Según noticia de este diario, en el Cesar hay expectativa por el buen precio del algodón en la próxima cosecha. Se dice que nuevamente “el sol brillará” porque se prevée una demanda de unas 40 mil toneladas, la industria se dispone a comprar la fibra de algodón en todos los grados y a pagar de contado a un posible precio de paridad de 5´185.000/ton.
Por Imelda Daza Cotes
Según noticia de este diario, en el Cesar hay expectativa por el buen precio del algodón en la próxima cosecha. Se dice que nuevamente “el sol brillará” porque se prevée una demanda de unas 40 mil toneladas, la industria se dispone a comprar la fibra de algodón en todos los grados y a pagar de contado a un posible precio de paridad de 5´185.000/ton. Parece que los optimistas son los cultivadores del norte del departamento, los del centro y sur, razonablemente desconfiados, argumentan que no están garantizados ni el pago de contado ni el precio; las condiciones técnicas no son las mejores, el rendimiento por hectárea es bajo y el control de plagas es deficiente
Es lamentable que una actividad como la algodonera, tan extendida y tan prometedora tiempo atrás, generadora de empleo y por eso gran dinamizadora de la economía regional, esté sometida al azar y al vaivén de políticas monetarias y de comercio exterior, que los productores no controlan ni intervienen en su definición. Es función del Estado diseñar las políticas macroeconómicas pero todas tienen que responder a los intereses nacionales y no extranjeros
Uno de los tantos problemas que afrontan los algodoneros es la comercialización. Para resolverlo, el gobierno colombiano debe garantizar tres cosas: Financiación adecuada, compra del producto y un precio subsidiado. Hay que estimular al productor nacional y protegerlo de eventuales devaluaciones monetarias y de las reducciones de precios en el exterior. Es lo que usualmente hacen las economías avanzadas con las actividades agropecuarias. Por eso sus productos pueden competir ventajosamente con los de economías sin subsidios. Lo que hace actualmente el gobierno colombiano al firmar TLC por doquier puede calificarse como un atentado contra los productores nacionales. Es inaudito que se firmen acuerdos para importar productos altamente subsidiados que Colombia podría producir con un mínimo de protección. La consecuencia directa es la pérdida de empleos y la ruina de empresarios colombianos
Ahora se viene una competencia dura en el mercado del algodón. En Méjico se autorizó a multinacionales(Monsanto y Bayer, entre otras) para sembrar 2 millones de hectáreas de algodón transgénico
Este del algodón es un clásico ejemplo de cómo se maneja la economía a todos los niveles. No hay planificación, ni análisis serio, pero sobre todo no hay compromiso con el país ni con la mayoría de sus ciudadanos. Solo cuentan los intereses de quienes gobiernan que obedecen y sirven a una minoría mezquina, egoista e indolente.
Según noticia de este diario, en el Cesar hay expectativa por el buen precio del algodón en la próxima cosecha. Se dice que nuevamente “el sol brillará” porque se prevée una demanda de unas 40 mil toneladas, la industria se dispone a comprar la fibra de algodón en todos los grados y a pagar de contado a un posible precio de paridad de 5´185.000/ton.
Por Imelda Daza Cotes
Según noticia de este diario, en el Cesar hay expectativa por el buen precio del algodón en la próxima cosecha. Se dice que nuevamente “el sol brillará” porque se prevée una demanda de unas 40 mil toneladas, la industria se dispone a comprar la fibra de algodón en todos los grados y a pagar de contado a un posible precio de paridad de 5´185.000/ton. Parece que los optimistas son los cultivadores del norte del departamento, los del centro y sur, razonablemente desconfiados, argumentan que no están garantizados ni el pago de contado ni el precio; las condiciones técnicas no son las mejores, el rendimiento por hectárea es bajo y el control de plagas es deficiente
Es lamentable que una actividad como la algodonera, tan extendida y tan prometedora tiempo atrás, generadora de empleo y por eso gran dinamizadora de la economía regional, esté sometida al azar y al vaivén de políticas monetarias y de comercio exterior, que los productores no controlan ni intervienen en su definición. Es función del Estado diseñar las políticas macroeconómicas pero todas tienen que responder a los intereses nacionales y no extranjeros
Uno de los tantos problemas que afrontan los algodoneros es la comercialización. Para resolverlo, el gobierno colombiano debe garantizar tres cosas: Financiación adecuada, compra del producto y un precio subsidiado. Hay que estimular al productor nacional y protegerlo de eventuales devaluaciones monetarias y de las reducciones de precios en el exterior. Es lo que usualmente hacen las economías avanzadas con las actividades agropecuarias. Por eso sus productos pueden competir ventajosamente con los de economías sin subsidios. Lo que hace actualmente el gobierno colombiano al firmar TLC por doquier puede calificarse como un atentado contra los productores nacionales. Es inaudito que se firmen acuerdos para importar productos altamente subsidiados que Colombia podría producir con un mínimo de protección. La consecuencia directa es la pérdida de empleos y la ruina de empresarios colombianos
Ahora se viene una competencia dura en el mercado del algodón. En Méjico se autorizó a multinacionales(Monsanto y Bayer, entre otras) para sembrar 2 millones de hectáreas de algodón transgénico
Este del algodón es un clásico ejemplo de cómo se maneja la economía a todos los niveles. No hay planificación, ni análisis serio, pero sobre todo no hay compromiso con el país ni con la mayoría de sus ciudadanos. Solo cuentan los intereses de quienes gobiernan que obedecen y sirven a una minoría mezquina, egoista e indolente.