace atrayente para el medio en donde residen los seres que buscan soluciones a la vida propia y de los demás.

En las actividades políticas que, cada día aparecen en manos de unos y otros, buscar este valor con su positivismo real es fundamental, para coordinar el futuro de los pueblos y su gente; sepamos entonces, elegir y este valor comentado, nos puede marcar la pauta para una buena selección. En los temas de elecciones de cualquier tipo que sean y donde quiera que se den, en una buena selección debe primar la personalidad positiva, un carácter firme y sobre todo el don de gente. ¡Entonces siempre seremos ganadores!

La perfección de la personalidad es la paz. La verdadera personalidad para lograr el don de gente, se edifica con los principios básicos de la ética y desde allí, solo hay que proceder con dignidad. 

Las condiciones duras de la vida son las que te muestran la personalidad como tal, y ésta es buena buscarla en el pasado y solo así te abres paso hacia ella, pero solo con la libertad podrás mostrarla a través de tu estilo de vida, que a la larga es el espejo de la personalidad, que te indica ser tú lo que eres y no lo que otros quieran, ahí radica este valor, en ser lo que somos para que los demás sean lo que quieran y en esto se basa la filosofía de nuestro amigo y próximo presidente: Rodolfo Hernández.

Columnista
31 mayo, 2022

El don de gente, el carácter y la personalidad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Fausto Cotes

La personalidad se vuelve atractiva cuando se maneja la verdad.


(Nota dedicada a un posible presidente de Colombia Ing. Rodolfo Hernández)

Si quieres descubrir el verdadero carácter, personalidad y don de gente en una persona, es suficiente con observar lo que le apasiona.

El don de gente es el valor que nos coloca por encima del medio, adornado por la sencillez, modestia y humildad natural, pero dirigido por el carácter y materializado en la personalidad cuando esta última está llena de valores positivos.

La verdadera personalidad se consigue cuando se siente que se es uno mismo, y la búsqueda de la perfección ayuda en su formación, pues hasta uno mismo tiene problemas para ser lo que es.

La personalidad es un valor que nace del interior de cada ser o individuo, enmarcado por cualidades y características que marchan a la par de la forma de ser y nos permite diferenciarnos unos de otros. La personalidad es como una marca intangible que lleva cada ser y constituye su esencia. 

La personalidad se vuelve atractiva cuando se maneja la verdad.

Es un conjunto de fuerzas mentales y sociales que conforman la conducta y modo de obrar, de tal manera que, nos permite llegar a una edad madura solo cuando se ha aprendido a manejarla para adaptarse a las circunstancias, y cuando esta es afín con el medio se redistribuye en la empatía o atracción física e intelectual entre algo. Un hombre llega a la edad madura, solo cuando ha aprendido a manejar su personalidad.

La personalidad es familia directa del carácter y entre las dos marcan los temas éticos que producen la integración sana con el medio, pero del don de gente solo son amigos, cuando la rectitud y normas morales les acompañan. Por eso, con base en estos valores, deberá ganar nuestro amigo Rodolfo en su campaña a la Presidencia de la República de Colombia.

La personalidad es un valor que se manifiesta en diferentes formas: alegría, simpatía, educación, extravagancia, sencillez, valentía, humildad, lealtad, orgullo, vanidad, prepotencia, etc., en fin, es un don acumulativo de valores positivos o negativos, que afectan en una u otra forma la condición humana, entendiéndose que el carácter es la forma de reacción y manejo dirigido a un valor específico.

Se dice que una persona posee mucha personalidad y carácter social cuándo el bienestar asoma en todas sus expresiones, y se dice que tiene mucha personalidad política cuando los fines demócratas marcan las pautas en cualquier actividad que tenga que ver con la estabilidad económica y emocional de un pueblo.

Quienes en las actividades políticas no manejan estos temas equilibradamente, entonces usan la doble personalidad, que no es otra cosa que, intuir que predicamos y practicamos las buenas acciones para luego traicionar por la mera espalda a los episodios que deben regir de acuerdo con las normas de la rectitud y la justicia. ¡Aquí es donde desaparece el don de gente!

Los valores negativos o antivalores, nos vuelven mediocres, hipócritas, mentirosos, desleales, y muestran de inmediato esa negatividad de la personalidad y del carácter, y para los que observamos, no encontramos ni la personalidad ni el carácter por ninguna parte cuando se acompañan de este tipo de calificativos. Y esto lo ha manejado con una facilidad única su contendor en esta lucha, quien práctica la retórica de la doble moral.

La personalidad hay que construirla por medio de la verdad, que es lo único que la hace atrayente para el medio en donde residen los seres que buscan soluciones a la vida propia y de los demás.

En las actividades políticas que, cada día aparecen en manos de unos y otros, buscar este valor con su positivismo real es fundamental, para coordinar el futuro de los pueblos y su gente; sepamos entonces, elegir y este valor comentado, nos puede marcar la pauta para una buena selección. En los temas de elecciones de cualquier tipo que sean y donde quiera que se den, en una buena selección debe primar la personalidad positiva, un carácter firme y sobre todo el don de gente. ¡Entonces siempre seremos ganadores!

La perfección de la personalidad es la paz. La verdadera personalidad para lograr el don de gente, se edifica con los principios básicos de la ética y desde allí, solo hay que proceder con dignidad. 

Las condiciones duras de la vida son las que te muestran la personalidad como tal, y ésta es buena buscarla en el pasado y solo así te abres paso hacia ella, pero solo con la libertad podrás mostrarla a través de tu estilo de vida, que a la larga es el espejo de la personalidad, que te indica ser tú lo que eres y no lo que otros quieran, ahí radica este valor, en ser lo que somos para que los demás sean lo que quieran y en esto se basa la filosofía de nuestro amigo y próximo presidente: Rodolfo Hernández.