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Columnista - 14 septiembre, 2020

El Cristo de Mariangola

La fiesta del Santo Cristo nos brinda la maravillosa oportunidad de celebrar un encuentro piadoso con la fe y la veneración a Dios por los dones y el milagro de la vida. Este año el encuentro será virtual, pero son importantes estas reminiscencias. La fiesta del Cristo en Mariangola es una tradición que viene desde […]

La fiesta del Santo Cristo nos brinda la maravillosa oportunidad de celebrar un encuentro piadoso con la fe y la veneración a Dios por los dones y el milagro de la vida. Este año el encuentro será virtual, pero son importantes estas reminiscencias. La fiesta del Cristo en Mariangola es una tradición que viene desde finales del siglo XIX, con las velaciones que hacía Feliciana Castañeda; cuando ella muere su hijo Francisco Quiroz continúa este rito, y en ese entonces sonaban los acordeones de Eusebio Ayala, ‘Juancito’ Granados, Fortunato Fernández y Saúl Betín.

La señora Juana Ochoa llegaba con mercancía de Valledupar y Pueblo Bello, venía varias veces durante el año y en especial en vísperas de fiesta, aquí tenía sus hermanos; con el momposino Cipriano Acuña, se unen por los lazos del amor y el comercio, y organizan la primera tienda en Mariangola en la casa que era de Sabas Ruiz, quien festejaba con merengues las octavas del Santo Cristo. Juana y Cipriano, después construyen su casa a orilla de la reciente carretera nacional, amplían la tienda y el salón de baile.

En 1954 llega la maestra Juana Mindiola de Atuesta, indaga la tradición religiosa y se aprovecha de la influencia de su madre, Sara Corzo, para visitar en Valledupar al sacerdote José Agustín Mackenzie “Guarecú”, y pedirle en regalo la imagen en bulto del Cristo, y lo invita que vaya al pueblo a celebrar la santa misa. En efecto, el 14 de septiembre de 1955 es celebrada la Eucaristía en el aula de la escuela. Al año siguiente se saca la primera procesión y durante todo el recorrido el carguero del Santo fue el estudiante Luis Martínez, más conocido como ‘Lucho Leandra’.

En 1961, el ganadero Pepe Castro regala un Santo de mayor tamaño, lleva una banda musical y Monseñor Vicente Roig y Villalba celebra la Eucaristía y, con un grupo de sacerdotes acompañan al pueblo en la procesión. Desde entonces Pepe Castro fue un benefactor de las fiestas patronales, y el regalo del Cristo fue narrado por Rafael Escalona en la canción, ‘El Cristo de Mariangola’. 

Con la relevancia de la fiesta y el poblado ascendido a corregimiento (1958), la maestra y los devotos del Cristo ven la necesidad de una iglesia. Comienzan a trabajar en ese propósito, Monseñor Vicente Roig y Villalba pone la primera piedra. La comunidad católica, líderes cívicos y con el apoyo de la diócesis, gestionan con entidades oficiales y particulares los recursos para su construcción. Y desde 1972 Mariangola luce con orgullo su templo.

A comienzos de 1980 llegó al poblado un seminarista (hoy arzobispo de Barranquilla), Pablo Salas Antelís y es ordenado sacerdote el 2 de diciembre de 1984; regresa al pueblo y asume con bríos la misión de catequizar feligreses; fortalece la comunidad pastoral, que hace presencia en todos los eventos que convoca la Diócesis de Valledupar. Por méritos Mariangola es erigida en parroquia desde marzo de 2003. El 14 de septiembre del 2008 Monseñor Oscar José Vélez Isaza, obispo de Valledupar, restaura y consagra el templo. La parroquia ha tenido tres sacerdotes: Alfredo Guerra Nasser, Miguel Ángel Rincón y Erick Morrison Herrera.

Columnista
14 septiembre, 2020

El Cristo de Mariangola

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

La fiesta del Santo Cristo nos brinda la maravillosa oportunidad de celebrar un encuentro piadoso con la fe y la veneración a Dios por los dones y el milagro de la vida. Este año el encuentro será virtual, pero son importantes estas reminiscencias. La fiesta del Cristo en Mariangola es una tradición que viene desde […]


La fiesta del Santo Cristo nos brinda la maravillosa oportunidad de celebrar un encuentro piadoso con la fe y la veneración a Dios por los dones y el milagro de la vida. Este año el encuentro será virtual, pero son importantes estas reminiscencias. La fiesta del Cristo en Mariangola es una tradición que viene desde finales del siglo XIX, con las velaciones que hacía Feliciana Castañeda; cuando ella muere su hijo Francisco Quiroz continúa este rito, y en ese entonces sonaban los acordeones de Eusebio Ayala, ‘Juancito’ Granados, Fortunato Fernández y Saúl Betín.

La señora Juana Ochoa llegaba con mercancía de Valledupar y Pueblo Bello, venía varias veces durante el año y en especial en vísperas de fiesta, aquí tenía sus hermanos; con el momposino Cipriano Acuña, se unen por los lazos del amor y el comercio, y organizan la primera tienda en Mariangola en la casa que era de Sabas Ruiz, quien festejaba con merengues las octavas del Santo Cristo. Juana y Cipriano, después construyen su casa a orilla de la reciente carretera nacional, amplían la tienda y el salón de baile.

En 1954 llega la maestra Juana Mindiola de Atuesta, indaga la tradición religiosa y se aprovecha de la influencia de su madre, Sara Corzo, para visitar en Valledupar al sacerdote José Agustín Mackenzie “Guarecú”, y pedirle en regalo la imagen en bulto del Cristo, y lo invita que vaya al pueblo a celebrar la santa misa. En efecto, el 14 de septiembre de 1955 es celebrada la Eucaristía en el aula de la escuela. Al año siguiente se saca la primera procesión y durante todo el recorrido el carguero del Santo fue el estudiante Luis Martínez, más conocido como ‘Lucho Leandra’.

En 1961, el ganadero Pepe Castro regala un Santo de mayor tamaño, lleva una banda musical y Monseñor Vicente Roig y Villalba celebra la Eucaristía y, con un grupo de sacerdotes acompañan al pueblo en la procesión. Desde entonces Pepe Castro fue un benefactor de las fiestas patronales, y el regalo del Cristo fue narrado por Rafael Escalona en la canción, ‘El Cristo de Mariangola’. 

Con la relevancia de la fiesta y el poblado ascendido a corregimiento (1958), la maestra y los devotos del Cristo ven la necesidad de una iglesia. Comienzan a trabajar en ese propósito, Monseñor Vicente Roig y Villalba pone la primera piedra. La comunidad católica, líderes cívicos y con el apoyo de la diócesis, gestionan con entidades oficiales y particulares los recursos para su construcción. Y desde 1972 Mariangola luce con orgullo su templo.

A comienzos de 1980 llegó al poblado un seminarista (hoy arzobispo de Barranquilla), Pablo Salas Antelís y es ordenado sacerdote el 2 de diciembre de 1984; regresa al pueblo y asume con bríos la misión de catequizar feligreses; fortalece la comunidad pastoral, que hace presencia en todos los eventos que convoca la Diócesis de Valledupar. Por méritos Mariangola es erigida en parroquia desde marzo de 2003. El 14 de septiembre del 2008 Monseñor Oscar José Vélez Isaza, obispo de Valledupar, restaura y consagra el templo. La parroquia ha tenido tres sacerdotes: Alfredo Guerra Nasser, Miguel Ángel Rincón y Erick Morrison Herrera.