Este domingo 18 de mayo la atención regional estará concentrada en el proceso de elecciones atípicas de alcalde que se llevará a cabo en el municipio de La Jagua del Pilar, sur de La Guajira.
A este proceso se llega tras la anulación en diciembre de 2024, por parte del Consejo de Estado, de la elección de José Amiro Morón Núñez, como alcalde de ese municipio, por el delito de doble militancia política. En esta ocasión las candidatas son Ivón Manjarrez, quien quedó segunda en las elecciones de octubre de 2023, avalada por el partido político ASI; y Lina Tomasa Soto, del partido de la U.
Hay muchas expectativas porque en estos momentos el ambiente que reina en La Jagua del Pilar no es el mejor frente a esas elecciones atípicas. Son diversas las voces que advierten procedimientos sospechosos que ponen en entredicho la confianza en la democracia local.
Las principales denuncias apuntan a un supuesto plan de trashumancia electoral, algo que no sería nada nuevo en La Jagua del Pilar. “Eso es un viejo y pernicioso mal, desde hace mucho tiempo en nuestro municipio el voto no se conquista con propuestas y campañas serias, sino que se impone el dinero y las maquinarias para traer gente de otros lados para votar por un candidato que ni siquiera conocen. Es un delito evidente y a la vista de todos, pero nunca se ejerce control sobre esa irregularidad electoral”, dijo un activista político de la región que prefirió omitir su nombre.
Distintos medios de comunicación han publicado que, según la Registraduría Nacional, hay 4.512 personas habilitadas para votar en La Jagua del Pilar, mientras que la proyección oficial del DANE indica que solo 2.732 habitantes estarían en edad de votar, lo cual indica que existe una diferencia de 1.780 electores que presuntamente no pertenecen a esa jurisdicción y se estaría ante una posible trashumancia electoral.
Así las cosas, estamos frente a unas elecciones atípicas que han despertado más inquietudes que buenos propósitos. No obstante, ante las masivas denuncias públicas, los jagüeros, ajenos a los bandos políticos enfrentados, no pierden las esperanzas de que esta vez las autoridades electorales tomen todas las medidas necesarias para que ese proceso se desarrolle en medio de las garantías constitucionales que deben prevalecer en este tipo de jornadas en las que está en juego la credibilidad en las instituciones y el bienestar de los habitantes de La Jagua del Pilar.
Esperemos que entidades como la Misión de Observación Electoral, MOE, la Fiscalía General de la Nación, Policía Nacional, Registraduría Nacional y el Concejo Nacional Electoral, CNE, hagan efectivos sus anuncios hechos esta semana en los que aseguraron que estas elecciones contarán con vigilancia especial. Serán estas instituciones las encargadas de frenar posibles delitos electorales este domingo en La Jagua del Pilar y garantizar que el voto sea libre y legítimo. A eso se aferran los electores y es lo mejor que pueden hacer, pero deben estar atentos y llenarse de valor civil para denunciar cualquier irregularidad que se pueda observar antes, durante y después de la jornada.
Ese es el llamado tanto para las autoridades como para los mismos electores, todos deben contribuir para que estas elecciones se desarrollen sin la sombra de los votos fantasmas, sin la manipulación de estructuras políticas foráneas, bajo el concepto de que no se puede construir democracia en arenas movedizas que atentan contra la legitimidad del poder local. La Jagua del Pilar merece otra historia.











