La deforestación y la quema de residuos sólidos en botaderos ilegales a cielo abierto son algunas de las actividades que propician el deterioro de la calidad del aire debido a que provocan la presencia de altos porcentajes de material particulado y la contaminación del mismo.
Una óptima calidad del aire es uno de los retos ambientales más apremiantes del departamento del Cesar debido a que las industrias de la zona urbana y actividades económicas como la agricultura, ganadería y minería propician la generación de material particulado y Gases de Efecto Invernadero, GEI, que afectan la composición del aire y posteriormente provocan enfermedades respiratorias en la población cesarense.
De acuerdo con el coordinador del Laboratorio Ambiental de Corpocesar, Carlos Osorio, las emisiones que más afectan la calidad del aire son el dióxido de nitrógeno, el monóxido de carbono y el dióxido de azufre, así como hidrocarburos como el benceno, metano, entre otros.
“Hemos identificado que en los municipios del corredor minero hay malas prácticas en el campo agrícola, así como en la recolección y disposición de los residuos sólidos urbanos. Las personas depositan los desechos en botaderos ilegales para luego quemarlos, creando un material particulado y otros tipos de contaminantes que deterioran calidad del aire”, explicó el experto.
Argumentó que la falta de servicios públicos como el gas natural en la zona rural también afecta la calidad del aire porque las comunidades talan árboles para utilizar la madera como leña para cocinar. En ese sentido, el humo que produce la quema de ese material vegetal contamina el aire y propicia afectaciones respiratorias en quienes lo respiran.
De acuerdo con el Inventario de Gases de Efecto Invernadero para el Cesar, del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, entre otras entidades, para el año 2016 el 60 % de las emisiones de GEI provenían del sector agropecuario debido a que el 6,7 % del hato bovino nacional se encontraba para ese entonces en el Cesar, según el Departamento Nacional de Estadísticas, DANE.
El 22 % del territorio era destinado para la agricultura, de manera específica para la siembra permanente de frutales, café, cacao, entre otros, según el Plan de Gestión de Cambio Climático Territorial del Cesar 2032, que precisó que por el alto porcentaje de hectáreas cultivadas, la resiembra de cultivos permanentes era la segunda fuente de emisión de gases de efecto invernadero que afectaba la calidad del aire en el departamento.
Según el coordinador del Laboratorio Ambiental de Corpocesar, la ganadería afecta la calidad del aire por la tala de árboles y los procesos de acondicionamiento que se le hacen al suelo para crear un espacio adecuado para los bovinos, indicando que no siempre se compensa el número de árboles talados ni se realiza una óptima disposición de los residuos de esa actividad.
Lea también: El valioso legado ambiental de Miguel Ángel Sierra
En concordancia, el informe de Perspectivas Agrícolas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, aseveró que Colombia es el tercer país de Latinoamérica que más emite GEI y que en los próximos años podría pelear por el primer lugar porque solo el 40 % del área fértil para los cultivos está siendo aprovechada, y el hato ganadero de los bovinos va en 27 millones (se espera que para 2028 haya superado los 35 millones).
De acuerdo con Osorio, en el departamento la tala de árboles que se realiza en algunas ocasiones dentro del campo agrícola afectan la calidad del aire porque comúnmente los particulares hacen descapote del terreno sobre el cual se va a cultivar; es decir, remueven todo tipo de residuos de vegetación, raíces, troncos, tocones, entre otros, materiales orgánicos.
“Ese proceso de alistamiento de la tierra hace que se levante todo el material vegetal que estaba en el suelo hacía el aire y las partículas se queden en el causando un cambio en la composición del mismo. También algunos trabajadores del campo acumulan todos esos residuos para quemarlos y eso causa una grave afectación porque el humo se esparce por toda el área”, explicó.
Según la FAO, Uruguay, Argentina y Colombia son los tres países latinos con los mayores índices de emisión de GEI por la actividad agropecuaria. Para el año 2028, América Latina será responsable del 25 % de las exportaciones de alimentos en el mundo; con dicha estimación se tendría que aumentar la producción con un mayor ejercicio de la actividad agrícola, la cual está provocando altos índices de contaminación por medio de la generación de GEI.
El informe estableció que los tres países están desarrollando procesos agrícolas más extensivos que en Brasil. Colombia está en el tercer puesto porque la actividad agropecuaria que se realiza en el territorio nacional genera un 38 % de GEI, los cultivos aportan 58 % y la ganadería 49,2 %.
En las últimas semanas, alcaldes, líderes comunales, funcionarios de la Gobernación del Cesar, entre otros actores del departamento se han reunido para compartir y debatir una serie de estrategias que permitirían la recuperación de la calidad del área en el territorio cesarense.
Le puede interesar: “El cerro de Hurtado es un santuario que no se debe destruir”: Mesa del Árbol
Así lo dio a conocer el coordinador del Laboratorio Ambiental de Corpocesar, quien comentó que se está estructurando un programa de reducción de la contaminación del aire para determinar qué acciones se deben realizar y las entidades que se encargarán de implementarlas.
“El pasado jueves hicimos el cierre del primer ciclo con algunas entidades a las que le solicitamos su apoyo para una serie de actividades que están encaminadas a disminuir los agentes que desmejoran la calidad del aire”, manifestó.
Señaló que dicho oficio se usará como un insumo para que “la corporación a través de un acto administrativo implemente el programa e involucre a empresas y entidades para que también tomen responsabilidades en el tema”. Acotando que esperan tenerlo radicado antes de que finalice el año.
De acuerdo con el Plan de Gestión de Cambio Climático Territorial del Cesar 2032, el Cesar para el año 2016 producía el 52 % del carbón del país, por lo que las prácticas en torno a la extracción de dicho mineral aportaban más del 10 % de los gases que contaminaban el aire, ocupando así esa actividad el tercer puesto en las fuentes con mayor porcentaje de emisiones nocivas en el territorio.
En ese sentido, la empresa Cerrejón aseveró que cuenta con una Base de Monitoreo Ambiental que opera las 24 horas del día durante los siete días de la semana para vigilar la calidad del aire y que está bajo el cumplimiento de los estándares de control de las emisiones de polvo.
Así mismo, el Departamento de Monitoreo de la empresa Drummond aseveró que de manera constante verifican el estado de la calidad del aire por medio de la contratación con entidades avaladas por el Ideam. La compañía minera argumentó que como compensación ambiental siembran árboles en cinco hectáreas por una afectada, con esa medida las plantas recogen el CO2 del aire contribuyendo a su purificación.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN
@namiibb
La deforestación y la quema de residuos sólidos en botaderos ilegales a cielo abierto son algunas de las actividades que propician el deterioro de la calidad del aire debido a que provocan la presencia de altos porcentajes de material particulado y la contaminación del mismo.
Una óptima calidad del aire es uno de los retos ambientales más apremiantes del departamento del Cesar debido a que las industrias de la zona urbana y actividades económicas como la agricultura, ganadería y minería propician la generación de material particulado y Gases de Efecto Invernadero, GEI, que afectan la composición del aire y posteriormente provocan enfermedades respiratorias en la población cesarense.
De acuerdo con el coordinador del Laboratorio Ambiental de Corpocesar, Carlos Osorio, las emisiones que más afectan la calidad del aire son el dióxido de nitrógeno, el monóxido de carbono y el dióxido de azufre, así como hidrocarburos como el benceno, metano, entre otros.
“Hemos identificado que en los municipios del corredor minero hay malas prácticas en el campo agrícola, así como en la recolección y disposición de los residuos sólidos urbanos. Las personas depositan los desechos en botaderos ilegales para luego quemarlos, creando un material particulado y otros tipos de contaminantes que deterioran calidad del aire”, explicó el experto.
Argumentó que la falta de servicios públicos como el gas natural en la zona rural también afecta la calidad del aire porque las comunidades talan árboles para utilizar la madera como leña para cocinar. En ese sentido, el humo que produce la quema de ese material vegetal contamina el aire y propicia afectaciones respiratorias en quienes lo respiran.
De acuerdo con el Inventario de Gases de Efecto Invernadero para el Cesar, del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, entre otras entidades, para el año 2016 el 60 % de las emisiones de GEI provenían del sector agropecuario debido a que el 6,7 % del hato bovino nacional se encontraba para ese entonces en el Cesar, según el Departamento Nacional de Estadísticas, DANE.
El 22 % del territorio era destinado para la agricultura, de manera específica para la siembra permanente de frutales, café, cacao, entre otros, según el Plan de Gestión de Cambio Climático Territorial del Cesar 2032, que precisó que por el alto porcentaje de hectáreas cultivadas, la resiembra de cultivos permanentes era la segunda fuente de emisión de gases de efecto invernadero que afectaba la calidad del aire en el departamento.
Según el coordinador del Laboratorio Ambiental de Corpocesar, la ganadería afecta la calidad del aire por la tala de árboles y los procesos de acondicionamiento que se le hacen al suelo para crear un espacio adecuado para los bovinos, indicando que no siempre se compensa el número de árboles talados ni se realiza una óptima disposición de los residuos de esa actividad.
Lea también: El valioso legado ambiental de Miguel Ángel Sierra
En concordancia, el informe de Perspectivas Agrícolas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, aseveró que Colombia es el tercer país de Latinoamérica que más emite GEI y que en los próximos años podría pelear por el primer lugar porque solo el 40 % del área fértil para los cultivos está siendo aprovechada, y el hato ganadero de los bovinos va en 27 millones (se espera que para 2028 haya superado los 35 millones).
De acuerdo con Osorio, en el departamento la tala de árboles que se realiza en algunas ocasiones dentro del campo agrícola afectan la calidad del aire porque comúnmente los particulares hacen descapote del terreno sobre el cual se va a cultivar; es decir, remueven todo tipo de residuos de vegetación, raíces, troncos, tocones, entre otros, materiales orgánicos.
“Ese proceso de alistamiento de la tierra hace que se levante todo el material vegetal que estaba en el suelo hacía el aire y las partículas se queden en el causando un cambio en la composición del mismo. También algunos trabajadores del campo acumulan todos esos residuos para quemarlos y eso causa una grave afectación porque el humo se esparce por toda el área”, explicó.
Según la FAO, Uruguay, Argentina y Colombia son los tres países latinos con los mayores índices de emisión de GEI por la actividad agropecuaria. Para el año 2028, América Latina será responsable del 25 % de las exportaciones de alimentos en el mundo; con dicha estimación se tendría que aumentar la producción con un mayor ejercicio de la actividad agrícola, la cual está provocando altos índices de contaminación por medio de la generación de GEI.
El informe estableció que los tres países están desarrollando procesos agrícolas más extensivos que en Brasil. Colombia está en el tercer puesto porque la actividad agropecuaria que se realiza en el territorio nacional genera un 38 % de GEI, los cultivos aportan 58 % y la ganadería 49,2 %.
En las últimas semanas, alcaldes, líderes comunales, funcionarios de la Gobernación del Cesar, entre otros actores del departamento se han reunido para compartir y debatir una serie de estrategias que permitirían la recuperación de la calidad del área en el territorio cesarense.
Le puede interesar: “El cerro de Hurtado es un santuario que no se debe destruir”: Mesa del Árbol
Así lo dio a conocer el coordinador del Laboratorio Ambiental de Corpocesar, quien comentó que se está estructurando un programa de reducción de la contaminación del aire para determinar qué acciones se deben realizar y las entidades que se encargarán de implementarlas.
“El pasado jueves hicimos el cierre del primer ciclo con algunas entidades a las que le solicitamos su apoyo para una serie de actividades que están encaminadas a disminuir los agentes que desmejoran la calidad del aire”, manifestó.
Señaló que dicho oficio se usará como un insumo para que “la corporación a través de un acto administrativo implemente el programa e involucre a empresas y entidades para que también tomen responsabilidades en el tema”. Acotando que esperan tenerlo radicado antes de que finalice el año.
De acuerdo con el Plan de Gestión de Cambio Climático Territorial del Cesar 2032, el Cesar para el año 2016 producía el 52 % del carbón del país, por lo que las prácticas en torno a la extracción de dicho mineral aportaban más del 10 % de los gases que contaminaban el aire, ocupando así esa actividad el tercer puesto en las fuentes con mayor porcentaje de emisiones nocivas en el territorio.
En ese sentido, la empresa Cerrejón aseveró que cuenta con una Base de Monitoreo Ambiental que opera las 24 horas del día durante los siete días de la semana para vigilar la calidad del aire y que está bajo el cumplimiento de los estándares de control de las emisiones de polvo.
Así mismo, el Departamento de Monitoreo de la empresa Drummond aseveró que de manera constante verifican el estado de la calidad del aire por medio de la contratación con entidades avaladas por el Ideam. La compañía minera argumentó que como compensación ambiental siembran árboles en cinco hectáreas por una afectada, con esa medida las plantas recogen el CO2 del aire contribuyendo a su purificación.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN
@namiibb