CRÓNICA

Don Víctor Cohen Salazar, alma del carnaval de Valledupar, y su relación con Gabo

Un viernes de Carnaval por la noche, del año de 1982, luego de recibir un diploma como ‘’gran bebedor’’, de parte de la Junta Central del Carnaval, en la lectura del bando, murió Víctor Cohen Salazar a la edad de 90 años.

Don Víctor Cohen Salazar, alma del carnaval de Valledupar, y su relación con Gabo

Don Víctor Cohen Salazar, alma del carnaval de Valledupar, y su relación con Gabo

Por: Ruth

@el_pilon

canal de WhatsApp

Un viernes de Carnaval por la noche, del año de 1982, luego de recibir un diploma como ‘’gran bebedor’’, de parte de la Junta Central del Carnaval, en la lectura del bando, murió Víctor Cohen Salazar a la edad de 90 años.


Él era un personaje legendario, nacido en 1896; se caracterizó por su espíritu alegre, sus exquisitos modales, y declamaba con maestría los versos de Cervantes y de los románticos colombianos, tenía dominio y conocimiento literario de don Andrés Bello; con mucho glamour y una gran educación, organizó los carnavales que ya casi habían desaparecido en 1940 y fue gran animador de los bailes populares del carnaval.


Fue cultor de las artes, de muy buen vestir, con lo cual reflejaba su exquisita personalidad; tenía un gran sentido del humor, amaba la comedia, el teatro y las artes plásticas, él introdujo la moda de los salones, desfiles de reinas y las carrosas; fue en su salón Rancho Alegre donde se coronó Cecilia Pupo, la primera reina del Carnaval.


Siendo muy joven se estableció en Puerto Colombia, Atlántico, donde trabajaba como receptor de cargas, oficio que le permitió desarrollar sus relaciones y don de gentes, con los personajes que llegaban en los barcos extranjeros. No es extraño encontrar fotografías de él con Greta Garbo y demás artistas de talla internacional. Cuando regresó a Valledupar en 1940, donde fundó el hotel Buenos Aires en el lugar en que hoy está Corfimujer, el cual trasladó mas tarde a la plaza Alfonso López, con el nombre del hotel Wellcome (“Bienvenido”). Allí abrió también la primera heladería de la ciudad en 1950 que le dio tanta felicidad a los niños. En los corredores del hotel había mesas de billar y hamacas, donde se acostaba Gabriel García Márquez como huésped, para hacer la siesta, leer y aliviar el calor.

Varios personajes celebrando el carnaval. De izquierda a derecha: Evaristo Gutiérrez, el teniente Torres, Inesita Sierra, el Yìo Pavajeau,  Rodrigo Castro, Nicolás Baute, Gloria Pumarejo (quien fue reina del Carnaval), Oscarito Pupo y Lilián Montero; aparecen también algunos muchachitos del pueblo. Todos interpretaban el Baile del Pilón. Foto: Daniel Romero.

El hotel Wellcome fue centro de actividades sociales, donde se reunían a dialogar y a comentar las últimas noticias y en donde don Víctor intervenía con un gran asertividad.
Don Víctor era muy cuidadoso de guardar la moral en su hotel, ya que algunos de sus huéspedes eran disipados.


Sus padres Elías Cohen, oriundo de Bolívar, y su madre Dolores Salazar, llegan al Valle y viven en la casa que hoy es del doctor Leonardo Maya, frente al antiguo convento de San Francisco.
El apellido Cohen es de origen judío y significa ‘’sacerdote’’ en hebreo; los sacerdotes de apellido Cohen descienden de la tribu de Leví. Y Leví fue uno de los doce hijos de Jacob; sólo los descendientes de Leví tenían derecho a ser sacerdotes. No es extraño que don Víctor, por heredar los genes de los Cohen, que eran sacerdotes, fuera un gran orador.


Es necesario destacar que en su hotel Wellcome, tuvo como huésped a Gabriel García Márquez, cuando era un vendedor de enciclopedias pagaderas por cuotas en la provincia de Padilla, desde Valledupar a Riohacha; pero al retirarse del hotel se dio cuenta que debía el doble de lo que tenía presupuestado, por ello Gabo firmó un vale o una factura donde quedaba debiendo diez pesos, que le prometió pagar muy pronto cuando regresara; pero pasaron 30 años y Gabo no cancelaba el vale. más tarde, en 1983, cuando el escritor visitó a Valledupar para ser jurado del Festival Vallenato y siendo ya premio Nobel, asistió a un desayuno en la casa de la Cacica. Estando en la mesa llegó Víctor Cohen, quien ya en esa época era un hombre calvo, de ochenta años, con un bigote elegante, vestido de lino blanco, zapatos blancos, de caminar elegante, derecho, culto, refinado; Gabo al verlo exclamó: “¡Don Víctor!”, y se abrasaron; don Víctor se le acerca a la mesa y sacó del bolsillo un papel muy arrugado, que era el vale que cuidadosamente había guardado durante 30 años; Gabo al reconocerlo soltó una risotada que contagió a Don Víctor y le dijo: ‘’Como le prometí pagarle cuando regresara, hoy lo hago porque estoy de regreso’’. Don Víctor no aceptó el pago, y ambos celebraron el encuentro.


Víctor Cohen fue socio fundador del club de Leones Monarca de Valledupar. Sus disfraces eran muy originales. Fue nombrado jefe de protocolo del Club Valledupar; después fundo su salón Rancho Alegre al lado de la radio Guatapurí.


Sus exequias se llevaron a cargo al son del ‘’Amor, amor’’, himno vallenato, como él lo había pedido; don Víctor era una persona altruista, gran lector, muy amigable y gozaba de una gran creatividad, él fue quien inventó y creó el escudo de Valledupar que después fue dibujado por el caricaturista Jaime Molina.


No se perdía de asistir a los reinados de belleza en Cartagena, él amaba a las mujeres. En su hotel Buenos Aires fundó una escuela para enseñarles a los vallenatos los buenos modales, así educó a diez jóvenes que se disponían a estudiar carreras profesionales en universidades de prestigio, pero que no sabían ni siquiera manejar los cubiertos y trinches, ya que estaban acostumbrados a comer con cuchara, pero también se recuerda que le enseñó a las jovencitas vallenatas, que eran algo montunas, tímidas y penosas, a caminar con elegancia y a modelar en las pasarelas cuando se les ofreciera ser reinas de belleza; esto porque las señoritas de esa época caminaban encorvadas, escondiendo la elegancia del busto; él dejó la cultura de la elegancia y de los buenos modales.

Víctor Cohen colocándole la banda a la primera reina de las Vicarias, llamada Sixta Torres; las Vicarias eran las mujeres de la tercera edad. Foto: Daniel Romero.


Mas tarde se estableció al lado de la radio Guatapurí, donde organizó una caseta para bailes.
El psicoanalista Sigmund Freud nos dice que el ser humano cuenta en su psiquis con una instancia que se llama el inconsciente, este es como el cuarto de San Alejo, allí guardamos nuestros deseos reprimidos, lo que hubiésemos querido ser, nuestros resentimientos, nuestros rencores, amores y desamores, deseos de venganza, lo que no nos gusta de nuestros gobernantes y nuestras verdaderas tendencias sexuales, etc. Don Víctor, como hombre culto, era conocedor de esta teoría, por ello apoyaba los carnavales y los fortalecía porque era un hombre sabio.

Don Víctor Cohen haciendo el pesebre en las navidades, con mucho arte y devoción y a la vez cantando villancicos, para Don Víctor el pesebre era una representación teatral y el amaba el teatro.  Fotos: Daniel Romero.

En los Carnavales, sin darnos cuenta y como todo se nos permite sin recibir castigo, sacamos afuera todo esto que teníamos escondido, pero en forma de disfraz, de letanías, recitando estribillos y décimas, echándole sátiras e indirectas a las autoridades, para que corrijan el rumbo; Por ello no merecen ningún castigo porque en los carnavales se vale todo y todo es permitido, es el momento del desahogo, o sea que después del carnaval las personas del pueblo quedan descansadas, porque han sacado afuera de manera inocente, todo lo que tenían guardado y reprimido. Es por ello que son importantes los carnavales, como un medio de higiene mental, lo cual era sabido conocido por Don Victor; después de los carnavales, se disminuye la violencia, pues ellos son la terapia y el enjuague del alma, es por ello que no es conveniente suprimirlos.
Por todo lo anterior, don Víctor ideó el uso de los capuchones, donde la identidad queda escondida y esto permite echar una cana al aire. El uso de la Maizena no es conveniente porque atenta contra la salud.

Se puede dar el caso de en los carnavales, que un hombre se disfrace de mujer, mostrando hacia afuera algún deseo reprimido de pertenecer al sexo opuesto y lo contrario, también una persona muy agresiva prefiere disfrazarse de tigre o una persona muy pacífica y tímida pueda disfrazarse de paloma o de oveja, etc.; también se puede ver un hombre besando a otro hombre. En conclusión, en el carnaval se vale todo.
Los psicòlogos deberían descubrir qué hay detrás de cada disfraz, pues el carnaval es un laboratorio humano, oculto.


Los carnavales fueron traídos por los españoles y los portugueses a América, junto con los villancicos, las rondas de los niños, los cantos de cuna, las serenatas, los cantos gregorianos, las riñas de gallo, las corridas de toros y la Semana Santa.
El origen de los carnavales data de 3.000 años antes de Cristo, en Egipto; de allí pasan a Grecia,
a Roma y a España.

Por: Ruth Ariza Cotes
Fotografías: Daniel Romero

Temas tratados
  • carnaval
  • Gabriel García Marquéz
  • valledupar
  • Víctor Cohen Salazar

TE PUEDE INTERESAR